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Las "decisiones dolorosas", onerosas y claves en la reconstrucción del Real Zaragoza
Jugadores con contrato en vigor como Cristian Álvarez, Francés, Bakis, Sergi Enrich, Mesa, Jair, Lluís López, Lecoeuche, Azón, Francho, Grau, Poussin, Rebollo, Nieto, Borge y los cedidos Bermejo, Luna y Sabin Merino cuentan con opciones de salir del equipo.
La marmita en la que se va a cocinar durante los meses de junio, julio y agosto la remodelación profunda de la plantilla del Real Zaragoza está empezando a hervir. Aún no lo hace, el agua que servirá de base para el guiso está tomando aún la temperatura adecuada de ebullición.
Pero desde el martes de esta primera semana de vacaciones futbolísticas que ya concluye, el director deportivo reafirmado en su puesto, Juan Carlos Cordero, y el entrenador que ha dado el sí a su continuidad en el proyecto, Víctor Fernández, están tirando las primeras líneas, trazas, ángulos y perspectivas en un papel DIN A1 apoyado en una mesa de arquitecto. Y la obra, de gran envergadura, asumido está desde hace más de un mes que requiere de tres fases diferenciadas: desguace, desescombro y reconstrucción. Por periodos temporales, este deberá ser el orden prioritario, pero habrá semanas más adelante en el que podrán solaparse sin dificultad alguna.
En el inicio del procedimiento, donde la demolición o desmontaje de la deficiente estructura del último año es lo esencial y perentorio, hay ya 8 bajas consumadas por propia decantación contractual: Gámez deja el equipo, al concluir su contrato y no renovárselo; y, con él, se marchan los que han jugado cedidos este curso que, oficialmente, concluye el 30 de este mes de junio, Mollejo, Mouriño, Valera (los tres del Atlético de Madrid), Badía, Raúl Guti (ambos del Elche), Manu Vallejo (del Girona) y Zedadka (del Lille). Esta parte de la escarda se ha hecho sola.
Lo grueso es lo que Cordero y Víctor, con la supervisión del consejero deportivo Mariano Aguilar (siempre acompañado de Emilio Cruz), van a tener que lidiar en lo sucesivo. Grueso en contenido sentimental y oneroso en la mayor parte de los casos en lo económico.
Hasta 18 futbolistas con opciones de no seguir
Porque son hasta 18 los futbolistas con contrato vigente en tiempo y forma que tienen sus porcentajes -diversos- de marcharse del Real Zaragoza este verano según se den los acontecimientos. No lo serán los 18 de vez, eso es harto improbable. Pero sí que se están escrutando al más mínimo detalle las circunstancias de cada uno, tanto por iniciativa de la SAD zaragocista como, también, por las posturas personales que ellos mismos han manifestado o trasladarán al club en pocos días.
- Cristian Álvarez. El veterano portero, capitán y emblema del actual vestuario, se halla a sus 38 años en una encrucijada complicada a causa del cúmulo de lesiones musculares de importancia que han arruinado su última temporada. Sin salud, el rol de indiscutible lo ha perdido. Los médicos y él mismo serán decisivos para medir si cabe otorgarle un año más de confianza en el plantel o debe dejar su ficha a otro guardameta en plenitud. Si es así, habría que rescindir su compromiso.
- Francés. Es el jugador con más mercado para ser traspasado de cuantos posee ahora el Real Zaragoza en nómina. Su representante, Lalo Arantegui -ex director deportivo blanquillo- lo lleva ofreciendo a equipos de Primera y del extranjero hace meses. Con un año más de contrato, el club está obligado a venderlo o a renovarlo al alza, si es que él lo admite. La lógica dice que Francés saldrá este verano. La SAD ha de establecer cuál es el mínimo de millones de euros a aceptar.
- Bakis. El fichaje estrella de Cordero del año pasado ha terminado estrellado. El germano-turco es un delantero centro (otro más) que ha pasado a la historia por no haber marcado un solo gol en todo el año. Su fracaso lo empuja fuera del equipo. Pero tiene dos años más de contrato con alrededor de 1 millón de euros de salario por anualidad. Costará dinero darle salida. Pero no hay otra solución.
- Sergi Enrich. Otro ariete sin aportación suficiente para un proyecto ganador, pese a sus dos goles postreros en esta liga, los únicos. Con 34 años, no da los mínimos para el nuevo plan. Habrá que resolver el año de contrato que le queda firmado.
- Maikel Mesa. Otro veterano, de 33 años, que está encaminado a marcharse pese a tener una campaña más comprometida en Zaragoza. Sus 11 goles -el único que se salva de la hecatombe anotadora un año más- no son seducción suficiente para tratar de pelear su continuidad si, como ha trascendido, es él mismo el que quiere jugar en su tierra, Tenerife, la próxima liga. El club trata de obtener una rentabilidad de esta postura del canario, un mínimo de 500.000 euros de traspaso.
- Jair. Otra pieza de edad elevada, el central que jugará la próxima campaña con 35 años (cumple en agosto) ha suspendido su aportación en este pésimo año global. Es un elemento prescindible en los diseños de los aparejadores de la nueva plantilla. Habría que rescindir para ello.
