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El defensa central argentino Franco Russo, opción barajada por el Real Zaragoza

Ex jugador del Mallorca en Primera División y de la Ponferradina, pertenece al Ludogorets Radgrad de Bulgaria y ha jugado los últimos 6 meses cedido en el Leuven de Bélgica. Tiene 29 años, mide 1,86 y es diestro.

Franco Russo, en un partido con el Ludogorets de Bulgaria.
Franco Russo, en un partido con el Ludogorets de Bulgaria.
Ludogorets X

Franco Russo, rocoso defensa central argentino con amplio conocimiento del fútbol español y que ahora pertenece al Ludogorets Razgrad de Bulgaria, se maneja desde hace unos días como una opción para reforzar el eje de la zaga del Real Zaragoza, en disyuntiva por parte del jugador con ofertas de otras ligas de Europa y América.

Russo, de 29 años (cumplirá los 30 en octubre), mide 1,86, es diestro y se caracteriza por su fortaleza defensiva, tanto al corte, como en la anticipación y en el juego aéreo, faceta en la que también aporta en ataque. En la segunda parte de la pasada temporada 23-24, su club actual lo cedió al OH Leuven de Bélgica (10º clasificado en la liga belga), del que ha regresado a tierras búlgaras en julio. 

El bonaerense está, por ahora, incluido en un ramillete de posibilidades que el área deportiva del Real Zaragoza estudia con minuciosidad y en la que no está solo. Juan Carlos Cordero, el director deportivo, y sobre todo Víctor Fernández, el entrenador, quieren hilar muy fino a la hora de elegir en la posición del centro de la defensa, que se considera de máxima relevancia en el rediseño del equipo. Por eso, Russo está en dura competencia con otros candidatos a fichar por el cuadro zaragozano, hecho que dependerá asimismo de las condiciones económicas que finalmente se logren acordar con los clubes de turno en los que juegan los aspirantes a venir a Zaragoza.

Paralelamente, Russo está siendo ofrecido en diversos clubes dispares, europeos y americanos, con la liga mexicana como foco de mayor seducción por razones económicas. El sí o el no al Real Zaragoza ha de producirse, no obstante, en pocas horas. No cabe en este caso una larga negociación. Enseguida se sabrá la solución, en positivo o negativo. 

Russo tuvo su pico de mayor rendimiento en su carrera en el Real Mallorca, donde jugó dos temporadas en Primera División (21-22 y 22-23) tras el último ascenso de los baleares, éxito en el que él también participó en la 20-21. De hecho, el sudamericano conoce la Segunda por haber estado antes cedido en la Ponferradina, en la 19-20.

Fue desde Mallorca cuando decidió dar el salto a otras ligas europeas, eligiendo el Ludogorets Razgrad búlgaro en enero de 2023, tras contar poco en los planes del cuadro bermellón en la primera vuelta.

El año que más jugó fue el de Ponferrada, con 36 partidos y un gol en su balance. En Mallorca, en el primer año en la élite de los de Son Moix, participó en 19 partidos y también anotó un gol. En Bulgaria, el año pasado firmó 14 partidos y un gol en un equipo que fue campeón de liga. En la última campaña, empezó allí y jugó 11 duelos, con 2 goles en su haber, pero en enero fue cedido al OH Leuven belga, donde ha jugado 12 partidos y ha marcado un tanto. 

Con pasado en Aragón... en el Tamarite

Russo tiene, en su etapa de adolescencia y juventud, una historia singular y emocionante en lo referente a su modo de engancharse al fútbol profesional. Con 17 años decidió abandonar su casa en Argentina, siendo jugador de un modesto equipo (el Atlético All Boys) para buscar el triunfo en Europa. Siendo aún juvenil, hizo una prueba en la cantera del Rayo Vallecano con el mal fario de lesionarse ese día y quedar de baja un tiempo importante. Cuando tenía apalabrado su fichaje por los rayistas, se quedó sin nada. 

Un representante le ofreció seguir probando en España y lo llevó al Lleida, donde no fue bien tratado en un club lleno de problemas internos. Con una mano delante y otra detrás, a Russo únicamente le plantearon la opción de fichar por el Tamarite, club oscense de la Tercera Division aragonesa, para no tener que volverse a Buenos Aires con el tiempo perdido. La oferta era de 50 euros a la semana y un piso a cuenta del club. Lo pensó y aceptó. Todo menos regresar a Argentina fracasado. 

El zaguero recuerda cómo debía calcular al céntimo sus gastos para no pasar hambre y cómo se pasó sin salir de casa todo aquel tiempo en La Litera, pues no le era posible gastar ni en un café. 

Le fue bien en el Tamarite, entró por el ojo de varios representantes que conocían su historia y consiguió que uno lo ubicara en la cantera del Espanyol de Barcelona, en donde alcanzó el equipo filial y jugó en Segunda B entre 2015 y 2017. Ahí floreció Russo, que aún tuvo que pasar por una cesión al Vilafranca (del Penedés) en Tercera catalana y por otra al Ontinyent valenciano antes de fichar por el Mallorca y dar el salto al profesionalismo con su cesión a la Ponferradina. Unas curiosas credenciales que ganarán valor si, finalmente, Russo ficha por el Real Zaragoza. Por ahora, es solo uno de los candidatos a hacerlo, bien considerado, pero todavía sin definir con concreción en pugna con otras opciones que maneja Cordero de la mano de Víctor Fernandez.

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