Los policías los interceptaron en la calle nada más ver sus movimientos al resultarles sospechosos. Luego encontraron en poder de uno de ellos 0,4 gramos de cocaína y, en los bolsillos del otro, dos billetes de 50 euros. Además, la droga no la llevaba entre las ropas, sino que se la había metido en la boca, con papelina incluida. Por todo ello, los dos agentes que llevaron a cabo esta intervención detuvieron al que supuestamente había hecho el pase de cocaína, A. H. E., y dejaron en libertad al otro tras requisarle la sustancia.

Las diligencias derivaron en un juicio por tráfico de drogas y la Fiscalía pidió dos años de prisión. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Zaragoza lo ha absuelto porque considera que aunque los movimientos parecieran sospechosos y justificaran la intervención policial, entiende que existe una "duda razonable" de que lo que vieron los agentes "fuera efectivamente un acto de tráfico" y que la droga se la diera el acusado.

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El arresto se produjo el día de Navidad de 2023, sobre las 8.00, en la calle de José Pellicer. La Policía presenció 'in situ' cómo dos hombres se cruzaban cuando caminaban por la acera, se saludaban brevemente con un apretón de manos y cada uno seguía su camino. A los dos agentes les extrañó el comportamiento y decidieron identificarlos. Mientras uno se dirigía a A. H. E., el otro observó cómo O. J. M. hacía un gesto llevándose la mano a la boca. Cuando le pidió que la abriera, encontró la cocaína. Después de tomarle los datos, los policías dejaron marchar a este último que se despidió de su amigo, que fue detenido, con las palabras: "Lo siento hermano".

Para la Fiscalía, estos hechos relatados por los agentes le permitían pedir una condena de dos años de cárcel para A. H. E. Sin embargo, el tribunal de la Sección Tercera ha tenido en cuenta que tanto el acusado, defendido por la abogada Marina Ons, como el testigo los negaron y dieron unas explicaciones que les han parecido lo suficientemente convincentes para tener una duda razonable.

El encausado dijo que el dinero se lo acababa de dar su novia para pagar el alquiler. El testigo justificó su gesto explicando que la droga era el resto que le quedaba de los 2 gramos que había comprado para la fiesta de esa Nochebuena y que se la metió en la boca para que no se la interviniera la Policía. Añadió que sí le dijo "lo siento hermano" fue porque por la cocaína que él llevaba se iba a ver en problemas con la Policía. El tribunal indica además que si la Fiscalía asegura que medio gramo suele costar 30 euros, la cantidad no casa con los dos billetes de 50 intervenidos.