fútbol
Solo Adrián Liso atenúa la tempestad
El juvenil volvió a ser la principal arma de un Real Zaragoza incapaz de ganar al Ferrol. La Romareda apoyó a su equipo y solo silbó a la conclusión del encuentro.
En medio de la tempestad que caía sobre La Romareda, solo el chaval Adrián Liso y los incansables del fondo norte se atrevieron a sostener a un Real Zaragoza que tirita sobre la clasificación de la Segunda División, a tres puntos del abismo que acota el Amorebieta cuando solo restan dos partidos para la clausura de este terrible ejercicio liguero. Solo resta encender la calculadora. Y el esperar que el juvenil anote algún gol más en Santander o aunque fuera en la jornada final ante el Albacete. Dónde estaríamos sin su gol salido de la nada en Huesca… Así nos hallamos: solo nos queda el chavalito y La Romareda como asideros.
La lluvia propició la peor entrada del curso. Menos de 18.000 espectadores cuando a la final de la Copa de la Reina entre el Barça y la Real Sociedad acudieron el sábado 25.617 espectadores. El líquido elemento, además de dejar a bastante personal en casa, en cierto modo ayudó al Ferrol por motivos obvios. “Miña terra galega, donde el cielo es siempre gris...”, cantaban con todo su cariño hacia su tierra Germán Coppini y su (y nuestro) Siniestro Total. Lo dicho, que el Ferrol se sintió cómodo entre la lluvia.
Y eso que la cosa comenzó bien para el Real Zaragoza, que hizo gol en su primera aproximación, en una excelente prolongación de Mollejo bien puesta en el área por Fran Gámez y transformada en gol de ariete consumado por Adrián Liso. La grada, que en ningún momento se mostró hostil pese a los números escalofriantes de su equipo, se calmó un tanto. Mientras, el Ferrol comenzó a monopolizar la pelota ante un conjunto aragonés que había cambiado su dibujo a un 1-4-1-4-1, con la novedad de Lucas Terrer. El dominio gallego fue por momento abrumador, llegando a botar hasta ocho córners en la primera mitad.
Además del líquido elemento a su favor, los gallegos también contaron con sólidos elementos sobre el césped, además de muy buenos conocedores del Real Zaragoza, como los aragoneses Enrique Clemente, espléndido en la salida de la pelota desde atrás, o Jesús Bernal, magnífico en la construcción y en la destrucción en el centro del campo. Había más zaragocistas en la nómina del Ferrol, como Julián Delmás, en el banquillo. Pero el exzaragocista que se apropiaría de todo el protagonismo sería Álvaro Giménez, que se pondría las botas en la segunda mitad.
El segundo tiempo arrancó con un sensacional disparo cruzado de Adrián Liso. Replicó con el gol del año en La Romareda Álvaro Giménez, que acarició con la zurda desde dentro del área un servicio con muy buen ojo de Cubero. Era cuando más llovía en La Romareda, cuando todo el mundo se había subido a la grada superior, cuando abajo, cerca del césped, solo quedaban sin paraguas los valientes del fondo norte, incansables en medio de la tormenta. Solo ellos y la raza de ese descarado de 18 años llamado Adrián y apellidado Liso Lahoz.
Con empate, Víctor Fernández sacó a Alberto Vaquero por Lucas Terrer. En un córner a favor, paradójicamente, nació el segundo gol visitante, en una contra de libro finalizada de lujo por Álvaro Giménez. El equipo estaba roto, solo quedaban Liso y los del fondo norte, en este caso ya, a la desesperada, respaldados por toda La Romareda. Vaquero pudo igualar de soberbio disparo. Cómo le pega a puerta el chaval del filial… Más o menos como el otro día con el Aragón ante el Pontevedra.
Ya en el alargue, Sergi Enrich, en un preciso centro de Francés (de los pocos que se salvaron), atenuó un tanto una tempestad que cesó con el pitido final (sí, curiosamente dejó de llover al pitar Guzmán Mansilla…), en una tarde en la que solo Adrián Liso demostró verdadero peligro y en la que La Romareda, pese a lo que día tras día tienen que ver sus ojos, solo pitó cuando concluyó la escenificación de este nuevo drama.
