Quique Qrtiach, escritor y músico: "Mi vida se asienta sobre cosas muy simples"

Artiach (Zaragoza, 1973) presentó este lunes el tercer volumen de sus ‘Historias de camareros’ (edita Los Libros Del Gato Negro, e ilustra Nacho Rúa) en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.

Quique Artiach, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza
Quique Artiach, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza
Francisco Jiménez

Don Quique, ¿qué?Ya ve. Con un libro, el tercero de estas cosas de camareros que les cuento. Dos autoeditados y el tercero, el de ahora, con Los Libros del Gato Negro y las ilustraciones de Nacho Rúa, que ya hizo la portada del segundo y que le ha dado un toque especial a estas historias.

Un material literario que no le han contado, todo lo ha vivido usted.
Desde los 18 estuve ayudando a la familia en Casa Lac, en los 90. Primero los fines de semana y las vacaciones, luego contratado durante 10 años. Sumo otros seis trabajando en hostelería para otros.

Todas estas vivencias curiosas… ¿cree que las atrae usted, o le pasan a toda la profesión?No sé. A mí me pasan, sí. Las del tercer libro son del último bar en el que trabajé, ahí le llamo Supersecreto X porque iba publicando cosas sueltas en las redes y no quería perjudicar a nadie. Estuve cinco años allá y siempre me trataron muy bien, a mí y a las compañeras: Rosa, Rosy, Yami… yo no estaba acostumbrado a atender terraza, es todo un mundo, a veces llegaba desesperado a casa. Escribir era un escape, cuestión de supervivencia por la vía del humor y el relato del surrealismo.

"El mundo está que no se puede aguantar: hay que elegir entre fijarte más en lo trágico u optar por lo que te pueda alegrar, y que además puedas compartir con los demás"

La gente que sabía de la identidad del bar Supersecreto X empezó a ir para curiosear, con la ilusión de que escribiera usted de ellos.Es humor muy blanco, no doy nombres… a los que me identificaban y pedían salir en las historias les explicaba que eso no funcionaba así, que las cosas pasan cuando pasan. Ocurre que también empezó a llegar gente que conocía historias previas y quería recrearlas. Eso le pasaba a Bukowski, la gente iba a beber con él porque querían salir en sus libros. No soy Bukowski, compartimos eso.

Usted invoca en sus anécdotas a la parte más ‘underground’ del santoral. ¿De dónde viene eso?No soy muy practicante, pero lo del santoral se nos ocurrió a Rosa y a mí en los días del surrealismo máximo en el bar. En vez de recitar el "Cristo, ten piedad" se nos ocurrió mirar los santos del día y encomendarnos a ellos. Salían los de menos fans y, por lo tanto, menos trabajo de encomiendas. San Pablo Miki se convirtió en favorito, porque lo invocamos un día y el servicio fue fantástico. Cuando fallaba, pasábamos a la siguiente figura: por ejemplo, Santa Magdalena de Nagasaki.

También ha tirado usted a menudo de Hildegarda de Bingen.Bueno, fue una sabia que hizo de todo cuando las mujeres no podían hacer gran cosa. Ella le echó el lúpulo a la cerveza, por ejemplo: le debemos las cañas modernas. De su inteligencia sabían obispos y hasta papas. Era música, pintora… una persona fascinante.

Usted es concienzudo como paseante zaragozano, todo un ‘flaneur’. También fue flanero. ¿En qué centra ahora sus esfuerzos?Pues en preparar un espectáculo musical que va desde mi época de cantautor romántico a la actual de escritor humorístico: ‘Del amor al humor’, se llama. Un giro vital. El mundo está que no se puede aguantar: hay que elegir entre fijarte más en lo trágico u optar por lo que te pueda alegrar, y que además puedas compartir con los demás. En cuanto a los flanes del bar Supersecreto X, eran un clásico, sí. Y las flaneras eran mías: solo perdí una, que se llevó una clienta.

¿Sigue usted leyendo a todas horas?Compulsivamente. La lectura me ha salvado la vida en numerosas ocasiones, es una afición de siempre y trato de leer todo lo que parece interesante. Tuve una tienda de juguetes clásicos y pusieron al lado una tienda de camisetas; entonces leí un libro sobre camisetas. Con los paseos y la lectura voy llegando a lugares que me sirven para entender un poco mejor el mundo, ya sean chaflanes, manuales de quiromancia o Dostoievski.

"La lectura me ha salvado la vida en numerosas ocasiones, es una afición de siempre y trato de leer todo lo que parece interesante"

¿Cuánta producción musical tiene?Tres discos editados, dos como cantautor y uno como bajista de Juanita Calamidad, aunque he participado en muchas otras grabaciones. Quise ser estrella del rock, del pop, de la canción de autor, de todo. Tras un desengaño amoroso, mi salida fue querer triunfar en el mundo entero. La realidad se fue imponiendo, claro: es una pena tener que ir reduciendo tus expectativas. 

Qué lata, eso de la ley de vida. Dan ganas de ser ilegal.Un amigo mío, gran pianista, me dijo una vez que era difícil comer de la música, pero que si al menos pudiéramos merendar… Es una pena que la sociedad no halle hueco para valorar tanto talento como veo por ahí, no lo digo por mí. Yo ahora estoy flojo de salud, hago planes de día en día, a tres meses como mucho. Soy un tío austero, tengo claro lo que me gusta y mi vida se asienta sobre cosas muy simples. Si me tocara la lotería, acabaría haciendo más o menos lo mismo que ahora.

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