Sorpresa mayúscula en el seno del Real Zaragoza con el caso Bermejo. El mediapunta, que iba a ser traspasado al Sporting de Gijón tras el acuerdo adoptado por ambos clubes en la jornada del domingo, está de vuelta a la capital aragonesa después de que todo saltara por los aires en la medianoche que unía el lunes con el martes.

Bermejo partió a primera hora de la mañana de este martes desde Mondariz (Pontevedra), donde estaba ya incorporado a la concentración estival de los asturianos. Se le espera en Zaragoza a la hora de comer y, asimismo, en el entrenamiento vespertino, a las 19.00 en la Ciudad Deportiva. El '10', obviamente, no ha estado presente en la sesión matinal, que ha comenzado a las 8.45 como cada día, bajo el shock de todo el grupo, que se ha ido enterando poco a poco de tan inesperada noticia de la ruptura súbita del traspaso de Bermejo al Sporting.

Ni la entidad gijonesa ni la zaragocista han explicado con concreción la razón por la que el trato se ha roto cuando se daba por hecha la operación, un traspaso a coste cero en ese concepto, con cláusulas anejas que dejaban escritos determinados bonus a favor del Real Zaragoza según fuese en el futuro la participación de Bermejo en el club rojiblanco y, también, la clasificación final y el objetivo del ascenso de los sportinguistas en las próximas campañas. 

Bermejo se marchó el domingo a Gijón. El lunes por la mañana pasó el preceptivo reconocimiento médico en una clínica de la ciudad astur y, a continuación, se subió en Mareo en el autobús oficial del Sporting que trasladó a la plantilla que entrena Rubén Albés hasta la localidad balnearia de Mondariz, en Pontevedra, donde comenzaron por la tarde la estadía estival habitual de cada pretemporada.

Bermejo lució ya el uniforme deportivo del Sporting, con su escudo en el pecho. Fue la noticia del día en los medios informativos de Gijón y entre la afición local. Pero algo empezó a torcerse cuando, en el primer entrenamiento del equipo ya en Mondariz, a Bermejo no se le incluyó en el grupo y su lugar de trabajo fue el gimnasio improvisado en las instalaciones de ese punto de ensayos de verano del Sporting. No pisó el césped.

Faltaba la firma definitiva de los documentos, habitual maniobra última entre clubes cuando hay un traspaso de futbolistas. Ese cruce de correos electrónicos estaba a falta de la rúbrica y, por lo tanto, pese a la evidencia de que el trato era un hecho (que el futbolista haya viajado hasta Gijón y, después, incluso, hasta Mondariz, es una prueba irrefutable de la sintonía total entre los clubes en las horas previas a la fractura final), alguien desde el Sporting ordenó que Bermejo no participara en el entrenamiento inicial en tierras lucenses. 

A esta hora de la mañana del martes, en Gijón son rotundos: "Bermejo no va jugar en el Sporting, el acuerdo se ha roto". En Zaragoza, por el momento, hay silencio oficial. Solo se asegura que el jugador está utilizando la mañana para desandar la carretera andada 48 horas antes. En un coche, está regresando desde el interior de Galicia a su casa de Zaragoza, que ya estaba en trámites de abandonar y que deberá reactivar. 

Así ha terminado desembocando, de manera anómala, una operación que pareció solventada hasta las últimas horas de este lunes y que suponía la salida del Real Zaragoza de uno de los futbolistas con los que no cuenta el área deportiva para el curso venidero. Uno de esos casos raros que, de vez en cuando, el fútbol trae a primera línea de actualidad. El acuerdo Sporting de Gijón-Bermejo-Real Zaragoza se ha roto por algún sitio. El motivo concreto no ha sido anunciado aún por ninguna de las tres partes.