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La regla del 10/20 que salva a los niños de morir ahogados

Siete personas han muerto por ahogamiento en Aragón en lo que va de año, tres en el último mes. 

Los buzos de los Bomberos estuvieron trabajando todo el domingo junto al recinto de la Expo.
Los buzos de los Bomberos en el Ebro, junto al recinto de la Expo.
Toni Galán

Siete personas han muerto ahogadas en Aragón en lo que va de año, tres de ellas en este mes de julio que está a punto de terminar. La cifra en España es desalentadora: 274 personas -229 hombres y 45 mujeres- han perdido la vida por accidentes o imprudencias en distintos espacios acuáticos, desde pantanos a playas, pasando por barrancos, cuevas o piscinas. De todas ellas, 12 eran niños o adolescentes que no habían cumplido aún los 17 años, como la pequeña de 14 meses que murió el pasado jueves en una piscina hinchable en su casa de Ateca (Zaragoza).

Cada año fallecen en España más de 400 personas por ahogamientos (422 perecieron en 2023) y una treintena de ellas eran menores de edad, según datos de la Real Federación Española de Socorrismo y Salvamento. En ellos se dan todo tipo de casuísticas, bien son niños que caen de manera descuidada en una charca, piscina o pozo; adolescentes que juegan sin ser conscientes de los peligros o nadan bajo la influencia del alcohol o las drogas; adultos que no miden sus fuerzas o deportistas mal preparados o que arriesgan más de lo necesario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que el ahogamiento es una de las 10 principales causas de defunción de niños y jóvenes en casi todas las regiones del mundo y que cada hora, de cada día, más de 40 personas pierden la vida por ahogamiento. En sus estudios han constatado que los niños menores de cinco años corren un riesgo desproporcionado; y que los hombres tienen el doble de probabilidades de ahogamiento que las mujeres y que más de la mitad de las víctimas son menores de 25 años.

La vulnerabilidad de los niños varía con la edad. Así, recuerdan que los menores de 12 meses son relativamente inmóviles y dependen totalmente de sus cuidadores. Se pueden ahogar muy rápidamente en muy poca agua (bastan 10 centímetros), y en espacios que se podrían considerar no peligrosos como un cubo o incluso un lavabo. Y cuando los niños ya se pueden desplazar, gateando o andando, es imprescindible que estén todo el rato vigilados por un adulto.

Una de las reglas que evitaría la muerte o las lesiones graves de los menores es la conocida como 10/20. Es decir, que la persona encargada de supervisar a los niños mire al agua cada 10 segundos como mínimo y los tenga al alcance de su mano a una distancia que pueda recorrer en 20 segundos como máximo.

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