REAL ZARAGOZA

Los marcadores de La Romareda, diversos, útiles, singulares y en varias ubicaciones

En los 67 años de vida del estadio, tan importante accesorio fue manual y mecánico largo tiempo, en ambos fondos y en lo alto de la Tribuna de General. Uno tuvo un reloj analógico maravilloso. En los 80 hubo videomarcadores fugaces que acabaron en los actuales, electrónicos pero básicos.

Así era el marcador del Fondo Sur que rigió durante casi toda la década de los años 70 en La Romareda. El reloj analógico que marcaba del minuto 1 al 45 de cada tiempo era único en España.
Así era el marcador del Fondo Sur que rigió durante casi toda la década de los años 70 en La Romareda. El reloj analógico que marcaba del minuto 1 al 45 de cada tiempo era único en España.
Colección Ángel Aznar

Al contrario que sucedió en la mayor parte de los estadios de España (del mundo), los marcadores fueron en los primeros 25 años de La Romareda un accesorio móvil, volátil, sin un lugar clave de ubicación, sin un arraigo ni una personalidad propia en un lugar fijo en el recinto deportivo. En Zaragoza, desde 1957, no hubo diseñada la típica torre del marcador, o la garita elevada donde verlo, como fue parte de la personalidad de otros estadios del país. Aun así, alguno de los modelos que rigieron en el campo zaragocista fueron singulares, únicos. 

El marcador, hasta los años 80, tuvo dos partes en su concepto de elemento de consulta del aficionado, tanto en su uso como en su distribución en las gradas del campo de fútbol zaragozano. Una, la puramente informativa del partido en juego, el del Real Zaragoza contra el rival de turno. Y otra, el espacio dedicado al marcador simultáneo, apodado 'Dardo' en todos los campos de España (ese era el nombre de una empresa de publicidad cuyo dueño e impulsor fue Rufino Fraile, suegro del emblemático periodista José María García), por el que era posible enterarse desde las gradas con poco tiempo diferido de lo que ocurría en los otros campos de Primera y Segunda División a través de unas claves que se publicaban cada domingo en los principales periódicos locales (en Zaragoza, el Heraldo de Aragón básicamente). 

Vista aérea de La Romareda en la liga 73-74, donde se aprecia la trasera del marcador principal en el Fondo Sur y, en frente, se ve el entramado del marcador simultáneo Dardo en el Fondo Norte.
Vista aérea de La Romareda en la liga 73-74, donde se aprecia la trasera del marcador principal en el Fondo Sur y, en frente, se ve el entramado del marcador simultáneo Dardo en el Fondo Norte.
Archivo Ángel Aznar

En un principio, el marcador del partido, el principal, se colocó tras la inauguración de La Romareda en un tablero de obra (con mucha madera, hierro y algo de hormigón) en el Fondo Sur, encima del Gol Sentado, en la calle Jerusalén. Allí estuvo más de 15 años, apoyado en la leve tapia que hacía de frontera con la calle y que poco a poco fue elevando su altura a base de vallas publicitarias con las que sacar algunas pesetas las directivas de cada momento. Y, en frente, en el Fondo Norte, junto a la Feria de Muestras y en una estructura semejante, se colocó el marcador simultáneo Dardo, con sus múltiples casilleros de movimiento manual. 

Fueron marcadores hechos a base de cajetillas metálicas donde se incrustaban las tablillas (de madera primero, de hierro más tarde) con los guarismos (0, 1, 2, 3...) según iban llegando los goles. En La Romareda se habilitó un mecanismo, también móvil como el de los números, por el que era posible cambiar cada día el nombre de los equipos, con tablillas de letras. En otros puntos del fútbol español, menos 'sofisticados' y más 'vagos' y comodones para el día a día, les bastó con un cartel fijo donde ponía bajo o sobre la cifra el clásico "Local" y "Visitante". Aquí no. El aspecto de las barras de los nombres siempre fue de algo bien cuidado, con cierto punto de elegancia pese a la precariedad de aquellos años en la vida de la humanidad, con incidencia especial en una España que aún no había despuntado en las modernidades.

