Sergio Bermejo va a jugar este jueves con el Real Zaragoza el primer amistoso de la pretemporada en Calahorra (La Rioja). El mediapunta, que forma parte del grupo transferible del club aragonés, estuvo fichado por el Sporting de Gijón, con el que llegó a irse de concentración a Mondariz (Pontevedra) el pasado lunes antes de ser desechado por los asturianos aduciendo "riesgo de lesión", horas después de haber pasado positivamente el reconocimiento médico. 

Bermejo es, sin duda, uno de los atractivos del duelo que el cuadro zaragocista va a afrontar en el campo de La Planilla a las 19.00, con el que se da la salida a los bolos veraniegos en los que Víctor Fernández va a ir diseñando poco a poco, en la medida de lo posible (faltan infinidad de fichajes y salidas aún por consumarse), el esqueleto del remozado equipo que aguarda de cara a la temporada venidera, ya inminente en su inicio. 

En 48 horas, llenas de contradicciones y anormalidades con epicentro en la conducta para con él del Sporting, Bermejo va a pasar de quedar menoscabado, al hacerse pública una supuesta dolencia física que echó atrás a los asturianos para contratarlo una vez habían dado el visto bueno, lo habían incorporado a su plantilla en un viaje a Galicia y para la que solo faltaba la firma última de los documentos, a jugar un partido con normalidad en las filas del Real Zaragoza, su club en las últimas 4 temporadas. 

El mediapunta madrileño, de 26 años, necesita restituir lo antes posible, bajo cualquier tipo de circunstancia, su reputación física, su valor de mercado, su posición como futbolista profesional que está en trance de salir del Real Zaragoza hacia otro destino. Bermejo ha de demostrar que está bien, que ese extraño giro de parecer del Sporting que lo dejó tirado, que lo ha puesto en una complicada tesitura como principal damnificado de una maniobra que también daña al club zaragocista como vendedor del jugador en esta ventana de contrataciones del verano, es algo que no tiene fundamento firme y relevante. 

Para Bermejo, jugar este jueves en Calahorra es mucho más que el mero trámite de un amistoso estival de probatinas o progresión en la pretemporada en el periodo de entre ligas. También para el Real Zaragoza es algo sustancial. Muchos ojos estarán alrededor de su figura, con el '10' a la espalda.