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Admite que saqueó las cuentas de la mujer que la tenía por ahijada en Zaragoza

La joven necesitaba dinero para poder vivir con su novio de forma independiente. 

Fachada de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Fachada de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Una joven de 20 años y su novio admitieron este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza que se aprovecharon de la confianza que una mujer tenía depositada en la chica, a la que conoce desde que nació, para sacar dinero de sus cuentas o efectuar con su tarjeta operaciones por importe total de 76.440 euros. Sin embargo, esta cuantía se ha reducido por diferentes circunstancias a unos 13.000 euros que los acusados deberán devolver si no quieren entrar en prisión para cumplir los dos años de condena que han aceptado. Durante el tiempo de la misma, la joven no podrá acercarse a la víctima, aunque esta no le guarda rencor y por eso está conforme con que no entre en prisión.

La estafa se cometió entre agosto y octubre de 2022. La acusada, M. B. B., había conocido con anterioridad al joven S. B. D. y quería consolidar su relación y vivir independiente, pero necesitaba dinero y se trasladó a vivir con la víctima, de 69 años, a quien le une un vínculo cuasi familiar. Por ese conocimiento personal previo sabía que la mujer tiene una serie de trastornos de personalidad que la hacen ser vulnerable y muy influenciable y, además, ya no tiene familia cercana. De hecho, considera a M. B. B. como su ahijada.

La confianza era tal que la joven se encargaba de las gestiones del día a día, incluidas las relativas a su patrimonio. Ella era quien la acompañaba al banco y operaba en las cuentas y con las tarjetas de crédito asociadas, sin que la víctima sospechara. La operación más importante la hizo entre el 11 y el 16 de agosto de 2022, cuando hizo tres transferencias digitales por un total de 35.800 euros a una cuenta suya personal que había abierto cinco meses antes. Para disimular, el concepto que puso en ellas fue "hospital", ya que la mujer había estado ingresada unos días en julio y en agosto, aunque los gastos ya los había sufragado la mutualidad Muface por su condición de funcionaria. 

Posteriormente, con la tarjeta de crédito de la víctima transfirieron 4.593 euros al Trust Baku, en Azerbaiyán, 18.000 a una cuenta de Lituania, 4.600 a una financiera irlandesa asociada a una empresa de juegos a nombre del acusado o 8.000 a favor de una particular.

El 10 de octubre de ese año intentó dar un paso más allá en su afán por obtener dinero del patrimonio de la víctima y se presentó con ella en el banco para que vendiera sus fondos de inversión y obtener liquidez, pero la directora de la sucursal sospechó de sus intenciones y se negó a ello.

En total, todos estos movimientos ascendían a 76.440 euros. No obstante, la buena reacción de la empleada de otra entidad bancaria por los mismos motivos permitió bloquear las tres transferencias digitales por importe de 35.800 euros, que le fueron reembolsados a la víctima, lo que redujo el perjuicio económico. Igualmente, cuando se denunciaron las estafas, el juzgado requirió la devolución de 18.000 euros a una empresa de pagos digitales.

La Fiscalía pedía para cada uno de los acusados cinco años de cárcel por tratarse de una estafa agravada por la cuantía y por el abuso de confianza. Sin embargo, sus abogados defensores Beatriz García Boldova y Javier Cestero plantearon la posibilidad de un acuerdo que incluía no solo el reconocimiento de hechos sino el pago de dinero para compensar el perjuicio económico. Entre esas cantidades figuran 3.000 euros de la fianza que prestó la joven para salir de la cárcel tras pasar cuatro meses en prisión provisional por estos hechos. Ahora queda pendiente de abonar unos 13.000 euros que deberán pagar a plazos.

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