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El Real Zaragoza salva un punto en el minuto 93 ante el Racing de Ferrol cuando el olor del descenso era letal

Sergi Enrich anotó su primer gol de la temporada para hacer el 2-2 y evitar una derrota que pudo haber significado una catástrofe para un débil equipo aragonés. Liso hizo el otro tanto y el ex Álvaro Vázquez, los dos de los gallegos.

Partido del Real Zaragoza contra el Racing de Ferrol en La Romareda.
Partido del Real Zaragoza contra el Racing de Ferrol en La Romareda.
José Miguel Marco

Qué suplicio. Qué debilidad tan manifiesta tiene este paupérrimo Real Zaragoza de nuestros días. Sergi Enrich, en su primer gol de la temporada, logró el 2-2 definitivo del partido ante el Racing de Ferrol en el minuto 93 y evitó que el equipo se quedara varado al borde del cataclismo. Ganando, los zaragocistas hubieran rubricado prácticamente su salvación matemática tras el empate anterior a este partido del Alcorcón. No supieron hacerlo. Quizá este punto pueda ser salvador el último día. Por ahora, solo sirve para seguir respirando, con riesgo real de perder la categoría todavía activado.

De entrada, en un día tan exigente, ya era hora que al apurado Zaragoza de los últimos meses se le pusiera un partido de cara desde muy pronto. Fue en el día de mayor presión clasificatoria, pues el choque empezó con el Amorebieta a solo dos puntos de distancia, marcando el descenso, colchón que era realmente de un solo punto, pues el ‘golaverage’ lo tiene perdido el cuadro aragonés con los vascos. En la primera llegada al área ferrolana, en el minuto 3, Liso empujó sobre la raya, a placer, un balón que había cabeceado hacia atrás Azón en un centro de Gámez, tras una buena jugada del reaparecido Mollejo. Fue como salir del vestuario ganando 1-0. Algo ideal, magnífico para pausar los nervios y ralentizar el pulso aceleradísimo dentro y fuera del césped a eso de las 21.00, bajo una intensa lluvia.

Le vino de maravilla al equipo de Víctor Fernández este tanto. Se creyó firme pese a tantas bajas y a la improvisada alineación del técnico aragonés, que apostó por el juvenil Terrer como doble medio centro junto a Grau y repescó de la enfermería a Mollejo por la derecha, con un dibujo compatible con el 4-2-3-1 o, incluso, con el 4-3-2-1 de los viejos tiempos gloriosos del técnico del barrio Oliver. Hizo de la necesidad, virtud. Tres minutos después del tanto inicial, de nuevo Liso rozó el doblete. En otro pase de Azón, culminó con un disparo en el área que golpeó en un defensor gallego y se marchó a córner cuando tenía todo a favor para repetir tanto. Y a la salida de ese saque de esquina, Maikel Mesa ensayó el tercer chut, que interceptó de nuevo un zaguero verdiblanco.

Salió lanzado el equipo blanquillo y ahí se bajaron las revoluciones de su motor. El Racing de Ferrol apareció en el duelo con un remate serio de Losada en el minuto 9, fuera por un palmo tras una incursión por el centro de la defensa local. El césped rápido por el agua caída era una lotería en determinados momentos, un riesgo atrás, un aliado en punta si se sabía utilizar. La réplica a este primer atrevimiento del rival la puso de nuevo el activo Liso, con un disparo en el minuto 16 desde fuera del área que, con un rebote afortunado, tuvo que parar arriba Cantero.

Cerca de la portería

El partido fue hasta el intermedio un ir y venir de área a área. Los coruñeses espabilaron y acogotaron al Real Zaragoza por momentos a base de córneres, hasta 8, una barbaridad. Cubero estuvo cerca de la portería en uno de ellos, en el minuto 28, pero la pelota se le fue por encima del larguero tras tocar en Francés. En el 30, en el rato de mayor desconcierto zaragocista, con Grau extraviado y Terrer insuficiente para controlar el ritmo del partido, fue el exzaragocista Álvaro Giménez el que se metió verticalmente entre los centrales y, cuando olía a gol y al empate, su chut definitivo, solo en el área, lo echó fuera, a centímetros del poste izquierdo de un batido Cristian Álvarez, que no tuvo que intervenir en nada decisivo en los primeros 45 minutos.

En ese balanceo del juego, el Real Zaragoza se vino arriba cuando en el 33, en otro córner en el área contraria, Azón cabeceó al poste, en una curiosa maniobra del portero Cantero, que sujetó la pelota con una mano cuando esta golpeaba el palo. Ahí pudo estar el 2-0 y esa calma que tanto se ansiaba. El 1-0 era escaso y el peligro de los de Ferrol estaba siempre latente. De aquí al descanso pasaron pocas cosas. Solo que Mollejo estaba amonestado y su ritmo cardiaco era peligrosamente alto. Que en frente, el zaragozano Clemente también llevaba amarilla y se mostraba vulnerable.

La segunda mitad empezó bajo una manta de agua tremenda. A los ferrolanos les debía parecer que jugaban en A Malata. Su técnico, Cristóbal Parralo dejó en la ducha al lateral Brais, también con tarjeta, y metió a Delgado. La noche tenía aristas cortantes con el suelo tan resbaladizo. Víctor no tocó nada, sabedor de que los recambios eran limitadísimos. Y el Racing le devolvió la jugada al Zaragoza: en el minuto 2 de la reanudación el marcador se puso 1-1. La cuña de la misma madera, otra vez, la enésima: Álvaro Giménez se sacó de la chistera una vaselina en carrera, hacia atrás a centro de Cubero, adelantándose a Jair y superó por arriba a un sorprendido Cristian Álvarez. El segundo tiempo no podía ponerse más cuesta arriba. Un mazazo en la nuca para el zaragocismo, que quedó aturdido.

