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Cómo corteja el Real Zaragoza a los nuevos fichajes para que acepten venir a un proyecto ganador

El lateral Calero dio en su presentación oficial las claves del método de seducción de Cordero y Víctor Fernández en un verano difícil, donde es complicado convencer de que este equipo va a aspirar a ascender tras 4 ligas caóticas.

Juan Carlos Cordero, el director deportivo del Real Zaragoza, en la presentación de Calero y Bazdar la semana pasada.
Juan Carlos Cordero, el director deportivo del Real Zaragoza, en la presentación de Calero y Bazdar la semana pasada.
José Miguel Marco 

Es necesario ponerse en situación, con mucha concreción y exactitud, para entender la profundidad y envergadura de las dificultades que están teniendo desde el inicio del verano Juan Carlos Cordero y Víctor Fernández para darle la vuelta a la plantilla casi por completo. 

No es cuestión solo de dinero. Lo más relevante, aunque no lo parezca, es la capacidad de seducción, la credibilidad que transmitan a los receptores de sus ofertas. Es difícil vender que este Real Zaragoza de julio de 2024 va a mutar a ser un equipo ganador, exitoso, cabecero en la tabla y aspirante firme al ascenso

Todas estas virtudes son las que están arguyendo el director deportivo y el entrenador. Ambos son los motores orales de infinidad de conversaciones con futbolistas desde inicios de junio. Incluso antes de desmontar la deficiente composición del plantel que el año pasado, por 4ª liga consecutiva, estuvo merodeando el descenso a Primera RFEF y lo eludió matemáticamente y con sumos apuros en la penúltima jornada, el mecanismo de restauración masiva del vestuario obligaba a ir incorporando futbolistas nuevos. 

Y ya han llegado los 6 primeros. Femenías, Soberón, Gori, Tasende, Calero y Bazdar son los primeros que han escuchado los cortejos de Cordero y Víctor y han dado el sí quiero. Ellos siempre tendrán ese valor de apostar por lo desconocido, de mostrar un acto de fe en lo que desde el cuadro de mandos deportivos de un club tan abollado en la última década (larga) de permanencia en Segunda División les ha trasladado como dote, como apuesta profesional. Los que faltan por venir siempre estarán ubicados en un vagón posterior en el tiempo. Estos seis han venido más a ciegas de lo que lo harán los que restan por fichar

Cordero y Víctor venden un cambio radical del papel del Real Zaragoza en la rutinaria, mecanizada, constreñida legalmente y encorsetada normativamente Segunda División española. Cuentan a los futbolistas, a veces directamente, otras veces a través de sus agentes y representantes, que en el histórico club zaragozano se han acabado las penurias de todo tipo. Que con la nueva propiedad se va a crecer de inmediato y con pie firme. 

Se esgrimen las obras del nuevo campo de La Romareda, ya en marcha desde el pasado día 5. Se va hacia un estadio magnífico, de primer nivel mundial. Se huye de una década que en buena parte de su guion ha resultado ominosa para el zaragocismo clásico y tradicional. Se explica a los que se pretende fichar que nada va a volver a ser como ha sido hasta hoy desde 2013, cuando el equipo se despeñó de Primera División sin capacidad alguna de reacción. 

El plan pasa por un Zaragoza engrandecido, con mayor respaldo económico. Por esto se ha empezado por enseñar a todo el mundo cómo se hacen de nuevo fichajes pagando traspasos, casos de Bazdar, millonario, y Calero, 300.000 euros. 

A quienes vinculan en el fútbol moderno al Real Zaragoza con un equipo del pelotón de los pobres, de los que sufre para sobrevivir dinerariamente, de los que paga poco, de los que salvo escasas excepciones siempre se mueve de mitad de tabla hacia abajo, se les está trasladando un discurso de fractura con ese hecho peyorativo. Esto ya es pasado, nunca más va a volver a suceder. 

Se pretende que haya un antes y un después de este verano. Se advierte que está naciendo un Zaragoza pujante, es el kilómetro cero de algo diferente, con aureola de éxito, que ha de acabar en Primera más pronto que tarde. Esto es lo que se emite desde la voz de Cordero y Víctor a todos los que los escuchan y tratan con ellos. 

Calero y su sinceridad incontenida

Iván Calero, el lateral derecho fichado del Cartagena hace una semana (a golpe de talonario, como en los viejos tiempos), describió inconscientemente parte del contenido de las negociones mantenidas con Cordero y con Víctor en los días previos a su contratación por el Real Zaragoza. El madrileño de Parla es paradigma a estas alturas del verano.

"El equipo se está construyendo y va a tener grandes jugadores", dijo enfáticamente Calero. Con esa premisa ha firmado él en esta entidad. Viene a jugar en un bloque ganador, con futbolistas plenos de aspiraciones. No pretende ser este Zaragoza uno más, como se tenía asumido mayormente años atrás. 

"Habrá que llegar a las 8 o 10 últimas jornadas de la liga con aspiraciones de todo", abundó en otra aseveración repleta de ambición. Antes, Calero ya había dicho ante la prensa que había dicho sí a fichar "por el interés de Cordero, de Víctor Fernández y por el calibre de la apuesta que me han transmitido"

Pasar de ser un equipo del ramillete de los modestos, de los escasos en recursos financieros y de malas clasificaciones a ser uno de los grandes de la categoría tiene esta dura travesía del desierto en el primer verano, el del cambio radicar de pareceres y fórmulas de conducta en el mercado. Hay que hacerlo saber, contarlo y lograr que los de en frente se lo crean.  Y en eso están aún Cordero y Víctor. Les falta lo fundamental.

Porque, los 6 jugadores citados, sin entrar en menosprecios apriorísticos, no han de ser los puntales básicos del nuevo plan. Son importantes, sí, van a tener mucho valor en la remozada plantilla. Pero las 'estrellas', los que traigan veteranía, trayectoria larga en la división (o incluso en Primera), los primeros espadas del reforzado equipo que se pretende, aún tienen que apreciar con mayor nitidez que este proyecto de engrandecimiento va en serio y con firmeza. Que no es un farol ni una farutada vacía. Estos aún no han dado el paso definitivo.

En cuanto uno de esos diga sí, es muy probable que los otros vengan en catarata. Son las cosas de este tipo de transiciones desde las miserias hacia la clase acomodada y solvente. A quien conoce la plaza desde hace un tiempo, le puede el cliché. Le cuesta encontrar puntos de fiducia, de confianza, de tranquilidad por venir a formar parte de lo nuevo. 

Esto da muestras de la devaluación inexorable que ha tenido la marca histórica "Real Zaragoza" desde que la arrasó el agapitismo hace más de 10 años. Reflotar la nave es labor de orfebres. 

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