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Miki Lampre, preparador físico aragonés del Real Zaragoza: "Casi nunca gana el que más corre"

Es el máximo responsable en su parcela dentro del cuerpo técnico de Víctor Fernández tras trabajar 6 años en el filial, el Aragón. Con 34 años, este exfutbolista de Tauste es la reivindicación autóctona de su profesión dentro del club zaragocista.

Miki Lampre, preparador físico del Real Zaragoza, posa para HERALDO en la pretemporada de San Pedro del Pinatar (Murcia).
Miki Lampre, preparador físico del Real Zaragoza, posa para HERALDO en la pretemporada de San Pedro del Pinatar (Murcia).
Tino Gil/Real Zaragoza

Miguel Lampre Ezquerra, natural de Tauste (29-1-1990), es a sus 34 años el preparador físico principal del Real Zaragoza. Un hecho subrayable en tiempos donde cada cuerpo técnico foráneo que llega trae esa pieza clave incorporada. 

A mitad de la liga pasada ascendió desde el filial al primer equipo, dejando atrás su etapa en el Aragón.

Fue con la llegada de Julio Velázquez. Llevaba 6 años siendo el preparador físico del filial, con Iván Martínez, Javier Garcés y Emilio Larraz. Necesitaban un preparador más centrado en el trabajo de fuerza en el gimnasio. Y me seleccionaron a mí. 

Dejó el filial definitivamente. 

Sí. No era compatible. Además de dirigir ese trabajo en el gimnasio me hice cargo de todo el asunto de activaciones y calentamientos antes del inicio de los partidos. Cuando vino Víctor Fernández en marzo, él confió en mí totalmente. 

Y ahí paso a ser el preparador físico referencial. 

Sí. Ya tengo la responsabilidad en todas las funciones, también en el campo, con los GPS... todo lo que conlleva en el fútbol moderno esta función. 

Es muy difícil encontrar este resquicio para integrarse en un cuerpo técnico en el fútbol de las últimas dos décadas. Cada entrenador llega a los equipos con su preparador físico impuesto. 

Los cuerpos técnicos están súper profesionalizados, cada vez más. Y eso hace que esa rueda esté cada día más cerrada. Es muy complejo. Así que, sí, he tenido mucha suerte. 

Mucha demanda de puestos y poca oferta.

Sí. Y eso que ahora empieza a aparecer la figura del preparador físico de club. Alguien que siempre está ahí aunque pasen los cuerpos técnicos durante determinados años. Es alguien que trabaja a la par que el principal que ha venido de fuera, le asesora, le informa porque conoce a todos los chicos de la cantera desde la categoría más joven durante años. 

Los últimos 4 meses están siendo vertiginosos para usted.

Ya lo creo. Llevo un tiempo que tiene algo de locura. He pasado de estar con un ritmo de trabajo tranquilo con el Aragón a ver cómo cada día te jugabas el futuro del club en Segunda División. Ha habido mucha presión. Venimos de meses complicadísimos. Pero me siento un privilegiado. 

Los grandes entrenadores han elevado la profesión de preparador físico a un nivel superlativo. Ustedes son claves en los éxitos.

El fútbol tiende a la especialización en todo. En este ámbito hay infinidad de parcelas y cada vez estamos más formados. 

Y por eso los 'staffs' son cada vez más grandes. 

Eso es. Hay profesionales muy sectorializados. Se tiende a trabajar de modo cada vez más individualizado con los futbolistas. Permanece vigente el trabajo global del campo pero, todo lo demás, se hace de modo particular. Pequeñas píldoras específicas para cada futbolista. No hay dos iguales. 

Es nacido en Tauste. De la tierra. 

Y allí tengo mi casa, mis padres, mi hermano... pero ahora vivo en Zaragoza con mi pareja. Voy todas las semanas a Tauste. 

Y fue futbolista relevante en el fútbol regional aragonés. 

