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El viaje de un menor inmigrante a Zaragoza para perseguir su sueño de estudiar: "Saqué un 12,37 en la Evau"

Mohamed El Allam llegó a un centro de menores de la Fundación Ozanam en 2022. En estos años ha conseguido matrícula de honor en Bachillerato y va a estudiar Ingeniería Informática. 

Mohamed El Allam
Mohamed El Allam en un centro de la Fundación Ozanam
Francisco Jiménez

Mohamed El Allam recuerda con ilusión el día en el que dejó su país para viajar a España porque aquí comenzaba una nueva vida cargada de aspiraciones. Este menor inmigrante -por aquel entonces- viajó desde Marruecos hasta Madrid con sus padres para estar un tiempo en España. Debido a unos "problemas familiares", se quedó solo en el país con 16 años, pero lejos de retroceder, decidió luchar por un sueño que le ha llevado a conseguir matrícula de honor en segundo de Bachillerato y una nota de 12,37 en la Evau. Un deseo tan simple como es estudiar.

Todo comenzó el 11 de septiembre de 2021, concretamente a las tres de la madrugada. Mohamed lo recuerda perfectamente. "Llegamos a Madrid y de ahí cogimos un autobús hasta Cataluña porque en Manresa tenía a parte de mi familia", explica este joven. Y es que aquel día comenzaba una vida nueva para él que giraba en todo momento en torno a su formación y aprendizaje. Por ello, cursó cuarto de la ESO en un instituto de Manresa, con mucho éxito, más allá de la dificultad del lenguaje. "Aprobé todo menos catalán, porque era muy difícil si ya tenía problemas con el español", confiesa.

Pese a ello, el curso fue próspero para él. Lo que no sabía era que iba a tener que quedarse solo porque sus padres debían volver a su país. Mohamed no quiso seguir sus pasos y continúo con una anhelada educación con 16 años en España. Aunque tomó, según considera, la la "decisión adecuada", no esconde los miedos que le surgieron los primeros momentos. "Fueron unos días difíciles porque yo decía me quedo aquí que soy mayor, pero cuando te quedas solo te das cuenta de que hay una carga muy grande a tus espaldas y tienes que ser más responsable, -confiesa Mohamed-. Los primeros días no compraba ni comida porque me daba cosa, estaba muy solo".

Eso le duró poco porque los servicios sociales pronto se dieron cuenta de que Mohamed no tenía compañía y todavía era menor de edad. Las consecuencias eran bien sabidas por él y pasaban por ir a un centro de menores. Sin embargo, tenía claro que esa nueva etapa debía ser fuera de Cataluña porque no sabía hablar catalán y sería un proceso todavía mucho más complicado. Así que cogió sus cosas y emprendió un viaje hasta la capital aragonesa. "Antes de que viniera la Policía hui y fui hasta Zaragoza. Al llegar, acudí a la comisaría donde me dijeron que tenía que irme a Marruecos, pero me negué, yo quería estudiar aquí, así que me llevaron a un centro de menores", explica este joven que ya tiene 19 años.

El 13 de mayo de 2022 Mohamed ingresó en la Casa SAIM, que se renombró como Catim (Centro de Atención Temprana de la Infancia Migrante) de la Fundación Ozanam. Allí, cursó desde una formación multiprofesional para aprender español hasta campamentos de trabajo de carpintería o de soldadura. Su principal objetivo al finalizar era seguir estudiando, así que se matriculó en Bachillerato científico en el IES José Manuel Blecua del barrio de Torrero-La Paz. "Pasé un mes complicado y pensaba que iba a repetir, pero al llegar a junio tenía todo aprobado con una media de 9", confiesa orgulloso sin dejar de mencionar su constancia, "porque estudiaba todos los días".

"Estudiaba mucho, sobre todo los últimos días me daba mucha caña, me pegaba 10 o 12 horas estudiando"

Del centro de menores a un piso de emancipación

En el curso 2023-2024 hizo segundo de Bahillerato y de nuevo se sumó otro cambio a su vida. Mohamed cumplió 18 años, entonces pasó de vivir en el centro de menores a un piso de emancipación. "Ahí tenía que cocinar, comprar, hacer la comida, limpiar y era difícil, una movida tremenda", explica entre risas. 

Estos pisos se enmarcan dentro de un proyecto de la Fundación Ozanam y están destinados a aquellos mayores de edad que no tienen familia, ni recursos en España. En el caso de Mohamed, vive con tres chicos más y está supervisado por una educadora social. 

Para este joven, el cambio a este piso no fue para nada un impedimento porque obtuvo una media de 9,41 en Bachillerato y le concedieron matrícula de honor. En junio, se presentó a la Evau para poder estudiar una carrera universitaria. "Estudiaba mucho, sobre todo los últimos días me daba mucha caña, me pegaba 10 o 12 horas estudiando", confiesa. Pero el esfuerzo tuvo su recompensa. "Saqué un 12,37", dice orgulloso. Ahora va a poder estudiar lo que ha querido siempre, Ingeniería Informática porque, según dice, "es el futuro".

Mohamed El Allam
Mohamed El Allam en un centro de la Fundación Ozanam
Francisco Jiménez

Ahora, Mohamed está de vacaciones disfrutando de unos días libred, aunque confiesa que le gusta más estar ocupado. "Cuando estudias estás lleno y estresado, si no te sientes vacío. Necesito otro desafío y volver a estudiar", asegura entre risas.

En Zaragoza, aunque no tiene familiares, ha creado un vínculo de amistad con algunos de sus compañeros del instituto. Con sus padres, habla "diariamente" y los visita de vez en cuando. "El verano pasado me fui a descansar a Marruecos", sostiene. Pero Mohamed cree que su lugar está aquí, en España. En Zaragoza ha podido conseguir su sueño de estudiar y formarse. Ahora piensa en el reto que le depara este próximo curso la universidad y ya piensa en lo qué hará al finalizar esos cuatro años: "Buscar trabajo para poder quedarme aquí". 

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