gastronomía
Un veraniego plan con vistas a Zaragoza que une sabores aragoneses con los más exóticos
El tataki de atún y el confit de pato son dos de los platos que más cautivan de este restaurante, junto con el postre de cerezas, merengue y helado de violetas.
Había una canción que decía "el verano ya llegó y la fiesta comenzó". Una fiesta gastronómica (y también estival) es la que ya se vive en el Restaurante Celebris de Zaragoza. Con unas vistas de la ciudad desde la ribera del río Ebro, el espacio gastronómico del Hotel Hiberus sigue apostando por una cocina mediterránea y presenta, como es habitual, una carta de verano que disfrutar tanto en el interior del edificio como en la amplia terraza.
El cocinero Julio Zarza y el resto del equipo han diseñado una carta en la que el producto local y los sabores más frescos de la temporada son los protagonistas. Eso sí, no se pierden los matices cítricos y el legado de la tradición gastronómica asiática o india.
De la nueva oferta que proponen, uno de los platos que llama más gustan es el tataki de atún sobre un lecho de verduritas en escabeche. La receta seduce en el paladar e invita a saborearlo con mimo. También cautiva el lingote de 'confit' de pato y ciruelas con salsa al moscatel de Ainzón. Ambos platos protagonizan la sección de carnes y pescados. La fusión de sabores del mundo se descubre en el carpacho de gambón con alga wakame y sorbete de lima y albahaca. El Ternasco de Aragón I. G. P. es una bandera de este restaurante zaragozano. En esta ocasión lo elaboran a baja temperatura y también se desvelan los sabores exóticos, con baba ganoush y miel de La Ribagorza.
Dos propuestas muy frescas son la ensalada de tomate rosa, burrata, piñones, pipas de calabaza y pesto, al igual que la ensaladilla de mariscos con mayonesa de txangurro, huevas y pan carasatu verde. También muy de verano es el salmorejo, que repite en la carta estival de Celebris cada año, no obstante, en esta ocasión cobra protagonismo de la sandía junto a helado de aceite de oliva virgen extra y los boquerones en vinagre. Otro de los platos que se mantiene es la pata de pulpo con patata revolcona, ‘airbag’ de torrezno y pimentón de la vera, además de los ya clásicos huevos rotos con patata gajo, huevo 63º y jamón ibérico de Celebris. Junto a todos ellos, proponen arroz meloso de calamar, carabinero y mayonesa cítrica.
A pesar de estos sabores de salado, hay que reservarse para el gusto dulce porque lo merece. El postre de cerezas es sublime, en el que se encuentra una combinación de texturas y sabores, con la presencia de un merengue seco y de un helado de violetas. Además de esta original propuesta, está la tarta de queso patamulo y flor de almendras.
Alejandro Martínez, jefe de sala, ofrece las nuevas referencias de vinos blancos y rosados, y entre los tintos se recupera un clásico de la casa: Viña Tondonia Reserva, de la denominación de origen de La Rioja. Además, valoran los vinos aragoneses, que guardan todo el protagonismo de la bodega. Se puede degustar hasta el mes de septiembre.
También existe la opción de un menú de mediodía, que se sirve de lunes a viernes -excepto festivos- y que varía cada semana, ya que se ajusta a los productos de cada temporada. Está formado por un entrante, plato principal y postre, con agua y vino incluidos por 32 euros por persona. Además del menú degustación, que está formado por una selección de platos de la carta y bodega incluida por 47 euros. Los clientes que lo deseen, tienen uso de aparcamiento gratuito.