Ocho minutos le costó salir del efecto ‘grogui’ a los blanquillos. Fue una jugada personal de Liso, en el 55, con regate al defensor gallego y remate cruzado que echó a córner Cantero con las yemas de los dedos. Pero el fútbol guardaba una de esas acciones canallas para desgracia zaragocista. De ese posible 2-1 se pasó en breves segundos al 1-2 y al pavor generalizado. El saque de esquina a favor se transformó enseguida en una contra letal del Racing de Ferrol. Centró Serrano y Álvaro Giménez, otra vez, empalmó de volea en la frontal para superar a Cristian pegado al palo derecho. Dramático escenario. El descenso a Primera RFEF empezó a revolotear por el cielo de La Romareda, sobre las nubes lluviosas.

Víctor retiró al agotado Mollejo y al desdibujado Azón y metió en danza a Valera y Sergi Enrich, con media hora por delante. Entretanto, Cristian Álvarez evitó el 1-3 y el finiquito del partido en un disparo de Serrano en el 62 que iba dentro, en pleno desconcierto blanquillo. Desde las gradas se destilaban gotas de sudores fríos, de parálisis mental y pánico exagerado. En el 65, Maikel Mesa intentó un remate parabólico desde lejos y Cantero respondió con una buena parada. Hacía falta mucho más para poder recuperar algún punto.

El reloj empezó a correr a toda velocidad desde el punto de vista zaragocista. Algo ancestral cuando la soga aprieta y la vida se escapa. Los gallegos comenzaron a desempolvar el otro fútbol, el de las pérdidas de tiempo y el abuso de la utilización del nerviosismo local. Los futbolistas blanquillos no lograron nunca centrarse tras el 1-2. No hay quien controle el juego, falta liderazgo. En ese fútbol al tuntún, sin rigor, el recién entrado Vaquero lanzó desde 30 metros un derechazo que se estrelló en el larguero. Sobraron dos dedos de altura a ese chut. Una pena. Era la única forma de sorprender al portero rival.

En el 74, Liso no supo cómo rematar un pasé atrás de Gámez en una penetración veloz del lateral. Todo el mundo estaba alterado en grado sumo. No se apreciaba el modo por el cual pudiera llegar el arreglo de este desaguisado. De nuevo Liso, en el 79, trató de sorprender a Cantero en un córner en corto. El portero de los verdes sacó una parada a una mano que evitó el empate. El juvenil zaragocista era el único con algo de clarividencia entre tanta ceguera. El público empujó para que el final del partido discurriera cerca del área gallega.

En el minuto 84, Maikel Mesa desperdició una opción de gol, voleando alto un centro de Liso desde la izquierda. Un minuto después, un cabezazo hacia su propia portería de Manzanara lo salvó con reflejos Cantero. El Zaragoza buscaba a la desesperada meter balones al área como fuese. No había otro método posible. Se jugaba a la melé, como en el rugby. Fútbol de Regional, según marca el grado de calidad del actual plantel. Se alcanzó el minuto 90 con mucha gente desfilando por los vomitorios. Solo dio 5 minutos de prolongación el árbitro. Pocos.

Y cuando la de la guadaña dejaba ver el brillo de su filo sobre los tejadillos de La Romareda, en el minuto 93, Sergi Enrich marcó su primer gol de la temporada para parchear semejante desastre y, quien sabe, darle los gramos suficientes de vida al equipo cuando se desangraba con escasos remedios. Fue un centro más al área, esta vez frontal, de Francés. Y Enrich cabeceó para superar a Cantero, que hizo la estatua como sorprendido. Fue el estallido de la emoción que genera el vértigo y el miedo superlativo a perderlo todo. Bramó La Romareda. El botín es escaso. No supo el equipo cerrar la salvación matemática. Le faltan cosas por todos los lados. Es un milagro lo que está haciendo Víctor Fernández. Un trabajo de orfebre digno de un premio honorífico si dentro de 14 días este equipo sigue en Segunda División y no se ha despeñado fuera del profesionalismo.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Zedadka (Lecoeuche, 83); Grau, Terrer (Vaquero, 56), Maikel Mesa; Liso, Mollejo (Valera, 63); y Azón (Sergi Enrich, 63).

Racing de Ferrol: Cantero; Cubero, Jon García, Clemente, Brais Martínez (Delgado, 46); Bernal, Señé (Manzanara, 67); Pinchi (Álex Martín , 82), Losada (Álex López, 76), Serrano; y Álvaro Giménez.

Árbitro: Guzmán Mansilla (Comité Andaluz). Amonestó a Mollejo (21), Brais Martínez (38), Clemente (43) y Pinchi (66).

Goles: 1-0, min. 3: Liso. 1-1, min. 47: Álvaro Giménez. 1-2, min. 56: Álvaro Giménez. 2-2, min. 93: Sergi Enrich.

Incidencias: Tarde fresca en Zaragoza, con 15 grados, muy nublada y con chaparrones de lluvia intermitentes desde las 16.00 y que continuaron durante el juego. El estado del césped estuvo mediatizado también por haberse jugado apenas 24 horas antes la final de la Copa de la Reina entre el Barcelona y la Real Sociedad, el sábado por la tarde. En general, presentó buen aspecto. Asistieron a las gradas alrededor de 17.500 espectadores, la entrada más floja de la temporada.

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