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La galería comercial de Zaragoza que resiste 40 años en el centro: "El Caracol no está muerto"

El pasaje con salida al paseo de la Independencia, que ha vivido momentos de gloria y decadencia, afronta una nueva etapa que las tiendas y servicios que quedan ven con buenas perspectivas.

Centro comercial El Caracol de Zaragoza. Comercios que resisten 40 años después.
Miguel Ángel Compadre y su hija Natalia, segunda y tercera generación de la cafetería Gavilla del centro comercial El Caracol de Zaragoza, que cumple 40 años este viernes.
Guillermo Mestre

Un ligero olor a humo mezclado con ambientador persiste en los pasillos del centro comercial El Caracol de Zaragoza un día después de tener que ser desalojado por el incendio de una cabina de bronceado de uno de sus establecimientos. Todo quedó en un susto, sobre todo, para la usuaria que estaba dentro y que no sufrió ningún daño personal. Pocos de los que cruzan con paso acelerado de una a otra de sus salidas esta mañana de jueves parecen recordarlo ya. Las conferencias de una feria de empleo animan el espacio central de la planta baja,  ocupada por uno de sus últimos inquilinos, el centro de formación profesional The Hub Kings Corner. La arquitectura en espiral recuerda a un caracol, de ahí su nombre, con el enorme caparazón de cristal y acero en que se convierte su cúpula. 

El singular espacio comercial se encuentra situado en la 'milla de oro' del comercio en el centro de la ciudad, el paseo de la Independencia, pero no tiene nada que ver en muchos aspectos. Algunos de sus rincones parecen congelados en la estética de los 80 cuando fue inaugurado, mientras otros han ido renovándose con  negocios de última moda como un estudio de tatuajes, varios centros de estética de uñas y pestañas postizas o una barbería de las que prefieren llamarse 'barber shop'. El precio del alquiler de los 107 locales resulta mucho más económico que en primera línea de paseo, aunque cada uno lo fija su propietario, casi tantos como inmuebles. Aquí no ha llegado la invasión de las franquicias de las calles más turísticas sino que resiste un ecosistema de negocios locales que ya no se pueden ver a pie de calle en el centro por la barrera de los precios. Estos llevan años tratando de revitalizar una fórmula que hace cuarenta años fue un éxito.

"Habría que dar más promoción en la entrada de lo que hay dentro, contar que hay para hacer tatuajes, un restaurante, cafetería, una ortopedia...", plantea David Benítez, barbero de 32 años que lleva solo mes y medio abierto en la parte más alta, con su establecimiento Pulido's Barber Shop. Nacido en Colombia, donde ya ejercía como barbero, vive en Zaragoza desde 2018. Confiesa que solo conocía el centro como lugar de paso, pero buscando donde instalarse le salieron las cuentas con uno de sus locales.

Está situado en un tramo de negocios jóvenes, junto a un estudio de tatuajes y 'piercings', dos centros de estética y el local de ventas de entradas de conciertos que llena los pasillos cada vez que anuncia la llegada de algún artista o están disponibles los abonos de las Fiestas del Pilar. "Viene mucha gente joven, por lo menos saben que hay una peluquería para cuando tengan que cortarse el pelo", cuenta. "Si no hubiera tenido mi clientela de siempre hubiera sido muy duro", confiesa sobre sus primeros pasos.

Negocios con cuatro décadas de historia

En total hay 107 locales, en una superficie de 11.000 metros cuadrados, con establecimientos que suman varias décadas en sus entradas más concurridas, la que da al citado paseo, la de la calle Cádiz y la de Marceliano Isabal. En algunos de ellos los escaparates están forrados con carteles de 'se alquila'.

Centro comercial El Caracol de Zaragoza. Comercios que resisten 40 años después.
Miguel Ángel Compadre y su hija Natalia, segunda y tercera generación de la cafetería Gavilla del centro comercial El Caracol de Zaragoza.
Guillermo Mestre

 "En toda Europa y Estados Unidos se ve la tendencia de que los 'mall' están empezando a bajar y a crecer el centro", asegura Miguel Ángel Compadre, hostelero veterano que vio nacer El Caracol. Estos primeros síntomas de cambio de hábitos a la hora de comprar, de las grandes superficies de las afueras de la ciudad a las calles, han hecho que gigantes como Inditex ultimen la reforma una macrotienda de Zara en un edificio del paseo este año. Considera que puede ser una baza a su favor porque aumetará el tránsito en el exterior. 

Compadre forma parte de la segunda generación de cafetería Gavilla, que abrió en 1984, coincidiendo con los primeros pasos de la galería, y ha vivido la evolución desde los tiempos de gloria hasta las crisis. "Este viernes cumplimos 40 años", recuerda. "Fue un acontecimiento en la época", asegura sobre su inauguración. En esos primeros años rememora cómo las colas para comprar sus napolitanas de chocolate "salían por la calle Cádiz". Entonces los hábitos de ocio y consumo llevaban a que los fines de semana "todo Aragón se movía entre la plaza de San Francisco y la plaza del Pilar", con el paseo de la Independencia casi en la mitad.

Los pasillos del centro comercial se fueron vaciando de compradores a finales de los 90 con el 'boom' de las grandes superficies más alejadas del centro de la ciudad y luego en el extrarradio, que también fueron dejando las calles reducidas a negocios de ocio y turistas. "El sábado por la mañana siempre era el mejor día de la semana y ahora es el peor", confiesa Compadre.