- Lluís López. Es otro central en devaluación progresiva en los dos últimos años, pese a que Cordero le dio dos años más de contrato el verano pasado, contra pronóstico. Capitán elegido a dedo por Escribá, el entrenador que abanderó el batacazo del año precedente, ha sido el menos utilizado durante el año. Es uno de los claramente prescindibles. Pero cuesta dinero darle salida.
- Lecoeuche. Lateral zurdo de autor, llegado de la Segunda francesa de la mano de Cordero, su aportación ha sido deficiente en general, mellada por sus constantes lesiones de índole muscular y ósea que lo han desnudado como un jugador de cristal. No responde al boceto de lateral que tiene Víctor: le falta estatura, físico y fundamentos defensivos. Por tan contundentes razones, no es indispensable. Al revés.
- Azón. El delantero centro canterano, tras 4 temporadas siendo flotador eventual de una línea goleadora llena de máculas y carencias terribles, está a un año de concluir su ya renovado contrato. La idea es potenciar sobremanera el mecanismo ofensivo y goleador del equipo, por lo que va a perder rango con seguridad. Quizá todas las partes acaben prefiriendo una salida a tiempo y sin abolladuras a futuro.
- Francho. Contractualmente está en la misma encrucijada de Francés y Azón, con un año más en vigor y la necesidad de, o renovar y ampliar al alza, o buscar ya una salida. Futbolísticamente, es el que más entra en los planes de Víctor Fernández por su perfil de centrocampista total. Pero el asunto laboral puede invitar a tomar alguna decisión que sea tangencial a la puramente deportiva.
- Grau. Centrocampista de rendimiento gris e intrascendente durante 3 años, su continuidad en el Zaragoza no está asegurada, más allá de su firma contractual. Si se abriera la puerta a una salida, nadie movería las bisagras para cerrarla.
- Poussin. El portero francés, otra 'boutade' de Cordero hace un año que ha supuesto el más estruendoso de los fracasos de las últimas décadas por su negativa incidencia en el devenir del equipo, sabe que está fuera de todo plan. Se negó a irse en enero al Albacete. Ahora nadie concibe que esté en la plantilla un solo segundo más. Costará euros darle el finiquito.
- Rebollo. Otro portero cuyo futuro inmediato está fuera. Se quedó sorprendentemente el año pasado tras haber sido sugerida su marcha días antes. Cordero le dio dos años de contrato con la primera plantilla. No ha sabido engancharse a la Segunda División en sus oportunidades (que las ha tenido) y no cumplirá su segundo curso aquí. Otra operación fallida que saldrá cara.
- Nieto. El lateral zurdo aragonés de 28 años está aún saliendo de una gravísima lesión en un muslo que lo va a tener parado casi un año natural. Es una incógnita cómo regresará a la competición. Víctor no puede arriesgar a darle un puesto en su flanco en la defensa sin tener la certeza de que vuelve al cien por cien. Su ubicación en agosto es hoy una delicada decisión que adoptar desde el área deportiva.
- Borge. El defensor multiusos de la cantera, de 22 años, al que Cordero le hizo contrato profesional nada más empezar la temporada al lesionarse Nieto, cayó también lastimado de gravedad al poco tiempo con una rotura de rodilla que ha dejado su temporada en nada. Como ya sufrió algo similar en su fase formativa en el filial y es reincidente, su situación médica enciende las alarmas para un proyecto en el que no caben errores en la elección del reparto final. Su lugar puede estar fuera del equipo, quizá con una cesión evaluativa.
- Bermejo. Su tiempo en el Real Zaragoza pasó hace días. Vuelve de una cesión al Elche que no ha resultado fructífera ni reivindicativa. Va a ser la eterna promesa de algo importante que siempre acaba en agua de borrajas. No habrá una 5ª temporada del mediapunta como zaragocista. Costará dinero, pero Cordero ha de darle salida.
- Luna. El lateral canterano, cedido al Real Unión de Irún -de categoría inferior- en enero, no ha tirado la puerta del primer equipo en este tiempo. Al contrario, su currículum dice que no tiene sitio en un proyecto de ascenso a Primera División.
- Sabin Merino. El delantero de 32 años es la herencia con más lastre que queda vigente del anterior director deportivo, Miguel Torrecilla. Ha jugado cedido este año en el Racing de Ferrol. El anterior, la propiedad zaragocista debió buscarle hueco sinérgico en el Atlético San Luis de México. Hace tres años engrosó el listado negro de delanteros caros, con vitola de estrellas, que se van del Zaragoza sin marcar un solo gol. Aún tiene un año más de contrato firmado. Pero no lo cumplirá en el Real Zaragoza, claro está. Otra maniobra a pérdidas.
Una vez descritas estas viñetas del plan de inicio del nuevo proyecto, es sencillo colegir que solo Moya, Aguado y el juvenil Liso tienen, de entrada, cierta estabilidad en el Real Zaragoza de cara a la pretemporada del curso 24-25. Y eso, entre tanto derribo, tampoco es algo seguro de afirmar con rotundidad. Obviamente, jugadores de menor rango como Carbonell, Baselga y Naranjo, por más que estén en el elenco del primer equipo en la modalidad de cedidos a equipos menores, ni se contemplan.
