Un acuerdo con la Fiscalía permite salir de la cárcel a siete miembros de un clan de traficantes de Zaragoza
La mayoría de ellos llevaba 21 meses en prisión provisional y comenzarán tratamientos de desintoxicación de las drogas.
Trece miembros de un clan familiar asentado en el barrio Oliver de Zaragoza, liderado por Ricardo Hernández Jiménez, de 73 años, fueron juzgados y condenados este lunes por delitos de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal. Todos ellos reconocieron su implicación, en mayor o menor grado, en la venta de heroína, cocaína y hachís a través de tres narcopisos que habían montado en el mencionado barrio. Cuando la Policía Nacional los detuvo en la bautizada como Operación Corinto les intervinieron 1,5 kilos de heroína, 1,7 de cocaína, 700 gramos de hachís, dos armas, entre ellas un revólver, y 57.000 euros en metálico.
En este caso, el nombre de la operación hizo alusión al edificio en el que residía Ricardo Hernández Jiménez, en la localidad de La Muela, junto con actual pareja, Rocío Dolores M. H. Recientemente ambos estuvieron declarando en la misma sala de la Audiencia Provincial de Zaragoza, pero entonces como testigos. Concretamente, como víctimas de Dolores Hermoso Jiménez, de 72 años, que finalmente fue condenada por haber encargado a un sicario dar una paliza a Rocío Dolores M. por haberse ido con su ex y padre de sus once hijos Ricardo Hernández.
Este lunes el acusado y otros doce familiares se enfrentaban a penas de entre seis y diez años de cárcel cada uno. Siete de ellos llegaron conducidos desde el centro penitenciario de Zuera donde llevan veintiún meses en prisión provisional por esta causa. Todos acordaron admitir los hechos y sus respectivos abogados presentaron documentación que acredita que son toxicómanos y que están sometidos -o han sido aceptados- en centros de tratamiento de adicción a las drogas, lo que permitió a la Fiscalía atenuar las penas iniciales y a sus letrados solicitar la libertad condicional.
Una vez declarada firme la sentencia, los magistrados de la Sección Tercera pusieron en libertad en la misma sala a Sara Paulo Camacho, a la que solo le quedaban tres meses para cumplir la condena que finalmente le fue impuesta. Poco después, firmaron las libertades de los otros seis presos.
Al final, el tribunal condena a cuatro de los acusados a dos años de cárcel y a otros cinco les impone penas de tres años y medio. Mientras, a Ricardo Hernández y a Juan Jiménez los castiga con cuatro años de prisión pues al tráfico de drogas y a la pertenencia a grupo criminal suman otro delito de tenencia ilícita de armas.
El acusado que ha recibido la condena más alta -y el único que no ha sido puesto en libertad- es Mourad Kaci, que cumplirá seis años y medio entre rejas. Las penas de cárcel llevan aparejadas otras de multa que oscilan entre los 151.000 para Kaci, los 38.000 para el jefe del clan y dos más y, para el resto, de 5.000 a 1.000, dependiendo de la cantidad y tipo de sustancia que se les incautó.
Los trece acusados estuvieron representados por otros tantos letrados, entre ellos José Luis Melguizo, Francisco García Berenguer, Alejandro Giménez, Rocío Notivoli, Juan Carlos Macarrón, Soraya Laborda o Alejandro Sarasa.
El Grupo I de Estupefacientes desarrolló la Operación Corinto en dos fases. La primera culminó el 7 de octubre de 2022 con la detención de Hernández en La Muela y el desmantelamiento de un narcopiso en el barrio Oliver. Entonces, con el apoyo de la Unidad de Guías caninos, se localizaron enterrados en una parcela 700 gramos de heroína. La segunda fase se llevó a cabo el 14 de noviembre en la localidad castellonense de la Vall D´Uixo, donde los agentes interceptaron el vehículo de uno de los miembros de la organización y le intervinieron 100 gramos de heroína. En registros posteriores se ocuparon otros 700 gramos de heroína, 1.700 gramos de cocaína, 700 gramos de hachís, marihuana y balanzas de precisión.
