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Real Zaragoza-Racing de Ferrol: con la muerte en los talones, a solo 2 puntos del descenso

El Real Zaragoza recibe este domingo al Racing de Ferrol (21.00), la enésima ‘final’ para sobrevivir, con apenas 2 puntos de colchón con el Amorebieta, que es solo uno por el ‘golaverage’ perdido con los vascos, ganadores en Tenerife.

La plantilla del Real Zaragoza, en pleno entrenamiento para apurar las últimas opciones de cerrar la permanencia en Segunda División.
La plantilla del Real Zaragoza, en pleno entrenamiento para apurar las últimas opciones de cerrar la permanencia en Segunda División.
Rubén Losada

Llegó el vértigo de verdad. Por primera vez en la temporada, cuando solo restan tres jornadas para el final, el Real Zaragoza se ve a solo 2 puntos del descenso. Distancia que realmente es de solo uno, pues quien en esta noche de sábado ganó para elevar la exigencia en la zona letal fue el Amorebieta, que le tiene ganado a los blanquillos el ‘golaverage’ y, en caso de empate final, quien se salvaría sería el club vasco.

También el Eldense puntuó (empató 0-0 con el Levante) y, de momento, supera al Real Zaragoza en un punto. El lío del final ya tiene calibre de máximo peligro. El duelo de la noche dominical en La Romareda ante el Racing de Ferrol adquiere así tintes dramáticos. Es una ‘final’ en toda la regla por la supervivencia.

Es lamentable que el anhelo de todo el zaragocismo a estas alturas de la segunda quincena de mayo de 2024 sea evitar bajar al tercer escalón del fútbol español, caerse fuera del profesionalismo. Algo impropio por la historia pero real por cómo es el presente hace ya una década larga. Un año más, y van demasiados, el Real Zaragoza habita lugares terribles para quienes conocen, veneran y valoran como debe su trayectoria vital.

No ha podido Víctor Fernández aprontar el arqueo de la caja de los puntos con la celeridad que los más optimistas soñaron o desearon sin ninguna base científica a su llegada. El tercer técnico de lo que va de viacrucis bastante hará con dejar el último día a este muerto con respiración natural, fuera de la uci y con posibilidades de devolverle su salud en el verano. El destrozo de sus predecesores, Escribá y, sobre todo, Velázquez, era incompatible con la vida y, como avisó varias veces Víctor cuando vio ‘in situ’ la situación, este proceso de salvación iba a ser ‘muy duro y largo en el tiempo».

Lo clavó. No era difícil el pronóstico. Mucho más según se ha ido conociendo la multiplicación de las lesiones, la ralentización en la recuperación de varias de las que estaban ya con los afectados en rehabilitación y algunas expulsiones de última hora que no han hecho más que debilitar aún más el deslavazado y famélico equipo con el que Fernández está teniendo que lidiar los últimos compromisos claves de la negra temporada. Por eso toca pasar nervios, tener dudas y sufrir pesadillas en las que todos los resultados propios y de los demás implicados salen mal, adversos. Es una opción esta, la peor, que necesita de un aluvión de carambolas tóxicas, además de la parálisis total de los zaragocistas. Pero en el fútbol nada es descartable. Al final de cada liga, las actitudes y los marcadores no responden a lo lógico o común.

En esta jornada 40 ya no se puede cerrar matemáticamente la permanencia. El Amorebieta lo evitó ganando 0-1 a un pobre Tenerife. Y hay que esperar a lo que hace este domingo el Alcorcón en su partido en casa donde recibe al Valladolid. Habrá que ganar para seguir con pulso... y esperar una semana más. Es preciso que el Zaragoza venza para no entrar en cábalas diabólicas. El empate es veneno.

Y volver a perder significaría enlazar tres derrotas en cadena y prepararse para ir a disputar la penúltima cita a Santander, ante un Racing (el otro de la liga, además del del ferrolano que veremos hoy) que huele a promoción de ascenso a Primera, un rival lanzado y eufórico. O sea, que habría bastantes probabilidades de alcanzar la última jornada en La Romareda ante el Albacete con el descenso zaragocista dentro de los porcentajes reales. Un drama que sería sangrante para el zaragocismo de siempre (al nuevo, el del último aluvión de jóvenes y noveles, la falta de referencias históricas y una actitud demasiado refractaria por valorar los cromosomas y la genética del viejo club les atenúa y distorsiona las reacciones) y que expondría en exceso la vida de la entidad. Las últimas jornadas, si uno llega con algún deber por hacer, tienen mucho de lotería. Casos hay de todo tipo, a evitar.

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