"Nadie iba al cine sin haber pasado por el Hamburgo's. Este pasaje era lo más", añade a la lista de recuerdos Elena Dieste, desde el Centro Visual Independencia, abierto hace 25 años. Se refiere a los cines Aragón, Iris y Actualidades, ya cerrados con la crisis de las salas en las últimas décadas. La hamburguesería también permanece sin actividad después de sufrir un incendio en 2018, un día antes de su reinauguración con nuevos dueños. No hubo que lamentar daños personales, pero sí cuantiosos materiales que han impedido su reapertura. "Acabo de enseñar el local a unos hosteleros interesados", afirma Carlos Forcén, otro de los históricos del centro que en su día tuvo una cadena de tiendas de ropa de caballero y después se pasó al sector inmobiliario.

"El 85% de los locales están ocupados. Se está volviendo un centro de servicios", asegura, por el tipo de negocios que lo eligen. Además, coincide en que las ciudades ganan atractivo como focos comerciales. "La gente está buscando locales por el centro de la ciudad que antes no se buscaban", explica desde su experiencia en la inmobiliaria. Los precios en el exterior frenan a todo aquel que no es grande. "Cuando no haya nada en la calle tendrán que meterse aquí", augura sobre el impacto del desembarco de Inditex y otras cadenas en la zona.

El empresario reconoce que los más difíciles de alquilar resultan los de los pasillos que salen como radios de la espiral central. De ahí que la media de precios baje. "La dirección para todos es paseo de la Independencia 24-26. Se puede tener un negocio en el centro por 500 euros de alquiler", calcula sobre los más escondidos y la media puede rondar entre los 800 y 1.000 euros para un local de 50 metros cuadrados. Fuera, los precios en una zona 'prime' pueden superar los 8.000 euros al mes para uno similar.

Pequeños comercios con su propia asociación

"A diferencia de los centros comerciales aquí no hay solo un propietario sino que cada local tiene uno", explica Compadre sobre sus particularidades. Cuentan con su propia asociación, que ha buscado distintas formas de revitalizarlo en los últimos años. Entre sus reformas se 'destapó' la cúpula para dejar el cristal a la vista que permitiera entrar más luz del patio de luces en el que se encuentra. Compadre, que ha estado al frente de los comerciantes del espacio, además de en organizaciones como la Cámara de Comercio, resalta el movimiento que todavía genera el espacio comercial. El local más visitado es el ocupado por la compañía de autobuses urbanos Avanza, que dispone en la planta -1 de su oficina de atención al cliente para la renovación de bonos. Las filas son frecuentes con cada cambio de mes. Unas 250.000 personas pasan al año, calculan desde el centro comercial. Destaca también la presencia del Centro Médico Palafox que se encuentra en expansión en los pisos inferiores y dispone incluso de quirófanos.

Centro comercial El Caracol de Zaragoza. Comercios que resisten 40 años después.
María Jesús Urieta, delante de su tienda Chuttesa, del centro comercial El Caracol de Zaragoza, en la que lleva cuatro décadas.
Guillermo Mestre

"El Caracol no está muerto", afirma María Jesús Urieta, al frente de otro de los negocios que suman cuatro décadas. Desde su tienda de moda de mujer Chuttesa, junto a la salida del paseo de la Independencia, lamenta que algunos zaragozanos tengan la idea de que el centro no tiene vida. "La gente empezó a decir que esto no funcionaba, que estaba acabado", indica. "Algunos me dicen, ¿aún aguantas?', confiesa. En su opinión, "están peor otras calles como León XIII o paseo de las Damas", asegura sobre la decadencia de vías que fueron muy comerciales y hoy cuentan con numerosos locales en alquiler. 

A María Jesús le queda solo un año para jubilarse, pero defiende que al espacio comercial le queda mucha vida por delante. Confía también en que les favorezca, por el aumento de movimiento en la calle, la vuelta al centro de los compradores, de la mano de gigantes como Inditex con su próxima tienda en la antigua sede de CAI, entre otros proyectos comerciales en Independencia. No se sabe todavía qué operador se instalará en el antiguo edificio de Telefónica, también en plena reforma, sobre el que filtró el interés de la cadena textil de bajo coste Primark, en una operación que finalmente no cuajó. Le urge más que encuentre nuevo inquilino el emblemático local de los Helados Italianos en la entrada de Independencia, tras la jubilación y cierre de la familia propietaria en diciembre del año pasado, después de ser unos de los fundadores.

Centro comercial El Caracol de Zaragoza. Comercios que resisten 40 años después.
Susana Aperte, diseñadora, en el centro comercial El Caracol de Zaragoza..
Guillermo Mestre

Echa en falta más comercios de ropa de caballero y niños, que fueron desapareciendo, pero su zona se ha consolidado como una muy buscada para trajes de fiesta por otros cuatro comercios que han resistido como ella. "Esta es una ubicación privilegiada", defiende Susana Aperte, diseñadora aragonesa vecina de Chuttesa. Confía también en el aumento del gusto por comprar en la ciudad. "Por algo viene Zara a Independencia", considera. "Estamos estudiando de qué manera poner una entrada más atractiva", cuenta sobre los proyectos de los comerciantes. Ella ha empezado por sacar parte de sus productos a la puerta de su local "para mostrar al exterior tus creaciones", explica. "He vestido a clientas que vinieron para su graduación de 4º de la ESO y luego para la de fin de carrera", cuenta, sobre las distintas generaciones que acuden en los alrededor de 14 años que lleva en esta ubicación.

"Estamos aquí y abiertos", insiste Elena Dieste, desde la óptica.

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