gastronomía
Tesoros gastronómicos de un museo: de vasos de cerveza prehistóricos a las bandejas de horno romanas
En los museos aragoneses se encuentran piezas que relatan qué alimentos se tomaban en épocas pasadas o cómo eran las elaboraciones.
Este sábado se celebra el Día Internacional de los Museos. Estos lugares son un viaje en el arte y en el tiempo. En un paseo por sus salas y pasillos se descubren las tendencias de la moda de siglos pasados. Cómo eran las familias. También costumbres que un día desaparecieron. Pinceladas de edificios que cayeron. O cómo se vivía la fe y las diferentes creencias.
Además, son una oportunidad para ahondar en la gastronomía, ya que se descubren numerosas piezas que están íntimamente relacionadas con la alimentación y la gastronomía de siglos remotos. Por ejemplo, el Museo de Zaragoza –cerrado hace unos meses por obras- conserva elementos que desvelan qué alimentos se tomaban o técnicas de cocina.
"Tenemos vasos campaniformes que, en su mayoría, estaban dedicados a la bebida de cerveza", explica Isidro Aguilera, director del Museo de Zaragoza. No obstante, su consumo estaba más relacionado con un procedimiento ritual que como alimento o como diversión. Aparecieron en varios puntos de la provincia, como Borja o Mallén. También se ha dado con utensilios para elaborar queso.
Desde el Museo se señala que uno de los cambios "más significativos" que aportó la llegada de Roma fue en la alimentación, tanto en la preparación de alimentos, como en la elaboración de recetas o en la presentación en la mesa. "El menaje de la época romana era muy exquisito –menciona Aguilera–. Por ejemplo, las familias de la alta sociedad traían copas de metales preciosos, como plata, o de cerámica de Italia. Estas eran piezas muy decoradas. En cambio, las más humildes optaban por la madera, por lo que no ha llegado a nuestros días".
"También se han encontrado bandejas de horno, específicamente hechas para eso, u ollas para cocer que se ponían sobre trébedes y que no fueran directamente al fuego", añade el también arqueólogo. Cucharas y cuchillos de mesa se suman a la colección de menaje romano, que es "muy completo".
"Además, a los romanos les gustaban mucho las salsas y utilizaban morteros para elaborarlas", transmite Aguilera. Estos utensilios también eran para descortezar el grano, fabricar pan o platos de carne, entre otros fines.
En el amplio catálogo de la institución zaragozana hay modiolos, páteras y cuencos procedentes de Velilla de Ebro. Hasta su cierre temporal, en otra de las vitrinas se descubría cuencos de Zaragoza. O una gran copa encontrada en Nuestra Señora del Pueyo, en Belchite. En la descripción se observa que data de mediados del siglo I d. C. y que está decorado con parejas de gladiadores –tracios, retiario y secutor– en posición de combate o Mercurio que los separa.
Otra vertiente de investigación son los envases que se utilizaban para transportar alimentos, como las ánforas o las tinajas donde se guardaban olivas, aceite o vino, entre otros.
Los alimentos más allá de los utensilios
Además de en los utensilios y menaje, la alimentación también se aprecian en los mosaicos zaragozanos de la época romana. Por ejemplo, se aprecian granadas, hojas de parra o frutos rojos, entre otros. "No tienen un significado gastronómico ni alimenticio, sino simbólico. Es como para nosotros el roscón de San Valero", ejemplifica Aguilera. También se le podía sumar el significado de opulencia.
El arte de la gastronomía se muestra en el plato y en la vitrina. En el caso del Museo de Zaragoza, habrá que esperar un tiempo para volver a ver estas piezas, dado que permanece cerrado por obras.
