Del cruasán con cuernos a los minis, el gigante y la versión con helado

Le Petit Croissant celebra su mayoría de edad, 18 años de actividad en Zaragoza, con una innovadora oferta de este bollo de hojaldre.

Anne-Laure Romeuf y Daniel Castillo, con su amplia oferta de cruasanes.
Anne-Laure Romeuf y Daniel Castillo, con su amplia oferta de cruasanes.
Alejandro Toquero

Le Petit Croissant celebra este año un doble aniversario: la mayoría de edad desde que abrió la primera tienda en Zaragoza hace 18 años, y diez desde la apertura del establecimiento de Puerto Venecia. Esta doble conmemoración es una buena excusa para conocer cómo ha evolucionado su producto más icónico, el cruasán, y al mismo tiempo, el gusto de los zaragozanos alrededor de este bollo de hojaldre.

La propietaria, Anne-Laure Romeuf, recuerda que al inicio su idea era crear una panadería pastelería artesanal enfocada a la oferta de panes de calidad y elaboraciones como la baguete de Gruyère. “Teníamos también el típico cruasán francés, alargado, pero a la gente no le gustaba, así que tuvimos que cambiarlo y elaborarlo con las dos puntas hacia dentro, como si tuviera cuernos”, recuerda. Hoy en día, este detalle ha cambiado y todos los cruasanes son alargados.

Les Petits van rellenos y su formato es mini.
Les Petits van rellenos y su formato es mini.
A. T.

A la hora de prepararlos, Anne lo fía todo a la calidad de las materias primas. “No hay más secretos”. Para este producto estrella, por ejemplo, emplea una mantequilla especial que llega en placas. “La traemos de Francia junto a algunas harinas”, explica. Y se nota, vaya si se nota.

Desde este primer cruasán, el clásico, la evolución ha sido muy grande. Pronto llegaron los salados. Primero el de jamón cocido y queso, y luego los de jamón serrano con brie o salmón con queso fresco y lechuga.

“Hace unos años un cliente nos dijo si le podíamos preparar un cruasán grande y nos pusimos a ello; no es fácil que con este tamaño fermente bien por dentro y que no se baje, pero lo conseguimos y desde entonces lo ofrecemos puntualmente a la clientela”, comenta la propietaria.

Le Petit Croissant tiene tres tiendas en Zaragoza.
Le Petit Croissant tiene tres tiendas en Zaragoza.
A. T.

Es su famosa versión XXL. Impresiona a primera vista. Mide casi medio metro y pesa un kilo. “Hay gente que se lo lleva para un desayuno familiar, un cumpleaños o sustituyendo a una tarta”, prosigue. El maestro pastelero Daniel Castillo asegura que “aunque parezca que queda más seco que los normales, no es así; está muy jugoso”. En esta versión también hay un formato de medio kilo.

El cruasán de almendra es típico en Francia y fue de los primeros rellenos. En este caso, de crema de almendra. Lo singular es que se hace una doble cocción en el horno y queda muy crujiente. El azúcar glas y las almendras en láminas le dan una presencia muy apetecible.

Pero el ´boom` de los rellenos llegó con el baturro, un cruasán bicolor que dibuja sobre la superficie un cachirulo. “El toque final es el chocolate con praliné de avellanas que va por dentro”, explica Daniel. Pero más allá de lo atractiva que resulta esta pieza, su verdadera importancia es que marcó tendencia y a partir de ese momento, en Le Petit Croissant se empezaron a rellenar muchos más: de pistacho, kinder, frambuesa… “Los clientes los adoran”, aseguran los dos protagonistas.

Anne-Laure Romeuf y Daniel Castillo, con su amplia oferta de cruasanes.
Anne-Laure Romeuf y Daniel Castillo, con su amplia oferta de cruasanes.
Alejandro Toquero

La siguiente idea fue reducir su tamaño y crear Les Petits. Se asemejan a los populares ‘Manolitos’ que se han puesto de moda en toda España, aunque son muy distintos por los ingredientes utilizados.

Para los rellenos, el jefe del obrador emplea estos: leche caramelizada y pasta de avellana, crema de queso y confitura de frambuesa (cheese cake), crema untable de cacao y avellana, y praliné de avellana a la antigua. Se prepara uno a uno y manualmente. Un trabajo totalmente artesano.

En este proceso innovador hay algunas preparaciones más. Por ejemplo, la torrija elaborada con la masa de este bollo de hojaldre; en la vitrina de las tres tiendas también aparece bien visible la palmera de cruasán y, lo último, el cruasán con helado que probablemente dé bastante que hablar este verano. “Va cortado por arriba y en la parte superior se pone el helado con unos ´toppings` por encima y sobre un vaso; está muy de moda en toda Europa”, comenta Anne.

Pero en estos 18 años, Le Petit Croissant no solo ha hecho evolucionar el producto, sino también su presentación. Por ejemplo, recientemente han creado un ramo de flores con cruasanes en su interior envueltos en celofán para entregar a domicilio.

“Creo que hemos conseguido que su protagonismo vaya más allá del desayuno y que los zaragozanos recurran a él en muchos momentos del día y que esté presente en eventos y conmemoraciones, así que estamos muy contentos”, concluyen Anne y Daniel, convencidos de que van a seguir implicados en este proceso innovador.

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