Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

El Real Zaragoza y el adiós de Sanllehí: una nueva sacudida

Raúl Sanllehí, este miércoles en la charla en los Desayunos de Heraldo.
Raúl Sanllehí, este miércoles en la charla en los Desayunos de Heraldo.
Toni Galán

Hace unos días se abrió en el Real Zaragoza cierto debate semántico sobre la palabra fracaso. En el mundo del deporte, este término se usa con cierta alegría. Todo lo que no sea vencer parece un fracaso. Está claro que o se gana o no se gana, pero entre el éxito y el fracaso (perdón por la reiteración), siempre hay matices, circunstancias, contratiempos y muchos esfuerzos meritorios que quedan en nada porque a veces, simplemente, la pelota dice «no».

Aunque tenga ese punto de injusto, el término parece adecuado para definir las dos últimas temporadas del Real Zaragoza. En el plano deportivo, no hay dudas de que la palabra fracaso en este caso encaja bastante bien. La nueva propiedad ha marcado desde su llegada, de manera clara, el objetivo único del ascenso. "Nuestro deseo es llegar a Primera ayer", dijo en su última visita el presidente del club, Jorge Mas, poco acostumbrado a que sus planes no salgan bien.

La realidad del equipo en las dos últimas temporadas ha situado al Real Zaragoza muy lejos del ascenso, más bien luchando agónicamente por una triste permanencia en la Segunda División. Sí, esto ha sido un fracaso.

Raúl Sanllehí se convirtió desde su llegada en la cara de la propiedad en Zaragoza. Con buen acceso a los cargos institucionales y buen manejo de las distancias cortas, transmitía ilusión por el proyecto, pero siempre contando con un ascenso que culminara el trabajo y abriera al club, y a él mismo, a una nueva dimensión. Al quedarse los dos años tan lejos de esta meta, la dura realidad de la Segunda División y la presión de una plaza como Zaragoza han terminado por agotar a un directivo acostumbrado a bregar en plazas como el Barça, el Arsenal o Nike.

Su salida supone una nueva sacudida al club. Pocos sabían o se esperaban esto, incluso entre sus colaboradores más cercanos. Se espera que más pronto que tarde venga otro director general a continuar el trabajo de Sanllehí, que se encontrará con un director deportivo (Juan Carlos Cordero) que no ha elegido él, un entrenador (Víctor Fernández) con contrato pero que no acaba de decidirse a seguir, una leyenda (Ander Herrera) que espera noticias para ver si vuelve o no… El momento de esta decisión –final de temporada– es lógico, pero deja poco margen para improvisar.

El Real Zaragoza necesita estabilidad, con un proyecto firme, decidido y coherente que marque una línea clara a seguir. La propiedad, con Sanllehí como brazo ejecutor, ha hecho una inversión importante para sanear el club, ha mejorado la profesionalización de algunas áreas… Pero la entidad no ha encontrado un rumbo claro. Las estructuras en ocasiones parecen un conjunto de piezas de puzzle que se retuercen hasta que encajan, cuando deben ser una unidad en la que todos empujen en la misma dirección y bajo las mismas directrices. Debe conseguirlo rápido, porque la temporada ha terminado y el próximo proyecto ya debería estar aquí.

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