El mus en Aragón, del envido al órdago: "Aprendí trabajando de detective"

En Zaragoza hay dos asociaciones de este juego de naipes, capitaneadas por Miguel Ángel González y Agustín de Castro, delegado nacional. No se apuesta dinero: ‘solo’ se juegan la honra.

Varios miembros de la Asociación Aragonesa de Mus, jugando en el bar Cavia de Zaragoza el pasado viernes
Varios miembros de la Asociación Aragonesa de Mus, jugando en el bar Cavia de Zaragoza el pasado viernes
Guillermo Mestre

"El mus es el juego de juegos". Así de contundente se expresa Pilar García Alonso, alma del bar La Cepa Dorada de Zaragoza. Habla con conocimiento de causa: en su establecimiento ha organizado 17 torneos y ha repartido a los ganadores otras tantas parejas de chapelas bordadas con el año de celebración y el nombre del bar, que ha regentado junto a su marido, ya fallecido, Víctor Peñaranda. Pero, ¿qué tiene el mus para que lo defiendan tanto quienes practican este sano ‘deporte’? Todos los consultados sacan pecho destacando que no es un juego de apuestas. Si se gana algo no es dinero… en todo caso, la honra, que ya es bastante. ¿Y cómo aprendieron a echar órdagos los presidentes de las dos asociaciones de mus que hay en Aragón, así como miembros de las mismas? Hay respuestas para todos los gustos: desde el que se inició en los envites con los cuñados vascos, hasta quien aprendió trabajando de detective.

Este último caso es el de Miguel Ángel González, presidente de la Asociación Aragonesa de Mus, quien fue detective antes que escolta. "El compañero que estaba conmigo haciendo la vigilancia en el coche era madrileño y decidió enseñarme a jugar al mus para matar el tiempo". Y jugando mano a mano, quitapiedras va, quitapiedras viene, le entró el gusanillo y todavía no lo ha soltado. Eran los años 1975-76 cuando empezó y ahora lidera una asociación que nació oficialmente en 2003 y cuenta con 89 socios. Para entrar te tiene que avalar uno de sus miembros y se pagan 20 euros al año. Se encuentran un par de tardes a la semana (los miércoles extraoficialmente, los viernes en convocatoria oficial). Han cambiado varias veces de sede para sus lances de mus, pero desde hace año y medio acuden al bar Cavia de la calle Bretón, donde Sabino Sánchez les atiende con diligencia. "Es muy buena gente, hay armonía y no montan líos", asegura el dueño de la cafetería. Una de las normas no escritas, explica el "presi", como llaman cariñosamente los socios a Miguel Ángel González, es que cada uno se paga lo suyo, salvo antes o después del juego, cuando se pueden invitar entre ellos. Defiende que el juego en sí ya acarrea bastante tensión como para añadirle más.

Esta es una de las casi trescientas entidades con fines gastronómicos registradas en Aragón.
Miguel Ángel González (con delantal de cuadros) y otros amigos del mus en la sociedad gastronómica y recreativa Aragonae, en Zaragoza
Francisco Jiménez

Agustín de Castro preside Mus Aragón y es el delegado nacional de este juego en la comunidad. Fue la familia de su esposa, natural de San Sebastián, quien le llevó a dominarlo. "Mis cuñados celebraban torneos y aprendí con ellos. Me piqué y acabé ganando unos cuantos campeonatos", sonríe. A Mus Aragón pertenecen unos 70 socios, 20 de ellos navarros (y eso que allí se juega a 4 reyes, no a 8 como en Aragón). Se juntan los viernes a jugar en La Dolce Vita, en Las Fuentes, y cada martes celebra un grupo una comida en la sociedad gastronómica Aragonae, a la que siguen unas partidas. En el mismo local, Miguel Ángel González también organiza encuentros tanto de mus como gastronómicos y musicales.

La mayoría de los consultados coincide en que en el mus no gana quien tiene las mejores cartas, sino quien mejor sabe gestionarlas porque es un juego de faroleros. "Hay que tener pericia para jugarlas", señala María José Morera, vocal de la Asociación de Amigos del Mus, que aprendió a manejarse con los cuatro lances en Benasque hace ya un par de décadas con unos amigos vascos y llegó a crear un especie de escuela de mus junto a Pilar en la Cepa Dorada.

El ‘solomillo’ de mano; ganar grande, chica y pares con dos ases; y dúplex altos de dadas son las jugadas favoritas... salvo cuando son una pesadilla
Partida de mus en el Cavia. De frente, María José Morera, vocal de la Asociación Aragonesa de Mus. A la derecha, José Carnicer, 'Jota'.
Partida de mus en el Cavia. De frente, María José Morera, vocal de la Asociación Aragonesa de Mus. A la derecha, José Carnicer, 'Jota'.
Guillermo Mestre

Cada uno tiene sus jugadas favoritas. De Castro se queda con dúplex de reyes y seises porque son altos y dan buen juego (32, el mejor después del ganador 31). José Luis Centelles, que lleva tres décadas practicando este bonito deporte, desde que le enseñaron unos vascos en Javea, prefiere el solomillo de mano (tres reyes as). Pero una vez perdió un órdago a la grande con tres reyes caballo siendo mano y sin descartes… porque el contrincante llevaba cuatro reyes. Algo similar le pasó a otra compañera de la Asociación Aragonesa de Mus, Mari Carmen Ibáñez: su jugada favorita son los dúplex grandes de dadas, pero tiene clavada la espina del campeonato que perdió con dos reyes y dos caballos de mano y sin descartes… también llevaba cuatro reyes. María José Morera coincide en que los dúplex grandes de mano son los mejores, pero a veces se convierten en la peor pesadilla: "Cuando te entran de dadas y el mano saca unos dúplex mayores".

Recuento del mus al final de una partida
Recuento del mus al final de una partida
Guillermo Mestre

José Carnicer, 'Jota' para los amigos y uno de los fijos en la cita ante el tapete en el Cavia, tiene muy claro cuál es su jugada favorita: ganar la grande, la chica y los pares con dos ases. Asegura que incluso cuando pierde se ríe, pero como a todos, lo que más le gusta es ganar, "sobre todo al presi", remata esbozando una amplia sonrisa.

Del mus negro a "la zaragozana"

Para Gerardo Sanz, madrileño que aprendió de chaval en el barrio y se doctoró en el mus en la Facultad de Físicas de la Autónoma, lo que más le gusta de este juego es, precisamente, "trolea" al contrario, vacilarle para lograr engañarlo. Entre las anécdotas que acumula, destaca que todavía no sale de su asombro cuando su compañero quiso un órdago al juego con 33 (la puntuación más baja) ¡siendo postre!

Miembros de la Asociación de Amigos del Mus que se dieron cita el pasado viernes en la cafetería Cavia para jugar
Miembros de la Asociación de Amigos del Mus que se dieron cita el pasado viernes en la cafetería Cavia para jugar
Guillermo Mestre

El "presi" tiene varias jugadas favoritas. "Yo tengo pálpitos, y eso no es ser buen jugador de mus, pero la estadística dice que gano más que pierdo" (por cierto, con De Castro ha ganado varios campeonatos). Pilar, de la Cepa, confiesa que se da muchas veces mus negro (con buenas cartas de mano, para que corten los contrarios y pillarlos). Pero aunque los naipes vengan mal dados, aún se puede remontar haciendo ‘la zaragozana’, como se refieren los aficionados de todo el país a dar la vuelta al marcador y acabar 4-3 después de ir perdiendo 0-3.

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