Desconcierto en el Real Zaragoza: Ander Herrera comunica que renueva con el Athletic de Bilbao

Bomba atómica en el seno del Real Zaragoza. Ander Herrera ha dado un giro de 180 grados a la opción de su fichaje por el club aragonés, que él manifestó siempre desear y esperar en esta recta final de su carrera (cumplirá 35 años en agosto), y anunció este miércoles que va a renovar un año más con el Athletic de Bilbao, donde ha militado en una segunda etapa en las dos últimas temporadas.

Esta decisión del futbolista bilbaíno, criado en la cantera del Real Zaragoza y con domicilio zaragozano desde niño, ha originado inevitablemente un estado de conmoción en muchos sectores del zaragocismo. En la cúspide de esa afección se halla el propio entrenador, Víctor Fernández, que en las últimas fechas se significó públicamente como su gran valedor de cara a convertirse en el abanderado sentimental y futbolístico del proyecto ganador que pretende dirigir el técnico del barrio Oliver. 

De hecho, en las reuniones mantenidas por Víctor en Madrid con buena parte de los consejeros y ejecutivos de la SAD para acordar la continuidad del entrenador al frente del equipo, una de las cuestiones principales fue lograr la bendición de estos a una operación extraordinaria que, de llevarse a cabo, supone (suponía) la evaporación de muchos miles de euros en techo salarial. Y Fernández regresó el martes de la capital de España con la aquiescencia de los dirigentes, por lo que todo el mundo daba por hecho que Ander Herrera, en un tiempo muy breve, se iba a convertir en el primer gran fichaje de este verano de 2024 en las filas del Real Zaragoza. 

No hay una explicación concreta de la razón (o razones) que ha llevado a Ander Herrera a ejecutar este cambio de paso tan radical. Al menos a esta hora del mediodía del miércoles. El centrocampista tenía en la nevera guardada la oferta de renovación del Athletic de Bilbao, por un año más y unos emolumentos a la baja respecto del que ha sido su salario hasta este 30 de junio. Pero siempre dijo esperar a que el Real Zaragoza le comunicara su interés por que regresase al club donde se formó para poner punto final a su trayectoria profesional, como fue su deseo público manifestado permanentemente de modo público y sin ambages. 

En Zaragoza, él y todo su entorno sabía que el salario iba a ser el mínimo que exige La Liga para los profesionales en Segunda División, en torno a los 95.000 euros, aunque al club le iban a computar -por la fórmula que rige en la normativa de la competición desde hace unos años- algo más de 750.000 euros de gasto salarial al provenir de un equipo de Primera División y tener declarada una ficha de alrededor de el doble de esa cantidad. 

Con la decisión de Ander de continuar un año más en Bilbao, donde el futbolista cobrará muchísimo más que esos 95.000 euros, todos estos movimientos, que estaban estudiados, consultados y programados desde hace días, quedan en agua de borrajas y ya nada tiene sentido. A Víctor Fernández, que con la llegada de Herrera esperaba a un futbolista que iba a aportar "un nivel alto, o altísimo" de calidad futbolística y, además, iba a acarrear al grupo "una pasión zaragocista tremenda que aportará mucha ilusión" al entorno y al propio vestuario, se le rompe una de sus principales bazas y uno de los puntos de amarre iniciales más importantes en su nuevo plan para el Real Zaragoza.