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Rencor y ansias de venganza en un juicio en Zaragoza: "Lo que quería era matarme, no el destierro"

La víctima de una agresión por encargo afirma que llevan seis años persiguiéndola a ella y a su actual. La acusada de tentativa de homicidio niega los hechos. ​

Dolores H. J. y el resto de acusados, este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Dolores H. J. y el resto de acusados, este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

Inquina, rencor e incluso odio y rabia contenida con dificultades se han sentido a lo largo de toda la mañana en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Zaragoza. En el banquillo de los acusados se sentaba una de las protagonistas de la historia, Dolores H. J., de 72 años, con dos de sus nietos, la expareja de uno y la mano ejecutora que atacó a su peor enemiga: Rocío D. M., de 42 años, excuñada suya y actual mujer de su exmarido, Ricardo H. J., un hombre, septuagenario como ella, con el que vivió 40 años y tuvo once hijos.

Dolores H. J. se presentó ante el tribunal como una mujer maltratada de toda la vida, que ha recibido palizas continuas e incluso después de que su marido se fuera con otra hace ya seis años. “Me ha pegado mucho. Se fue con esa señora, pero aún así venía a casa, me pegaba y rompía cosas. Una vez no le quise abrir y quemó la vivienda con los nietos dentro”. Añadió que estaba “desesperada” aunque ahora se siente “responsable” de haber trasladado esta situación a sus nietos, pues uno de ellos, Ricardo F. H., está siendo juzgado por haber buscado al sicario que le hiciera el favor de quitar esa pena a su abuela. Otro nieto, Epifanio J. H., está acusado de llevarla a ella y al ejecutor, David P. M., en el coche hasta La Muela, donde se cometió la agresión.

Mientras, su exmarido, Ricardo H. J., ha dicho de Dolores H. que es una “mala mujer” y la conoce perfectamente porque han estado juntos 40 años y los últimos cinco lo ha “perseguido” ella y “los que la rodean”, en referencia a sus nietos, con los que ya no se relaciona. Ha explicado que desde que la dejó y se fue a vivir con Rocío D. M. ha cambiado de población tres veces. “Tuvimos que irnos de Nuez de Ebro, luego de La Puebla de Alfindén y en La Muela la atacaron”, ha dicho.

“A día de hoy no tengo miedo de ella, sino de los que tiene a sueldo. Tiene un poder grandísimo y les paga con droga”, ha manifestado. No obstante, a preguntas del abogado de Dolores H., José Cabrejas, a admitido que nunca denunció las amenazas: “No lo he hecho porque son hijos míos”.

El exmarido entró en la sala en medio de una tensa expectación, pues el presidente de la misma, el magistrado Francisco Picazo, acaba de expulsar a su nieto y acusado Ricardo F. por sus continuos comentarios por lo bajo, algo que también sucedía entre los familiares, mayoritariamente mujeres, que han asistido a la vista. Ricardo H. J, llegó conducido por la Policía, ya que está cumpliendo condena en la cárcel de Zuera por drogas, un delito que ya lo ha llevado otras veces a prisión. Cuando ha terminado de declarar se ha despedido del banquillo de los acusados con un: “Gracias por todo, majos”. A lo que uno de ellos ha respondido: “Tú no tienes vergüenza”.

Antes que la expareja había declarado David M. P., de 43 años, autor confeso del ataque a Rocío D. H. Como ya hizo ante la Guardia Civil el día que fue detenido, el 6 de agosto de 2022, se ha atribuido toda la responsabilidad aunque ha tratado de suavizar el hecho reiterando que de ningún modo la intención era matarla, sino darle un “susto”, un “aviso”, un “escarmiento”. Ha explicado que lo hizo por hacerle un favor a su amigo Ricardo F., en ese momento preso en Francia con una condena sobre sus espaldas de diez años. 

Según David P. M., su amigo pasaba mucha “penica” por su abuela porque su abuelo le pegaba y maltrataba y estaba muy “estresado” por no poder hacer nada por ella. “Soy yo el que decide hacer algo para que se relajara y pensé que si le daba con un palo y le hacía un chichón en la cabeza ya estaba. Hice mal en tomarme la justicia por mi mano, lo reconozco, pero no iba a matarla”, ha insistido

El encausado ha negado que la acusada le pidiera que le hiciera “cuanto más daño, mejor” y que le “daba igual” si la mataba. “Eso es una expresión coloquial, como cuando tu padre te dice enfadado que te va a matar, está claro que no”, ha contado a preguntas de su abogado, Juan José Serra. Insistió en que por eso usó un palo de madera, no un cuchillo, ácido o una pistola, algo que ha admitido que llegaron a hablar con anterioridad. “Estando un día antes en casa de Dolores vi un palo y dije, con esto mismo va a ser, y lo guardaron en el maletero”, ha contado.

Recordó esa tarde de agosto y dijo que lo llevaron a La Muela en coche Epifanio J. H. y la entonces pareja de este, María Ángeles R. G. Ha negado que en el vehículo fuera montada Dolores H., aunque la Guardia Civil asegura que era así por un vídeo grabado por el propio David M. P. en el turismo en el que se ve el característico bastón que usa la septuagenaria así como por un anillo y las marcas en sus brazos.

Tras haber hecho vigilancias una semana antes, cuando vio llegar a Rocío D. M. caminando por una fue a por ella. “Le di un golpe, ella se protegió con los brazos y cayó al suelo. El segundo lo fallé porque iba drogado y cuando el tercero le pegué en la cabeza y dijo ¡Ay!, pensé, ya es suficiente. Ya le sirve de aviso y de escarmiento”.

Ha añadido que luego la dejó allí y se fue andando tranquilamente hacia el coche donde se suponía que le esperaban. Pero los gritos de la mujer no solo alertaron a los vecinos, que redujeron y retuvieron con bridas al agresor hasta que llegó la Guardia Civil, sino también a sus acompañantes, que salieron zumbando de La Muela.

En su declaración ante los agentes, llegó a admitir que le habían ofrecido dinero por el encargo, ya que estaba en ese momento muy enganchado a las drogas, pero en la mañana de este lunes lo ha negado. “Lo de que me ofrecieron dinero lo dije porque estaba enfadado por que me hubieran dejado tirado y se fueran con el coche. Me supo muy malo”, ha explicado.

Mientras, la víctima de todo esto, Rocío D. M., ha confirmado todo lo que dijo en su día, que se sentía perseguida por Dolores H. por estar con su exmarido y que este la dejó por que era “muy mala mujer”. Rocío D. ha relatado que estuvo casada con un hermano de Dolores y se quedó viuda y con seis hijos. Y que cuando se juntó con Ricardo F. él ya no estaba con ella. “Y los seis años que llevamos juntos ha sido un calvario porque ella quiere más que un destierro, quiere matarme”, ha insistido varias veces.

La testigo, que ha declarado tras un biombo, ha asegurado que la acusada le enviaba mensajes y hacía llamadas. “Más de 40.000, eso es acoso. Y lo que ha hecho es un intento de homicidio”. En cuanto al día de la agresión, la víctima ha contado que recibió “numerosos y repetidos golpes” y que no tiene palabras para agradecer la intervención de los vecinos de La Muela porque si no, a estas alturas, estaría muerta.

El juicio continúa mañana con las pruebas de los peritos y los informes de la fiscal y los abogados de la acusación, Olga Oseira, y de la defensa, José Cabrejas, Juan José Serra, Marina Ons y Soraya Laborda.

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