"Tengo dos chavales y estos días cuando cogen el balón dicen ‘tú eres Nico y yo soy Lamine’". Esta frase del seleccionador autonómico sub-16 Aitor Pardo ilustra cómo las jóvenes estrellas de la selección española están haciendo vibrar no solo a los aficionados y los sabios analistas del fútbol, sino también a la chavalería, que descubre nuevos (y precoces) espejos en los que mirarse.  ¿Pueden Nico Williams y Lamine Yamal despertar nuevas vocaciones futbolísticas? ¿Pueden infundir sueños de fama que a veces resulten contraproducentes?

"Aragón es una de las comunidades que, por ratio, más jugadores de fútbol tiene federados en fútbol base, así que todos estos nuevos referentes son bienvenidos, pero ya es una 'potencia' en lo que a interés por las categorías inferiores se refiere", comenta el exjugador del Real Zaragoza Rafa Latapia, vinculado ahora con el Amistad y que estos días organiza campus de fútbol en Biescas. 

"Desde hace ya mucho tiempo las selecciones españolas, tanto al masculina como la femenina, nos están malacostumbrando a éxitos que generan mucha ilusión y sea en mundiales o europeos", reflexiona Latapia, acostumbrado a entrenar con futuras joyas del fútbol aragonés. A su juicio, una de las claves del éxito de Lamine Yamal es que "demuestra una madurez impropia de su edad". El joven de Esplugues, que justo este sábado cumple 17 años, "disfruta jugando y evita el miedo escénico porque han trabajado muy bien con él no sólo el plano deportivo sino también el formativo". El que Yamal tenga la cabeza tan bien amueblada la permite plantarse en el Bernabéu o en un partido de la Champions sin nervios y sin aparente presión. 

Este verano es difícil no encontrar en los parques y las canchas a menores que no vistan una camiseta de Yamal, que se está convirtiendo en todo un referente para la juventud. Pero, además de meter un gol decisivo a Francia por la escuadra, ¿cuál es su secreto? "La estrella de la selección actúa y habla como un adolescente en un deporte de reglas y códigos", comentan quienes están habituados a tratar con las categorías inferiores. Apuntan, por ejemplo, que su desparpajo y descaro se traslada también fuera del césped, pues en la última rueda de prensa el joven quiso salir con una careta de las tortugas ninja que enseguida le arrebataron de las manos. "Otro ejemplo es el vídeo viral en el que Nico y él juegan a piedra, papel o tijera para ver quién bebe antes de la botella", comentan.

"Nico William y Lamine Yamal Son dos jugadores muy diferentes a lo que venía saliendo hasta ahora, tienen mucho talento y conectan muy bien con la grada", afirma Aitor Pardo. El entrenador explica que del jugador del Athletic puede aportar menos porque a Aragón no le tocó enfrentarse con el País Vasco, pero sí ha sufrido a Lamine Yamal. "Contra Cataluña, nos hemos enfrentado en varias ocasiones. Ya veías que Yamal era un talento excepcional, de los que salen uno de cada mil. Hacía contra los cadetes lo mismo que está haciendo ahora en la Eurocopa y, de hecho, parecía que estaba jugando contra alevines".

Los expertos en las categorías base saben que de este tipo de jugadores prometedores pueden salir muchos pero "también hay estrellas que desaparecen rápido del mapa". Por eso, insisten, en que no hay que quedarse solo con el brillo y los focos cegadores, sino con todo el trabajo, esfuerzo y sacrificio que hay detrás de lo que captan las cámaras. "Con Yamal han trabajado muy bien con él la parte mental, se le ve un chaval sencillo", afirman, al tiempo que apuntan que tanto su historia personal como la de la familia inmigrante de Nico Williams debe invitar a los más jóvenes a reflexionar. 

Otra derivada sería que estos éxitos indujeran a los chavales sueños de fama inalcanzable. "Con 16 años aspiras a jugar en la élite y es cierto que, si lo haces bien, estás a dos pasos de tener el fútbol profesional cerca", dice Pardo, para quien el secreto está en no hay que lanzar demasiado pronto las campanas al vuelo sino "ser humilde y trabajar". "Cada jugador lleva su propia progresión y recorrido. Es genial que haya ejemplos de éxito como los de la selección española actual, pero el camino propio solo lo puede recorrer uno mismo", concluye Latapia.