Segunda parte de la cumbre de Víctor Fernández con el Real Zaragoza: los asuntos claves

Prosigue desde primera hora de la mañana de este martes en Madrid la cumbre entre Víctor Fernández, entrenador del Real Zaragoza, y la propiedad de la SAD. Tras conocerse la marcha súbita del director general, Raúl Sanllehí, en el mismo inicio de la semana, el timón de estas reuniones lo están llevando los consejeros deportivos de la entidad, Mariano Aguilar y Emilio Cruz.

Es la segunda parte de una serie de reuniones que se iniciaron en la tarde del lunes, a instancias del consejo de administración de la entidad zaragocista y del propio técnico aragonés, que desea y necesita conocer el proyecto del próximo año para dar el sí a su continuidad en el banquillo, según se pactó a mitad de marzo cuando Víctor fue contratado a la desesperada para tratar de evitar el descenso a Primera RFEF en el peor momento del curso 23-24, que ha supuesto un fracaso indiscutible en términos puramente deportivos.

La cumbre la inició solo Víctor Fernández, contando como interlocutores principales con los dos consejeros de la sociedad que están vinculados y dedicados a los aspectos futbolísticos del plan de negocio: Mariano Aguilar y Emilio Cruz, ambos con matriz en el Atlético de Madrid desde hace muchos años, por su pasado como jugador y entrenador, respectivamente, en la entidad colchonera. A media tarde del lunes, se incorporó a la misma Juan Carlos Cordero, el director deportivo del Real Zaragoza, que también se desplazó a la capital de España para afrontar este paso culminante del que debe salir el proyecto del año que viene, el 24-25 que debe nacer de inmediato con la reestructuración a fondo de la plantilla.

El ideario de los dueños del Real Zaragoza contempla que Víctor y Cordero puedan ser compatibles en el diseño del futuro inmediato. Y así están procurando que encajen al cien por cien estos primeros contactos tendentes a elaborar el libro de ruta para el curso próximo.

Entre los asuntos claves que ha lanzado sobre la mesa el entrenador aragonés sobresale la necesidad de elevar de modo notable la calidad del equipo en todas las posiciones y en todas las líneas. 

Es una evidencia que la plantilla de esta liga recién concluida se ha quedado muy lejos de las expectativas que, por nombres y coste salarial, se generaron en su construcción hace un año. Víctor tiene un único deseo y lema para su continuidad en el banquillo: pelear desde el primer día por una de las tres plazas de ascenso que otorga la Segunda División, dos de modo directo y una más a través de la promoción. Y eso pasa por contar con un equipo que garantice prestaciones de calidad técnica y táctica para vivir todo el curso en la zona alta de la tabla.

Ya en terrenos más concretos del diseño de esa plantilla que, obviamente, está abocada por lógica a infinidad de cambios, hay dos cuestiones muy específicas que Fernández quiere sacar de esta cumbre en Madrid concretadas. 

Una, el fichaje de Ander Herrera para abanderar el nuevo vestuario con una pieza que sirva de emblema, más allá del aporte inequívoco de esas prestaciones futbolísticas de las que se viene careciendo hace un cuatrienio. 

Y otra, el diseño de la posición más especial de un equipo de fútbol: la portería. Con Badía, cedido por el Elche que debe regresar a su origen, es necesario calibrar bien la figura del carismático Cristian Álvarez. Con 38 años, tras un año de duras y repetidas lesiones, su reaparición en los últimos días de la liga recién acabada fue la constatación de que su estado físico no da garantías para que sea el principal baluarte de su puesto. Es, sin duda, el punto más caliente y urgente a solventar en la reconstrucción masiva del nuevo equipo. 

En el resto de ubicaciones en el campo, la tarea principal que va a dejar pendiente para la propiedad el boceto de equipo que pretende Víctor Fernández es la que atiende a las cuestiones económicas que van a derivar de la necesidad de dar salidas inexorables a futbolistas de bajo o nulo rendimiento que siguen con contrato en vigor. Un asunto tangencial al puramente deportivo que, sin embargo, se convierte en crucial para cuadrar el proyecto deportivo que aguarda.