gastronomía
'Snacks' de lengua de pato, chocolatinas de oro y otros productos en el gran supermercado asiático de Zaragoza
En las estanterías de este comercio se encuentran sabores de China, Japón, Corea, Tailandia o Vietnam, entre otros países.
Miles de kilómetros separan Asia y Zaragoza. Pero se puede viajar con tan solo dar dos pasos, al cruzar las puertas de un gran supermercado del barrio de Las Delicias. Al adentrarse por sus pasillos se descubren nuevos sabores, productos, formatos, elaboraciones... Los productos los consiguen directamente de China, Japón, Corea, Tailandia o Vietnam, entre otros países.
Food Cash Zaragoza abrió hace unos dos meses y aseguran que la acogida durante este tiempo ha sido "muy buena". "El primer día fue increíble. Empezamos avisando a los asiáticos que vivían en Zaragoza, que vienen en busca de productos que ya conocen y comían en su país, los compran sin pensar", comenta Yiyi, responsable de este establecimiento de la calle de Santander. En parte también porque se abastecen de marcas de siempre, que han visto en su casa toda la vida.
Entre los lineales también caminan españoles, que investigan y prueban algunos productos que les llaman la atención o que han visto en las redes sociales: "Nos vienen con los vídeos de Tik Tok o Instagram y capturas". En Madrid este tipo de comercios son habituales, en muchas calles se divisan hasta dos en la misma acera, pero son mucho más pequeños. "Sin embargo, aquí hemos apostado por establecernos en un gran local", añade Yiyi, de raíces chinas.
En los siete pasillos que tiene este supermercado se encuentran productos de lo más curioso. ¿Cuál es el más raro? Yiyi responde rápido: "El durian". Es una gran fruta de lujo -el kilo supera los 20 euros-, con pinchos a su alrededor y que es habitual en los hogares de Indonesia, Malasia, Filipinas o Tailandia. "Es extraño porque la primera vez que lo pruebas sabe fatal, pero después encanta", apunta Yiyi.
Hay bebidas para tomar tanto calientes como frías. Una de las que más llaman la atención es el ramune, un refresco tradicional japonés de la marca Hata que tiene un dispositivo que al presionarlo cae una canica y se crea el gas. Los hay de multitud de sabores desde melón hasta de lichis.
La variedad de sabores de cada producto es amplia. "En Asia apreciamos muchos más sabores, el picante puede ser mala, que deja la boca dormida, o sanla, que da sabor", distingue Yiyi. Por ejemplo, hay galletas Oreo chinas de melocotón, higo, uva, fresa, frambuesa, de tarta de cumpleaños o de helado de matcha, con un final refrescante. Incluso, 'light' para aquellos que estén a dieta. Ocurre lo mismo con los Kit Kat, en este caso de Japón, que los hay hasta recubierto de oro. O con los Pocky, unos famosos palitos recubiertos de chocolate. También sorprende el abanico de patatas fritas: de calamares, lengua de pato...
Además de los alimentos ya terminados, hay ingredientes para elaborarlos en casa, de hecho, es sorprendente el pasillo dedicado únicamente a la pasta: de arroz, trigo, boniato, patata, con y sin gluten, tortitas vietnamitas...
En estas estanterías ofrecen un 'hot pot' transportable, la conocida olla caliente china: es un envase donde al agregar agua comienza a hervir y se añaden los ingredientes, organizados en pequeñas bolsas. También precocinados, como los fideos instantáneos de marcas auténticas, takoyakis, mochis, onigiris congelados...
Salsas en garrafas, sacos de arroz... las cantidades de algunos productos son industriales. Ya que, además de estar abiertos para los ciudadanos, trabajan con hostelería. Es una inmersión asiática, pero sin salir de la capital aragonesa.
