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¿Asesinato o defensa propia? Ya hay fecha para el juicio por la muerte de un joven de 21 años en Zaragoza

La víctima recibió un disparo de escopeta en el pecho después de colarse de madrugada en un vivienda de la localidad de Ejea de los Caballeros.

La Guardia Civil investiga la reyerta en la que falleció un joven en Ejea por un disparo y otro resultó herido
La Guardia Civil, durante la inspección de la vivienda de Ejea en la que ocurrieron los hechos.
Oliver Duch

La Audiencia de Zaragoza acaba de poner fecha al juicio contra Alfonso G. G., el vecino de Ejea de los Caballeros que mató de un disparo de escopeta a un joven de 21 años después de que este y tres amigos entraran en su casa de madrugada por la fuerza, provisto de palos y varas y amenazando de muerte a sus moradores. Los hechos se produjeron el 25 de febrero de 2022, pero no será hasta enero de 2025 cuando el homicida se siente en el banquillo de los acusados para intentar convencer al jurado de que lo único que hizo fue intentar defender a su familia. Además de al presunto autor de los disparos, el Tribunal Popular juzgará a su hijo David G. H., al que la familia del fallecido culpa igualmente del trágico desenlace.

Será un juicio largo, puesto que los nueve jurados también deberán pronunciarse sobre la culpabilidad e inocencia de los tres amigos de la víctima, a los que la Fiscalía acusa por las amenazas y lesiones sufridas por padre e hijo. Dada la gran cantidad de encausados, testigos y peritos, la Sección Sexta de la Audiencia ha previsto que la vista dure ocho jornadas: la primera el 13 de enero y la última, el día 27, cuando se entregará el objeto del veredicto para que el jurado empiece a deliberar.

Como no podía ser de otra forma, durante la fase de investigación, de la que se hizo cargo el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Ejea, las partes dieron versiones muy distintas sobre lo ocurrido. Lo único que está claro es que la reyerta terminó de la peor manera posible, ya que el principal acusado, después de que le rompieran la nariz de un golpe y atacaran a su hijo con una empuñadura metálica, apuntó y disparó en el pecho a Manuel C. H., más conocido como Mikel. Acto seguido recargó el arma y apretó de nuevo el gatillo e hirió en un hombro a Ángel C., que entonces tenía 17 años y sufrió una fractura de húmero. Tras esta reacción, tanto el lesionado como sus acompañantes salieron corriendo de la vivienda.

La defensa pide la absolución y la Fiscalía, 8 años

La abogada de Alfonso G. G., Marina Ons, considera que su cliente actuó en legítima defensa y debe ser absuelto por eximente completa de responsabilidad. Para el Ministerio Público, la reacción del hombre fue ciertamente defensiva, pero entiende que podría haber buscado otro resultado menos lesivo. Y es esta la razón por la que propone que se le aplique una eximente incompleta y se le condene a ocho años de prisión: seis por el homicidio y otro dos por las lesiones agravadas causadas a Ángel C. La Fiscalía también imputó en un primer momento al hijo del autor de los disparos, pero ahora solicita que se archive la causa contra él. En cuanto a los amigos del fallecido, pide para ellos sendas penas de un año de prisión y multas.

Postura completamente distinta sostiene la acusación particular, ejercida por la letrada Jennifer Gil en nombre de los padres del fallecido, que piden 20 años de prisión por asesinato tanto para Alfonso G. G. como para su hijo. Para este último piden incluso un año más de cárcel por tenencia ilícita de armas. La acusación intentará convencer al jurado de que ambos actuaron de manera sorpresiva y amparados en la oscuridad de su casa sin dar ninguna posibilidad de defensa a la víctima.

Cuando declaró ante el juez de Ejea, el principal acusado contó que sobre la una y media de la madrugada de aquel viernes, 25 de febrero, Manuel C. H., Ángel C. C., Jonathan G. B. y Noé C. B., vecinos de Gallur, se presentaron delante de su casa de dos plantas, situada en la calle de Juliana Larena, en el barrio de La Corona.

Desavenencias entre las familias

Entre las familias de unos y otros existían desavenencias no aclaradas y el grupo comenzó a lanzar improperios y a exigir a gritos a los moradores que salieran a la calle. "Baja, que te vamos a matar, hijo de puta", "no sabes quien soy, el Mikel" o "David, baja que te vamos a matar, maricón" fueron algunas de las frases que profirieron, según los acusados. Las hijas de Alfonso G., una menor de edad, se asomaron a una ventana y les pidieron que se marcharan porque su padre estaba enfermo -lo habían operado días antes y estaba convaleciente-, a lo que contestaron: "Venimos a rematarlo".

Según su versión, los cuatro jóvenes usaron los palos y que portaban para golpear la puerta hasta que la desencajaron del marco y accedieron al interior de la vivienda. La familia se había refugiado en la planta superior y Alfonso G. G., temiendo por la integridad de todos, cogió una de sus escopetas de caza, para la que tenía licencia, y bajó las escaleras acompañado de su hijo David, que fue quien recibió los primeros golpes.

La acusación particular, por su parte, discrepa de esta versión y asegura que el grupo de jóvenes pasó por casualidad por delante de la casa de la calle de Juliana Larena y que fueron los ocupantes de la misma quienes les llamaron la atención. El intercambio de palabras con Alfonso G. G. y su mujer se prolongó durante diez minutos y la tensión aumentó hasta que este les dijo que "esperaran" que iba a bajar a la calle con su hijo David.

Pero será el jurado quien tras escuchar a los cinco acusados, 22 testigos y 23 peritos decida que grado de culpabilidad tuvo cada uno de los acusados, si es que realmente la tuvo, para que después el magistrado-presidente fije el castigo.

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