El término Arcosur saltó por primera vez a la opinión pública en noviembre de 1998. Se le calificaba entonces como una nueva ciudad, la mayor operación urbanística de la historia de Zaragoza. Las cifras resultaban apabullantes: 600 hectáreas de terreno donde se levantarían entre 25.000 y 30.000 viviendas, y una urbanización que podría llegar a costar 40.000 millones de las antiguas pesetas. Estaba llamado a ser, según decían los impulsores del proyecto, un "segundo Actur". Veintiséis años después de aquello, las cifras son más austeras. El barrio crece, pero a un ritmo lento.

Por ahora, ha alcanzado un 18% de la ejecución prevista si se suman los 2.940 pisos ya construidos y los 1.103 que están en ejecución. El porcentaje ascendería casi al 22% si se suman los 962 que están en comercialización pero con los trabajos aún sin empezar, según datos de la Junta de Compensación. La capacidad total es de 22.813 viviendas. Arcosur tiene unos 6.000 habitantes, deslavazados en algunas zonas entre tramos y tramos sin asfaltar.

Pero lejos de lo que pueda parecer a simple vista, su expansión sigue en marcha. Los vecinos confían, y reclaman, en que al final esa nueva urbe con la que soñaban se haga realidad. Ellos dicen que allí, en la zona más al sur de Zaragoza, se vive muy bien. Consideran que los pros ganan de lejos a la escasez de servicios de la que adolecen y continúan luchando por revertirla. Entre las necesidades más acuciantes, desde la Asociación Vecinal Arqueros piden al Ayuntamiento que mejore la frecuencia de la línea 59 que conecta con el tranvía o que construya nuevos equipamientos deportivos y sociales.

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La historia de los primeros habitantes de Arcosur fue muy difícil. Ocho años pasaron esperando para entrar a sus viviendas sin saber, durante demasiado tiempo, si llegarían realmente a pasar del plano al hormigón. Y mientras, iban pagando religiosamente mes a mes un piso del que no podían disfrutar. Hizo falta mucho esfuerzo, reivindicaciones e insistencia para que no se convirtiera en otro proyecto más de los que acabó llevándose por delante la crisis inmobiliaria de 2008. El germen de lo que pueden disfrutar hoy se puso hace 15 años, cuando los propietarios de esos pisos todavía inexistentes crearon la mencionada agrupación vecinal y cuando, por fin, el 21 de junio de 2009 entraron por primera vez las máquinas para iniciar las obras de urbanización y que seis meses después se pudiera empezar a construir. Para entonces, ya deberían haber estado viviendo en sus nuevas casas.

Tan importante es aquella fecha que los vecinos la escogieron para dar nombre a una de las principales calles del barrio. Las otras se denominan como monumentos de España, lugares del Pirineo o videojuegos. Muchas de ellas todavía aguardan para estar rodeadas de edificios. Y son todavía más las que aún no se han creado. Es en los últimos años cuando la construcción de viviendas ha cogido más impulso. Están a punto de comenzar las obras de la denominada como fase 2 Noroeste, una nueva zona junto a Rosales del Canal con capacidad para 692 pisos y que albergará dos zonas verdes de 30.000 metros cuadrados. El objetivo es que los trabajos, que costarían 8,2 millones de euros, terminen en la primavera de 2025.

El presidente de la asociación vecinal, Jorge Hidalgo, alerta de que hará falta "más infraestructura". Y también más locales para poder darle esa "vidilla" de barrio. En la avenida del Patio de los Naranjos, cuenta, abrirá próximamente un veterinario y una clínica dental. Al lado, está el único bar del barrio y una tienda que ha salvado a los vecinos de más de un apuro. Y durante este mandato debería estar lista la escuela infantil municipal. El camino es largo, pero Arcosur sigue creciendo.