Deportes
Suscríbete

La SD Huesca, en calma después de la tormenta

Una permanencia angustiosa certifica la resistencia del conjunto aragonés a una temporada difícil en los despachos y, especialmente, en lo deportivo, donde se ha reflejado un rotundo golpe de realidad.

Elady saluda a la grada durante en el encuentro frente al Levante en El Alcoraz.
Elady saluda a la grada durante el encuentro frente al Levante en El Alcoraz.
Verónica Lacasa

Un inicio de temporada negro y una recta final de auténtica congoja han convertido el reciente curso en un continuo sufrimiento para la SD Huesca y toda su parroquia. Aunque con final feliz, y eso es lo que prima. El tiempo ha demostrado que lo único positivo de las diez primeras jornadas, cuando había poco por rescatar, fue la desembocadura en la destitución de Cuco Ziganda, cesado como técnico del equipo tras la jornada 10.

Un antes y un después

La derrota frente al Eldense (0-1) significó el fin de la etapa del navarro al frente del banquillo azulgrana, donde permaneció también durante los dos cursos anteriores. Una única victoria en la primera decena de encuentros dejó al cuadro oscense en la penúltima posición con siete unidades, a tres puntos de la salvación.

Tres días más tarde, el 10 de octubre, aterrizaba en Huesca un desconocido para casi todos, con escasa experiencia en el fútbol profesional: Antonio Hidalgo. Aquel que pagó de su bolsillo los 60.000 euros de cláusula para abandonar el Sevilla B y fichar por la SD Huesca, que le brindaba una gran oportunidad para regresar al fútbol profesional. Entonces comenzaba el proceso de liberación del yugo del descenso.

Y eso que la llegada del catalán no cambió los resultados de manera inmediata, sino que inició su apuesta en el proyecto y su proceso. Un cambio que se comenzó apreciando en el equipo y en su juego, en la actitud de los titulares y en las ganas de los suplentes. Aunque en los dos primeros encuentros solo obtuvo dos puntos, ya había conseguido prender la mecha. Las victorias en Águilas (0-1 en Copa), Amorebieta (0-1) y Zaragoza (0-2) recuperaron definitivamente el déficit de puntos generado en las primeras jornadas de Liga. El Huesca salía del fango y empezaba a asomar la cabeza.

Después, desde noviembre hasta enero, se sucedieron una serie de victorias y derrotas en las que el equipo ya había logrado desenterrar su identidad, basada en la solidez defensiva. En ese intervalo -el 10 de diciembre- se produjo la primera victoria en El Alcoraz, que no llegó hasta la jornada 19 (1-0 frente al Racing de Ferrol). Lo más importante, que el equipo había confirmado la recuperación de su alma competitiva, que fue renaciendo al ritmo de los pasos de Hidalgo.

Una racha para la historia

Se trataron de nueve jornadas que acabaron suponiendo el preámbulo del culmen. La SD Huesca se mantuvo invicta durante los siguientes once encuentros (jornada 24 a 34), encajando solamente dos goles y manteniendo la portería imbatida en ocho de ellos de manera interrumpida (jornada 25 a 32). La derrota en Ferrol (2-1) bajó de las nubes al equipo y truncó la segunda mejor racha de toda la historia del club, que llegó a arrojar hasta ocho puntos de margen respecto al descenso.

Era el inicio de una recta final agonizante. Ocho encuentros de los que solo ganó dos y sumó cinco puntos, prolongando la angustia hasta la penúltima jornada, cuando se firmó la permanencia en Cartagena. La victoria en Elche (0-3), oasis en medio del desierto, llegó en pleno desangramiento, cuando el equipo se encontraba a un punto del descenso después de perder los cuatro choques anteriores.

En casa era lo de casi siempre: un suplicio. Y lo fue hasta el final (la última victoria fue el 24 de marzo). Las cosas no cambiaban y cada dos semanas se contaba una derrota en El Alcoraz -frente al Real Zaragoza, Oviedo y Racing de manera consecutiva-. Alguna razón de peso debía tener el peor local de la categoría.

Que pueda salvarse un equipo después de obtener en casa 22 puntos es que, a domicilio, los resultados se elevan hasta lo extraordinario. Razones de peso debe tener también el segundo mejor visitante (27 puntos). El factor como foráneo -con las guindas en Elche (0-3) y Cartagena (0-2)- es lo que ha resuelto finalmente el enigma de la permanencia y ha disipado las tinieblas que oscurecían el presente y el futuro del club. De ahora en adelante, con la situación completamente despejada -en lo deportivo-, el reto en los despachos es claro: una plantilla competitiva para, al menos, superar la barrera del descenso. De la mano de Hidalgo será más fácil.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión