Opinión
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  • Isabel Soria

Pasas que cosan

Pasas que cosan
Pasas que cosan
Pixabay

Podría haber dicho son ‘sasco que sanpa’ o ‘sopas que sanco’, pero no, el muchachote que recién estrenaba curro en el chiringuito playero dijo "pasas que cosan" en vez de cosas que pasan. Y me encantó y me hizo pensar sobre ese fenómeno que algunos tenemos en mayor o menor medida, que es la dislexia, o la silesia, o la diplesia o que no sé muy bien.

Ese arte de mal decir o de mal hablar, o de escribir con desorden, de no saber nunca con ciencia cierta dónde está tu izquierda, o tu derecha es muy habitual. Si a esa complejidad le añades que hay que decirle al que tienes enfrente dónde está la derecha, la izquierda con un espejo delante, pues para qué. Me recuerdo a mí misma, hace muchos, muchos años, haciendo aeróbic en un gimnasio con espejos por todos los lados. Primera clase –y única–. La enérgica monitora diciendo derecha, arriba, pierna izquierda, mano derecha. Yo echa un nudo y un lío. Hasta que al final le dije: "Mira, déjame, que ya te muevo los brazos y las piernas, no te preocupes". No volví, claro. Pero vaya, que tampoco el deporte ha sido lo mío.

Como en internet está todo y lo que no, se inventa, busco disléxicos famosos. Son ciento y destacan en todos los ámbitos, científicos, humanistas y deportistas. Así que no preocuparse. Que no pasa nada por confundir la poesía por la ‘poseía’, a la literatura por la ‘telitatura’, que todo el mundo con un poco de paciencia, cariño y humor nos entiende, hasta las monitoras de zumba y aeróbic. Y ojo, eso sí, con conducir en países ingleses. Recomiendo también mirar a los dos lados siempre, por que ya se sabe, hay ‘pasas que cosan’.

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