gastronomía

El restaurante Diamó apuesta por tradición e innovación en Castejón de Sos

En este establecimiento, productos y elaboraciones de la montaña van de la mano de un recetario moderno.

Antonio Minchot, hijo y padre, y José Ramón Minchot, en el comedor de Diamó.
Antonio Minchot, hijo y padre, y José Ramón Minchot, en el comedor de Diamó.
A. Toquero

En el restaurante Diamó de Castejón de Sos, tradición e innovación se dan la mano alrededor de buenas materias primas entre las que hay muchos productos de temporada y del entorno. Los hermanos Antonio y José Ramón Minchot y sus padres llevan más de 50 años al frente de este negocio, aunque el restaurante funciona desde hace doce. También dirigen un hotel con el mismo nombre.

El diseñador e interiorista oscense Vicente García Plana fue el responsables de la reforma integral del restaurante, que ha soportado muy bien el paso del tiempo. Piedra, hierro y madera son los grandes protagonistas en dos comedores cómodos y prácticos.

Diamó está en la montaña y se nota en la carta, pero el recetario está puesto al día. Platos típicos del valle de Benasque, carnes a la parrilla, asados, pescados, entrantes y opciones para compartir son la base de la propuesta gastronómica, pero poniendo el foco en los detalles hay unos cuantos muy interesantes.

El vino es uno de ellos. La bodega está trabajada. En Diamó han diseñado su propio mapa del vino, muy visual, para tomar fácilmente la decisión de qué elegir. Destaca el protagonismo de las propuestas de Vignerons de Huesca con la presencia de El Vino del Desierto, Sers, Edra o Estrada Palacio. También hay una cuidada selección de la D. O. Somontano alrededor, por ejemplo, de El Grillo y La Luna, y de Enate.

La mirada local está presente en los quesos (Saravillo, El Benasqués, Bal de Broto, Litera…) y, por supuesto, en el tomate rosa de Barbastro, acompañado de atún rojo Balfegó en la presentación de un tartar.

Los ceps (boletus edulis), tan presentes en el entorno de Castejón, aparecen diseminados por la carta. Se pueden degustar asados con yema de huevo y virutas de parmesano, en un canelón, incorporados a un risotto o con foie fresco junto a una crema de melocotón y miel del Pirineo.

El recau (potaje típico del Valle de Benasque) es uno de los argumentos más tradicionales de la carta. Es un plato de invierno, pero en el restaurante Diamó se mantiene durante todo el año. En el otro extremo hay alguna receta para la clientela más atrevida, como el tuétano de vaca con vieiras, sardina ahumada y patatas panadera.

El repertorio de carnes es amplio. Junto a la clásica paletilla de cordero asada a baja temperatura la oferta es muy variada: magret de pato, cochinillo, presa ibérica, entrecot y solomillo de ternera ecológica del Pirineo…

En fin, que hay mucho donde elegir, pero si uno no se quiere complicar demasiado la vida se ofrecen tres menús cerrados (para compartir entre dos personas) donde se resume la propuesta gastronómica de este restaurante familiar.

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