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El Real Zaragoza no logra abrir el grifo de las múltiples operaciones que precisa

Juan Carlos Cordero, el director deportivo, encara los últimos 10 días de junio y se acerca al inicio de la pretemporada sin consumar una sola salida de las perentorias y sin poder anunciar el primer fichaje. 

Juan Carlos Cordero, director deportivo del Real Zaragoza, en una de sus ruedas de prensa del año pasado.
Juan Carlos Cordero, director deportivo del Real Zaragoza, en una de sus ruedas de prensa del año pasado.
Toni Galán

En el paso del ecuador de la tercera semana de entre ligas, cuando ya se encaran los últimos 10 días de junio y la pretemporada del Real Zaragoza se adivina a solo 18 fechas vista, Juan Carlos Cordero, su director deportivo, no ha conseguido aún abrir el grifo de las operaciones de envergadura que la remodelación de la plantilla requiere en este verano de 2024. 

Ni una sola salida de las perentorias ha podido ser anunciada. Ni un solo fichaje de los muchos que se espera consumar ha adquirido forma definitiva. Gestiones, hay decenas abiertas, como es obvio. Pero en ningún caso se ha hallado la fórmula para firmar negro sobre blanco al menos una de ellas. 

El verano, como punto de partida, siempre se asevera que es largo. Que desde el 3 de junio (horas después de acabar la última jornada este año) hasta el 31 de agosto, cuando acabará el mercado estival de fichajes, hay un mundo para actuar, negociar y culminar tratos. Pero, en realidad, los tiempos son mucho más constreñidos para los ejecutivos y actores del negocio del fútbol profesional. Y el Real Zaragoza del presente, al que el entrenador Víctor Fernández quiere volver a convertir en un favorito al ascenso tras cuatro temporadas harto deficientes en las que se ha coqueteado permanentemente con el descenso a Primera RFEF (fuera del fútbol de élite), está muy obligado a obrar con una cadencia de velocidad que no se ajusta, de entrada, a la que manifiestan sus primeros 19 días de mercado, nulo a todos los efectos en hechos consumados de los de primer rango. 

La renovación y ampliación del modesto contrato del juvenil Liso hasta 2029 es lo único que aparece en el inventario del Real Zaragoza 24-25 por ahora. Calderilla dentro del volumen de cuestiones pendientes. 

Víctor Fernández, que adquirió el compromiso con la propiedad, en una cumbre celebrada en Madrid con varias reuniones decisivas, de que se iba a reconstruir el equipo de modo profundo para obrar una plantilla con aspiraciones para optar a subir a Primera División y salir del anodino y peligroso presente en bucle que se padece desde 2020, lanzó antes del inicio de las vacaciones un claro mensaje al respecto: "Tenemos por delante mucho trabajo, muchísimo e importante trabajo que nos obliga a no perder ni un solo minuto en preparar el proyecto del año que viene".

En verano, en los clubes, el reloj va que vuela. Las necesidades de los entrenadores acaban riñendo, en muchos casos, con las estrategias de los directores deportivos en el mercado y, especialmente, con las tácticas dilatorias de los agentes y representantes de los futbolistas, que son piezas de control remoto en la inmensa mayoría de conversaciones o litigios. 

Cordero, el año pasado a estas alturas de junio, ya había logrado dar rienda suelta a su mercado. Además de haber hecho balance del mal curso anterior en una rueda de prensa que este año se ha saltado con pértiga (la hizo el 1 de junio de 2023), ya había rescindido el contrato de uno de los sobrantes, Larrazabal; había fichado al primer nuevo, Maikel Mesa; y había cerrado las renovaciones -deseadas- de Lluís López y Rebollo. No era mucho, pero evidentemente fue bastante más que en la actualidad, 12 meses más tarde. 

Esta vez, cuando se aguarda en torno a una decena de bajas de futbolistas con contrato en vigor que no cuentan o son prescindibles (Poussin, Bakis, Enrich, Rebollo, Jair, Lecoeuche, los cedidos que vuelven Bermejo, Sabin Merino, Luna...), al margen de otros que puedan salir por voluntad de la otra parte (Maikel Mesa y tal vez algún otro traspasable), es evidente que cada hora que pasa, cada jornada que transcurre, introduce mayor presión al despacho del director deportivo. 

En el sentido contrario, también se prevén alrededor de una docena de fichajes, todos con vitola de titular o de apuesta para ello. Porque se trata de hacer un equipo nuevo en los créditos principales, sin entrar en los secundarios o figurantes. Y a 20 de junio, todo son culebrones de verano, filtraciones de fases previas a las posibles contrataciones, que no han sido rubricadas en ningún caso de los traslucidos. 

El nuevo director general, Fernando López, llegado desde Canadá en vez del recolocado Raúl Sanllehí (se ha ido con Jorge Mas de segundo al Inter de Miami estadounidense), dijo en 'petit comité' en su presentación ante algunos miembros de los medios de comunicación y sucedáneos el pasado viernes, día 14, que "Cordero y Víctor están muy liados, están echando humo los dos, va a haber movimientos pronto, creo que están cerca". En este caso, pronto y cerca equivalen a, al menos, una semana. Un tiempo que no es nada en la inmensidad de una vida pero que en un mercado de verano se erige en un trecho de enorme valor, tanto si se aprovecha como si se atraviesa en vacío. 

Por el momento, la presencia en el mercado del Real Zaragoza en los primeros 18 días de actividad deja un balance de cero salidas y cero fichajes. Cerocerismo. La afición, el zaragocismo en pleno, espera con ansias las primeras certezas. Y, lo que es más importante, las necesita ir conociendo y manejando el entrenador, puntal básico del plan de presente, Víctor Fernández.

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