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Condenada la septuagenaria que encargó a un ‘triste drogadicto’ hacer daño a la mujer que se fue con su marido

La Audiencia de Zaragoza le impone dos años y tres meses de cárcel por un delito de lesiones, pero no por homicidio porque el tribunal entiende que el sicario no quiso matar a la víctima sino darle un susto.  

Dolores Hermoso Jiménez, acompañada por su abogado, José Cabrejas, el día que fue juzgada en la Audiencia de Zaragoza.
Dolores Hermoso Jiménez, acompañada por su abogado, José Cabrejas, el día que fue juzgada en la Audiencia de Zaragoza.
Oliver Duch

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a Dolores Hermoso Jiménez, de 72 años, a dos años y tres meses de prisión por encargar hacer daño a la mujer que actualmente está con el que durante cerca de cuarenta años fue su marido. El tribunal considera que el sicario, un “triste drogadicto” como él mismo se describió en el juicio, no quiso matar a la víctima, sino solo darle un “susto”, un “escarmiento”. Por esa razón descarta que tanto ellos como los dos nietos que se implicaron en esta trama sean autores de un delito de asesinato, sino de lesiones con uso de un instrumento peligroso que, en este caso, fue la pata de madera maciza de una mesa.

Las penas que impone a cada uno de ellas son distintas pues aprecia que David Pallás Macaya, el autor material de la agresión, estaba afectado por el consumo de drogas en el momento de cometer el hecho y que Dolores Hermoso pagó 7.500 euros por adelantado para compensar a la pareja de su exmarido. A ambos los condena a dos años y tres meses de cárcel por la agresión, aunque a la septuagenaria le añade 8 meses más de condena por un delito de amenazas

A Ricardo Fernández Hernández lo castiga con 2 años y 4 meses de cárcel y mientras que a Epifanio Jiménez, nieto de Dolores como el anterior, le impone 3 años y medio de prisión, ya que le aplica circunstancia agravante de reincidencia. El tribunal absuelve a la exnovia de este último, María del Carmen R., al entender que no ayudó a cometer el hecho delictivo y que se limitó a conducir el coche que llevó a los acusados a La Muela el día de la agresión sin que se haya probado que sabía lo que iban a hacer, como mantenía su abogada, Marina Ons.

El tribunal considera probado que Dolores Hermoso, tras haber convivido durante muchos años con Ricardo H. J., con el que tuvo once hijos, este cortó la relación e inició una nueva con Rocío D. M., que a la vez era viuda de un hermano de Dolores. Durante el juicio se puso de relieve que estas circunstancias, no aceptadas por la acusada, deberían haber acarreado el destierro de Zaragoza de la nueva pareja, algo que no sucedió y que levantó la ira de la septuagenaria. De hecho, tuvieron que mudarse tanto del domicilio primero en Nuez de Ebro y luego de La Puebla de Alfindén porque, como testificaron en la vista, les hicieron la vida imposible hasta que recalaron en La Muela, donde se cometió la agresión.

El ataque, como recoge la sentencia, fue orquestado en julio de 2020 por Dolores Hermoso y su nieto Ricardo Fernández, preso entonces en una cárcel de Francia. Ambos encargaron a David Pallás que causara daño a Rocío D. M. y mantuvo diversas comunicaciones a traves de Whatasapp y Messenger con Ricardo Fernández dirigidas a organizar la ejecución del encargo, como facilitarle algún contacto para que le llevara y trajera de La Muela, ya que el sicario no conduce, fijar la fecha en que se iba a hacer o comprar los materiales necesarios para ello. Pallás se reunió también varias veces con la acusada.

Tras vigilar durante unos días a la víctima para conocer sus movimientos, el 6 de agosto acordaron llevar a cabo el plan y, en un coche ocupado por Dolores Hermoso, David Pallás y Epifanio Jiménez y conducido por María Ángeles R., se presentaron en La Muela. En el maletero llevaban la pata de madera con la que iba a ejecutar lo planeado y todos quedaron que esperarían al autor material en el vehículo para volver todos juntos a Zaragoza.

Sobre las ocho y media de la tarde, David Pallás se dirigió hacia Rocío D. y cuando pasó a su lado le dio un primer golpe que la hizo caer al suelo, donde le dio varios más “sin que conste acreditado que tuviera intención de acabar con la vida” de la mujer, como recoge el fallo  de la Sección Sexta. 

Tras cometer la agresión, se dirigió al lugar donde habían quedado, unas dos calles más abajo, pero nunca llegó porque varios vecinos lo persiguieron y cuando se estaba acercando al coche Epifanio Jiménez, sabiendo por qué huía, le dijo a su pareja: “arranca, arranca”. Pallás fue retenido por los ciudadanos y cuando la Guardia Civil lo llevó al cuartel confesó los hechos. Desde el primer momento dijo que no quería matar a la mujer, lo que ha sido tenido en cuenta por el tribunal, como mantuvo su abogado, Juan José Serra Peñafiel. Rocío D. sufrió lesiones de las que tardó en curar 21 días y no pusieron en riesgo su vida. 

Igualmente, durante la vista oral el letrado de Dolores Hermoso y su nieto Ricardo Fernández sostuvo que no existía un delito de tentativa de homicidio, sino de lesiones, lo que ha sido acogido por el tribunal. No obstante, José Cabrejas ha señalado que si bien está satisfecho con el fallo, en vía de recurso espera que sean atendidas todas sus pretensiones y que sus clientes sean absueltos. Esta es la segunda condena que recibe la principal acusada en esta semana.  

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