Abre Farniente en el centro de Zaragoza y reivindica hacer del placer una rutina

En el diseño de la carta de este local de la plaza de Salamero han participado conocidos cocineros con pequeños bocados. 

En la planta sótano de Farniente hay un reservado privado para diez personas.
En la planta sótano de Farniente hay un reservado privado para diez personas.
Alejandro Toquero

La expresión italiana 'dolce far niente' apela al placer de no hacer nada, al sol y a las vacaciones. En definitiva, al disfrute. Esta última sensación, unida al hecho de ofrecer algo diferente o especial, es la que se esconde detrás de un proyecto hostelero que lleva 15 años maquinándose en las cabezas de tres amigos -Diego Santamaría, Pascual Burdaspar y José Antonio Sierra- y que este miércoles se ha hecho realidad en el número 12 de la plaza de Salamero de Zaragoza.

Efectivamente, se llama Farniente (676 461 168) y sus promotores aseguran que “no es un restaurante, pero tampoco un gastrobar, una cafetería o un local de copas. Farniente es un establecimiento donde vienes a disfrutar, con la misma sensación que se tiene cuando vas a la casa de ese amigo que la abre para ti y te ofrece lo mejor”, explica Diego.

Mesas altas y un diseño muy cuidado para que la estancia en Farniente sea agradable.
Mesas altas y un diseño muy cuidado para que la estancia en Farniente sea agradable.
Alejandro Toquero

Esto es lo que los tres socios quieren que sea Farniente. Ellos no van a estar en el día a día del negocio, “pero lo queremos supervisar muy de cerca para que ese espíritu sea el que triunfe”. Están convencidos de que en Zaragoza no hay un local parecido. “Creemos que hay un cierto temor a mostrar lo que somos, a tener un criterio y nosotros, sin falsa humildad y avalados por lo mucho que hemos viajado y por nuestra experiencia de clientes, estamos dispuestos a romper con esa especie de tabú”.

Su máxima es que a Farniente hay que acudir con gusto y ganas. “Tan solo con esta actitud el disfrute está garantizado”, asegura Pascual. También explica que “no hay cocina, pero se cocina”. Y existe una carta física para disfrutar desde el aperitivo a la comida o la cena. Porque sí, comentan los tres socios entre risas, “en Farniente lo que buscamos es que tú entres y estés tan a gusto, como en la casa de tu mejor amigo, que pierdas la noción del tiempo de todo lo que estás disfrutando”.

Los tres socios que han puesto en marcha Farniente.
Los tres socios que han puesto en marcha Farniente.
Alejandro Toquero

El diseñador e interiorista Jesús Aznar se ha encargado de darle forma a los deseos de los socios. El ambiente es glamuroso y sofisticado, pero sin excesos. Un escenario ideal para el diálogo y la diversión, “para interactuar y salir con más amigos o conocidos de los que uno tenía al entrar”.

La carta responde a este perfil de establecimiento singular. Está dividida en tres partes. La más diferente es la denominada Bocados. “Son nuestro buque insignia -relata Diego-, para cerrar los ojos y disfrutar de la exquisitez de lo efímero”. Para elaborarlos han recurrido a establecimientos amigos y a cocineros muy conocidos. “Les hemos pedido que nos preparasen un bocado que los definiera y todos han querido participar”.

En Farniente se puede disfrutar de vinos, cavas y champanes por copas.
En Farniente se puede disfrutar de vinos, cavas y champanes por copas.
Alejandro Toquero

De momento hay once. Capo by Azu es el que han elaborado en Casa Ernesto (anguila ahumada sobre pan carasatu y velo de guanchale ibérico); Negresco, que recuerda al nombre del famoso hotel de Niza, lo ha diseñado Antonio Arto con esturión ahumado, nata noisette en pan hojaldrado con caviar Baeri; Pura Vida (habitas lágrima con chipirón peperete y cebolla caramelizada) es la creación de la Nueva Karambola, y los hermanos Javier y Luis Carcas, de Casa Pedro, han preparado Danielli, con una base de pesto rosso, cherrys confitados y conserva de sardinas en salsa teriyaki.

Con los Directops se trata de abrir una conserva y disfrutar. Peperetes es la marca gourmet que más se trabaja en Farniente, pero también hay otras referencias como caviar de esturión de Sarrión, ostras Sorlut y unas olivar especiales que una familia de Gerona rellena a mano con trocitos de anchoa.

Por último, Al Sol es lo más parecido a una pequeña carta de raciones donde sobresalen la ensalada Capri de tomate la Catedral de Navarra, pecorata y pesto genovés, picaña madurada y mojama de atún con almendras tostadas.

Champán, cava y vinos del mundo por copas completan la selección gastronómica de Farniente, que además de ofrecer estos productos en la planta calle y en la terraza con 30 mesas, se pueden disfrutar en un reservado privado para diez personas. 

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