Christian Iguacel: "Nuestra ambición por ganar fue la que derrotó a las selecciones favoritas"

El deportista de 27 años nacido en Javierre de Bielsa se coronó el pasado domingo en Glasgow campeón del mundo en la modalidad de relevos 4x400 con la selección belga.

En primera posición, el aragonés Christian Iguacel durante la prueba de relevos 4x400 que le proclamó campeón del mundo en Glasgow.
En primera posición, el aragonés Christian Iguacel durante la prueba de relevos 4x400 que le proclamó campeón del mundo en Glasgow.
H.A.

Hasta el pasado domingo 3 de marzo, cuando Christian Iguacel se alzó con la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Atletismo de pista cubierta en Glasgow, ningún aragonés había sido capaz de subirse al peldaño más alto del podio en un Mundial absoluto de atletismo en el presente siglo. Lo consiguió después de competir con la selección belga en la final de relevos 4x400, con la que logró la victoria finalizando por delante de otras selecciones punteras como Estados Unidos u Holanda. Nacido en Javierre de Bielsa en 1996, Christian se mudó con su madre a Amberes cuando tenía tres años. A los 15 comenzó a adentrarse en el atletismo en Bélgica y, después de más de una década de sacrificio y duros entrenamientos, se puede afirmar con rotundidad que es campeón del mundo. Y eso que todavía le quedan años de competición al más alto rendimiento.

Enhorabuena por su Campeonato del Mundo, Christian. ¿Cómo empezó con el atletismo?

La verdad que me llamaba mucho la atención cuando era más joven y, con quince o dieciséis años, empecé a entrenar. Ahora, ya llevo once o doce años, y parece que se me da bien.

¿Cómo lleva vivir a 1.500 kilómetros de España, donde tiene su segunda casa, su familia y, en definitiva, sus raíces?

Cuando tengo vacaciones, siempre voy a visitar a mi familia, que está en Javierre y en Huesca, así que esos son los dos sitios donde paso la mayoría de tiempo en España. De igual manera, voy siempre a visitar a mis amigos que viven en Javierre, en Bielsa, en Huesca o en Zaragoza. Conozco bastante gente por ahí, y hay una parte fuera del atletismo que también enriquece mucho tu vida: tener gente que te aporte y, sobre todo, que te soporte.

¿Cómo nació su relación con el club de atletismo Intec Zoiti?

Todos estos años, cuando venía de vacaciones al pueblo, no tenía ninguna pista, y cuando estás a cierto nivel, necesitas entrenar de manera rutinaria. Entonces, acabé yendo a entrenar a la Ciudad Deportiva de Huesca porque era la pista más cercana que tenía. Bajaba unos tres días por semana y, a veces, todos los días porque ya tenía contacto con atletas del Intec Zoiti. Entonces, mantuve una charla con el presidente del club para cerrar mi fichaje. Gracias a Dios, salieron las cosas y, desde ese día, soy verde.

Se le ha visto en varios campeonatos luciendo la camiseta del club. Buena manera de mostrar el lugar de donde uno viene.

Sí. Suelo hacer las Ligas nacionales con la camiseta verde, además de la final, que siempre la tengo marcada en rojo. Si tengo una competición internacional, voy cambiando la camiseta del Intec Zoiti con la de mi club de Bélgica, pero si tengo cualquier campeonato en España, siempre voy de Zoiti. Básicamente, en donde se puede mostrar la marca, la muestro, porque es algo que también depende de las normas de la competición.

¿En qué modalidad atlética está especializado?

Realmente, entreno mucho para el 400 lisos. De ahí que el 4 x 400 sea mi especialidad, por así decirlo, aunque, para prepararme para el 400 metros, también practico mucho el 200 lisos por el tema de la velocidad.

En el Mundial, ¿el objetivo era ir a por la victoria?

Partimos de que Bélgica tiene una tradición muy grande con el relevo 4 x 400. Siempre han llegado a casi todas las finales, consiguiendo medalla la mayoría de veces. Eso siempre ayuda para motivarte e ir por las medallas, que era nuestro objetivo. No solo lo conseguimos, sino que, finalmente, nos colgamos el oro. Con mis compañeros Jonathan Sacoor, Dylan Borlée y Alex Doom sabía que teníamos equipo para ello, y lo hicimos. Es cierto que siempre están otras selecciones muy potentes como Estados Unidos y Holanda, que también tiene buenos corredores, pero nuestra ambición por ganar fue la que derrotó a los favoritos.

Una vez en la carrera, ¿en qué posición recibe el testigo?

Normalmente, voy primero, segundo o tercero, aunque en los campeonatos nacionales suelo ir el último, que es como la última bala, el que tiene que echar todo el resto. En las series clasificatorias, por ejemplo, me pusieron segundo, y en la final, tercero. Eso depende también del momento de forma en el que estén los compañeros, pero creo que siempre voy a estar entre el primero y el tercero. La verdad es que es el seleccionador quién decide el orden porque él lo sabe manejar muy bien. Por ejemplo, pone primero a alguien que suele empezar bien los 200 primeros metros, y en última posición al que suele ser más rápido y termina mejor al final. Esa es una decisión del entrenador. Nosotros, como atletas, lo tenemos muy fácil: solo debemos hacer nuestro trabajo, que es correr rápido.

Supongo que emplea una mecánica concreta para agarrar el testigo.

Solo tienes que estar pendiente del compañero que llega a dártelo y mirar cómo termina la carrera para no salir demasiado rápido. Cuando coges el testigo, lo único que tienes que hacer, y lo más importante, es correr lo más rápido que puedas. Luego, para entregar el testigo, tenemos como unos 20 o 30 metros de margen, pero esa es la parte más sencilla.

¿Participó en alguna prueba más del Mundial?

No, solo en la de relevos. Era lo que habíamos planeado con la entrenadora y en lo que enfoqué mi entrenamiento. Nos acabamos quedando a tres centésimas del récord nacional, aunque hicimos la mejor marca de lo que va de año: 3.02.54.

¿Es una posibilidad vivir del atletismo a su nivel?

Sinceramente, yo corro porque me gusta, y tampoco me obsesiono ni me agobio por hacer marcas. Corro porque me gusta, pero siempre habrá gente que critique o te meta presión, y eso hay que saber manejarlo como atleta. De momento, no me marco ninguna edad para dejarlo. Me veo compitiendo hasta que el cuerpo aguante, pero creo que todavía me quedan dos años buenos, por lo menos. Cuando el cuerpo diga que ya no puede aguantar más el ritmo de entrenamientos, iré dejando la cosa, pero con 27 años todavía es buena edad, y creo que tengo futuro por delante.

¿Algún reto próximo?

Sí, la verdad que tengo varios. Dentro de un mes y medio, el primer fin de semana de mayo, tenemos el Mundial de relevos en Bahamas, donde nos jugamos la clasificación para los Juegos Olímpicos de París. Después, a mitad de junio, tenemos en el Europeo de Roma, y lo último ya serían las Olimpiadas, que sería un sueño hecho realidad. Pero, sobre todo, lo que hay que procurar es disfrutar del deporte. Casi siempre lo pasamos por alto, pero ese es el mayor de los retos.

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