Abre De Morretti, un italiano singular 100% sin gluten

Este restaurante que tiene obrador propio y solo ofrece tapas, focaccias y pasta se incorpora a la oferta de restaurantes de Zaragoza. 

Ambiente callejero del comedor del restaurante De Moretti
Ambiente callejero del comedor del restaurante De Morretti
Alejandro Toquero

Alrededor del concepto de pasta y pizza, tan saturado y donde resulta tan difícil innovar, se agradece que nazcan proyectos como De Morretti (Paseo Fernando el Católico, 43. 976 213 106) en Zaragoza. Abrió sus puertas a mitad de julio con las ideas bastante claras. Uno de los socios, Jorge Balaguer, lo describe como un restaurante donde se pueden degustar tapas, focaccias y pasta. Nada de pizza, y en cuanto a los tipos de pasta, apenas cuatro: espagueti, fetuccini, caserecce y ñoquis.

Este detalle tiene mucho que ver con el hecho de que el establecimiento cuenta con obrador propio y todas las pastas se elaboran a diario, así que no era cuestión de ponerse a preparar una docena. Dos largas y dos cortas, y otro detalle especial: cada una se recomienda con la salsa que mejor le va, a juicio de Jorge y de su socio Paco.

Un plato de pasta culminado con grana padano.
Un plato de pasta culminado con grana padano.
Alejandro Toquero

Por ejemplo, las hay clásicas como carbonara o amatraciana que se aconseja comer con espaguetis. Pero también hay creaciones propias como la que da nombre al local, De Morretti (longaniza, tomatitos confitados, cebolla caramelizada y grana padano), que se recomienda con la caserecce, o tartufata (crema de mascarpone, trufa y setas), para tomar con fetuccini.

Además del obrador propio, otra particularidad es que las pastas y, en general, el resto de los productos de la carta son 100% sin gluten. “Desde el principio lo hemos tenido claro -comenta Jorge-, queríamos brindar a todo el mundo la oportunidad de que pudiera venir a comer a nuestro local y estamos muy contentos de la gran acogida que hemos tenido”.

A la entrada uno tiene la impresión de estar paseando por una calle de Nápoles.
A la entrada uno tiene la impresión de estar paseando por una calle de Nápoles.
Alejandro Toquero

En algún caso, cogerle el punto a las harinas sin gluten no ha sido fácil. “Nos costó un poco con la masa de la focaccia, pero han venido a probarla personas celiacas y han salido del local llorando de felicidad”, prosigue.

La versión italiana de nuestros bocadillos sale a la mesa cortada en dos, así que resulta fácil de comer. Todos los ingredientes que se ponen entre pan y pan son italianos: porchetta asada, búfala, scamorza, mortadela, salami, provolone… Pero esto no solo sucede con las focaccias. La pasta, los aperitivos y las tablas de embutidos y quesos también son de este país.

Los aperitivos italianos están muy presentes en la carta.
Los aperitivos italianos están muy presentes en la carta.
Alejandro Toquero

El local está dividido en dos partes. A la entrada, para un picoteo informal en mesas altas, uno tiene la sensación de estar paseando por una calle de Nápoles, donde la ropa y todo tipo de objetos cuelgan de los tendederos y sobrevuelan las cabezas de los viandantes. Es la ambientación que se ha buscado con el interiorismo.

Al fondo está el comedor para una estancia más reposada. En este caso, el ambiente sigue siendo igual de informal y callejero, pero la sensación es la de estar sentado en la terraza de una plaza de cualquier ciudad o pueblo italiano disfrutando de unas bonitas vistas.

Receta de ñoquis con crema de mascarpone, pistachos y grana padano.
Receta de ñoquis con crema de mascarpone, pistachos y grana padano.
A. T.

Los aperitivos o tapas también ponen el acento en ese punto diferencial que sugiere De Morretti. No es fácil encontrar en otros italianos propuestas como arancino (croqueta de arroz rellena de varios quesos, mortadela y pistacho) o buñuelos rellenos de porchetta asada, mascarpone y tomatitos confitados.

La carta se completa con tablas de embutidos, quesos y mixta, también del país transalpino, y de postres como el tiramisú de pistacho y galleta Lotus, o el bigné, un buñuelo de nata y cacao.

Lo dicho. Llega a Zaragoza un italiano diferente, que ofrece muchos detalles para tener en cuenta y uno más que no es menor: el precio. Las raciones de pasta están bastante bien y ninguna llega a los nueve euros. “Queremos que nos conozca cuanta más gente mejor y que los jóvenes, sobre todo, entiendan que se puede disfrutar de pasta de calidad a unos precios razonables”, concluye Jorge.

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