Empecé en el Tauste, pasé por el Stadium Casablanca juvenil, debuté en Tercera División en Tauste y estuve 3 temporadas antes de pasar por el Ejea, Utebo, Barbastro, Santa Isabel y Cariñena, donde estuve otras 3 campañas, todas en esa categoría. Compaginé durante 4 años el puesto de preparador físico del Valdefierro en todas sus categorías. Lo dejé con 28 años cuando surgió lo del Aragón. 

Un tallo de 1,90 con un perfil defensivo.

Empecé de medio centro, pero poco a poco me fueron retrasando como central. Ahí jugué hasta el final.

De niño era ya un futbolero empedernido. 

Soy de los que no paraba de jugar al fútbol en la calle con mis amigos. Y los domingos iba siempre a La Romareda con mi padre y con mi abuelo a ver al Real Zaragoza. 

Un chico de pueblo, con todo lo bueno que tiene eso. 

Así es. Estudié en el colegio y en el instituto de Tauste. Ya en la universidad, primero estudié Magisterio y después hice la carrera de Ciencias de la actividad física y el deporte en la Universidad de San Jorge. En Sevilla hice un máster de preparación física. 

El preparador físico, en el fútbol profesional y desde que existe, ha sido polo de atención cuando las cosas no van bien. Suele se señalado. ¿Genera presión esa sensación?

No. No me preocupa nada. Hay muchos datos acumulados durante años que demuestran que ganar no es sinónimo de correr más. De hecho, casi nunca gana el que más corre. Es decir, el que pierde es que más ha corrido. Hay mucha publicaciones profesionales al respecto. 

Este aserto es impresionante.

El fútbol no consiste en correr. Lo que hay que hacer es correr bien. Y no todos los jugadores han de correr lo mismo para hacer bien su función táctica. No se les puede pedir lo mismo a los laterales, que a los centrales, que a los medios centro, que a los delanteros... Cada posición es específica y tiene sus parámetros de exigencia. Por eso, achacar que un equipo va mal porque está mal preparado físicamente suele tener mucho de error. Los condicionantes son otros muchos. 

El GPS, las cifras, las mediciones de todos los movimientos de los jugadores en un partido, ¿están mediatizando y devaluando el fútbol de siempre?

En muchos casos sí. Estoy totalmente de acuerdo en que hay demasiada obsesión con esto. Hay que tener mucho cuidado con los datos. Porque hay una gran cantidad de ellos que pueden ser utilizados para afirmar una cosa y la contraria. 

Lo que ven los ojos y evalúa el cerebro humano de un buen analista del fútbol no lo pueden derrumbar unas cifras. Jugar bien o mal no se basa en unos números. Se aprecia mirando, sin más. 

Así es. A veces, el ojo humano, la sensación del entrenador o de cualquier analista es más fiable que lo que un dato numérico te pueda decir. 

Hay entrenadores que hacen los cambios por minutaje establecido de antemano. "A fulano lo vamos a sustituir en el minuto 58 para evitar riesgos de lesión". 

Es cierto. Pero, ¿y si está siendo el mejor del partido en esos momentos? ¿Por qué lo vas a quitar? Hay que tener más sentido común y contextualizar mucho los datos del GPS. Creo que hay que ser muy cauto con el uso de esa información de cifras y porcentajes. Nada es blanco o negro en este aspecto.  

Jugar un partido como el de este miércoles contra el Getafe a 36 grados en Alicante, con una humedad del 70 por ciento y un sol de justicia, ¿es un riesgo evitable?

El calor hay que evitarlo si se puede, siempre, en cualquier deporte. Nada peor que la deshidratación, pues aumenta de inmediato la fatiga y el riesgo de lesión se multiplica. En pretemporada necesitamos jugar, es obligado jugar partidos en una fase concreta, la que estamos ahora. Pero se deberían adaptar los horarios en días como este. Por ejemplo, al final, cuando se fue el sol, era ya otra cosa. 

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