Imágen del partido Real Zaragoza-Hércules de la liga 78-79, con el marcador del partido y el simultáneo Dardo unificado en el espacio superior de la Tribuna de General (Este). El reloj analógico de años anteriores desapareció en esta nueva ubicación.
Imágen del partido Real Zaragoza-Hércules de la liga 78-79, con el marcador del partido y el simultáneo Dardo unificado en el espacio superior de la Tribuna de General (Este). El reloj analógico de años anteriores desapareció en esta nueva ubicación.
Heraldo Documentación

En el principio de los años 70, al marcador base de los partidos del Real Zaragoza se le añadió un reloj analógico, que marcaba con su saeta engrasada y su mecanismo relojero desde el minuto 1 al 45 de cada tiempo. Fue un accesorio que dio personalidad a La Romareda, que la hizo única en esa faceta. En casi ningún campo de España se podía mirar y saber qué tiempo se llevaba jugado en un marcador general. En Zaragoza, sí. En este tiempo, el simultáneo Dardo siguió en su sitio del Fondo Norte. 

Cuando a finales delos 70 llegó la ampliación del estadio con la construcción de las Tribunas de Gol, que cambiaron la vista por completo del campo de fútbol e igualaron en altura los cuatro graderíos, estos marcadores perdieron su sitio. Durante un par de años, el principal se clavó (literalmente) en la pared que hacía -y hace- de separación entre el anfiteatro inferior (el viejo Gol Sentado) y la nueva tribuna superior recién inaugurada. Y el simultáneo Dardo se llevó a lo más alto de la Tribuna de General (Este), entonces sin tejado, donde ondeaban las banderas de todos los equipos, actualizadas cada 15 días según el orden de la clasificación. Esta era otra maniobra de servicio de los campos que aún algunos conservan en la actualidad. 

Primer plano de uno de los dos videomarcadores que se colocaron en 1981 en lo alto del tejadillo de las tribunas de gol, Norte y Sur, recién inauguradas poco tiempo antes y que solo dieron servicio dos temporadas, en torno al Mundial España 82.
Primer plano de uno de los dos videomarcadores que se colocaron en 1981 en lo alto del tejadillo de las tribunas de gol, Norte y Sur, recién inauguradas poco tiempo antes y que solo dieron servicio dos temporadas, en torno al Mundial España 82.
Heraldo Documentación

Enseguida, se consideró que, para la mejor visión de la mayor parte de los espectadores de La Romareda, todos los elementos del marcador debían irse allí, al ático de la tribuna de Isabel la Católica, delante de la Casa Grande. Y así se hizo. Había que mirar ahí arriba para ver el tanteo del partido del Real Zaragoza y también para descubrir las variaciones de los marcadores en los demás partidos de la jornada, con el recorte del Heraldo en la mano para interpretar las claves. Eso sí, el llamativo reloj analógico que marcaba el minuto del partido desapareció, allí no se podía subir. Y se le echó en falta. 

Fue en 1981 cuando llegó la revolución al marcador. El Mundial España 82 facilitó la instalación de unos de los primeros videomarcadores del fútbol español. En La Romareda se habilitó una doble estructura metálica, con tejadillos de uralita, en el cénit de los dos fondos, el norte y el sur. Allí, la empresa japonesa Mitsubishi colocó aquellas gigantescas piezas que fueron motivo de admiración. Pero solo duraron dos temporadas. En el 83 ya se estaban desmontando porque su mantenimiento y alquiler era carísimo para la austera y depauperada gestión del presidente Armando Sisqués. Los videomarcadores, efímeros e infrautilizados, acabaron en Inglaterra y aquí se encargó la construcción de dos máquinas que vinieran a ocupar ese espacio físico, en tamaño y ajustes de anclajes, que fueran electrónicas pero sin imagen.

Esta es la última imagen en uso del marcador electrónico del Fondo Sur, en el partido de final de liga 23-24 Real Zaragoza-Albacete. Estos han sido los marcadores de La Romareda desde 1983, durante 41 años.
Esta es la última imagen en uso del marcador electrónico del Fondo Sur, en el partido de final de liga 23-24 Real Zaragoza-Albacete. Estos han sido los marcadores de La Romareda desde 1983, durante 41 años.
Guillermo Mestre 

Y hasta hoy. Con una difícil y costosa reparación de bombillas y otros circuitos a mitad de su vida (a cargo de la empresa zaragozana Pérez de Mezquía), estos marcadores que ahora van a desaparecer llevan ahí 40 años. Con ellos, el simultáneo Dardo feneció. Ya no hacía falta. Los goles de otros estadios se informaban en la barra inferior, con un ruido de llamada que atraía la atención de los aficionados. Desde 1981, el entrañable marcador pasó de la prehistoria a la época moderna. Y ahora está a punto de dar otro paso más hacia el futuro. 

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