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Un acusado de agredir a tres sanitarios y destrozar una sala de un centro de salud de Zaragoza alega legítima defensa

El hombre reaccionó de forma violenta cuando se le impidió acompañar a su hijo menor en una extracción de sangre del centro de salud Univérsitas.  

Estado en que quedó la sala de analíticas del centro de salud de Univérsitas.
Estado en que quedó la sala de analíticas del centro de salud de Univérsitas.
Heraldo

Serguei R., de 44 años, alegó este lunes legítima defensa para justificar la violenta reacción que tuvo el 22 de marzo de 2022 en el centro de salud Univérsitas de Zaragoza que terminó con tres sanitarios lesionados y una sala de analíticas destrozada. El hombre actuó de esa forma después de que una enfermera le pidiera que aguardase fuera mientras hacían la extracción de sangre a su hijo, hemofílico y en esa fecha de 14 años de edad. El hombre, según declaró en el juicio, quería acompañar al menor porque, como trató de explicar a la sanitaria, cada vez que el chico ve sangre se desmaya. La profesional, sin embargo, le insistió en que debía esperar fuera y observar desde el otro lado de la puerta. 

El acusado, que tiene diagnosticado un trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad severo que le altera la voluntad y el control de los impulsos, aseguró que en su intento de explicar la razón por la que quería estar junto a su hijo, la enfermera le contestó mal y se le encaró y llegó a empujarlo. Este trato, según mantuvo su abogado, Fernando Rodríguez Burgués, actuó como un “estresor” que le hizo “explotar” y actuar de manera violenta. Su reacción fue entrar en la sala de analíticas, tirar la mesa donde estaban los viales con las muestras de orina recogidas esa mañana y romper dos mesas a patadas.

El personal sanitario que estaba en el lugar trató de calmarlo pero el estado de agresividad era tal que tuvieron inmovilizarlo para suministrarle un tranquilizante. La tarea no fue fácil y acabaron echándose encima de él siete personas (entre usuarios del centro y sanitarios) para reducirlo en el suelo hasta que llegó la Policía. 

Mientras lo sujetaban y forcejeaban, Serguei R. mordió dos veces a un enfermero en el gemelo izquierdo; a una médico le retorció la pierna y le causó un esguince de tobillo y una fuerte contusión en una rodilla que ya tenía fastidiada y una fisioterapeuta terminó con un esguince con fractura en un dedo de la mano derecha en el que le han quedado secuelas de dolor y limitaciones de movilidad.

El letrado defensor expuso en su informe que, tras romper el mobiliario, su cliente no hizo ademán de agredir a nadie pero que fueron unos pacientes que estaban haciendo fila detrás de él quienes procedieron a agarrarlo por detrás y a tirarlo al suelo. “No fue una decisión médica de contención, sino una agresión por parte de personal no sanitario”, manifestó.

Cuestionó que no lo intentaran calmar hablando con él, como su médico de cabecera, conocedor de su enfermedad, sino que se colocaron encima siete personas que no lo dejaban respirar. “Lo estaban asfixiando y, ante esta situación, no hizo otra cosa que defenderse. Actuó en legítima defensa ante la agresión que estaba sufriendo”, manifestó. Cuando ocurrieron los hechos, uno de los sanitarios explicó que Serguei R. solo decía que no le pusieran la pierna en el cuello, pero no tenía nada en él.

La Fiscalía mantuvo su acusación por un delito de atentado -por el que pide nueve meses de cárcel-, otros dos de lesiones graves -cuatro meses de prisión por cada uno de ellos-, otro de lesiones leves (480 euros de multa) y nueve meses de multa más por un delito de daños (2.160 euros), así como una responsabilidad civil de cerca de 6.000 euros por las lesiones y secuelas y el pago de 1.684 euros por los daños en el mobiliario. Además, las acusaciones reclaman daños morales por importe de 11.000 euros. 

Mientras, el defensor solicitó la absolución del acusado respecto a los delitos de atentado y lesiones y, por el delito de daños, pidió la pena mínima teniendo en cuenta la enfermedad psiquiátrica.

La agresión en el centro de Univérsitas llevó a los sanitarios a movilizarse y a pedir más seguridad en el trabajo.  

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