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Avances en la retirada de madera quemada y en la restauración de los montes afectados por el fuego de Ateca

Los aprovechamientos de árboles quemados ya superan las 400 hectáreas y hay proyectos de mejora de infraestructuras y cauces perfilándose.

La zona entre Moros y Ateca, con la ermita de Ascensión, todavía conserva árboles quemados.
La zona entre Moros y Ateca, con la ermita de Ascensión, todavía conserva árboles quemados.
Jorge Zorraquín

Después del incendio de Ateca, que afectó a un total de 14.000 hectáreas, 4.200 de ellas de gestión directa del gobierno de Aragón, se puso en marcha la retirada de la madera quemada de unas 850 hectáreas de monte, a través de 13 aprovechamientos forestales en ubicaciones repartidas entre Cetina, Moros, Bubierca y la propia Ateca, principalmente. 

Dos años después, los trabajos se han ejecutado en unas 500 hectáreas correspondientes a nueve lotes, de titularidad de los municipios y del Gobierno de Aragón, mientras que otras tres áreas están todavía pendientes de intervención. Durante el primer año las cuadrillas de Infoar realizaron recepes en encinas en Villalengua y Ateca en más de 100 hectáreas y barreras contra la erosión en Ateca, en otras 100.

En la actualidad las labores se centran en parajes como el de Sanchorrena, en Ateca, y en los montes consorciados de Bubierca, mientras que, en Moros, en Las Aceras, así como en Cocanil y Monegrillo también se ha avanzado en los aprovechamientos. Además, se han acometido mejoras y reposiciones de caminos donde ha resultado necesario. Según concreta Marco Lorenzo, jefe de sección de Gestión de Montes de Zaragoza en la DGA, los lotes que no tuvieron adjudicatario o en el que renunciaron se harán mediante un encargo a la empresa pública Tragsa por un valor de un millón de euros.

Por otra parte, Lorenzo concreta que las labores de restauración en terrenos municipales mediante subvención a los ayuntamientos de Ateca, Moros y Cetina, con 200.000, 2000.000 y 49.000 euros respectivamente, va tomando forma, a través de la confección de los documentos de ordenación de montes, así como mediante la instalación de sistemas para reducir la erosión, como son las llamadas fajinas -barreras- y el acolchado de paja. "El acolchado, que era la primera vez que se usaba en Aragón, se probó en unas 10 hectáreas, ha dado unos resultados muy buenos, las barreras también", sintetizaba.

Sobre esta última modalidad, Lorenzo concreta que han reducido hasta en un 50% la erosión. "Donde no había, se han perdido cerca de 5 toneladas por hectárea y año. Donde sí estaban, han sido poco más de 2 toneladas", detalla. También ha avanzado el proceso de regeneración natural, como en el monte de las Aceras, en Moros, donde se actuó para su mejora en 2016 y también se han realizado, de manera puntual, algunas plantaciones en Moros y Ateca.

Por delante, todavía quedan acometer varias intervenciones, como la instalación de diques en el barranco de las Torcas entre Ateca y Moros, con la colaboración del doctor ingeniero de montes Ignacio Pérez-Soba, donde se ha proyectado instalar cerca de una decena de estos elementos para limitar las avenidas, que se valora en cerca de un millón de euros. En 2024 se construirá el primero de ellos. Además, está la mejora de infraestructuras, mediante un proyecto redactado desde Sarga y que ejecutará Tragsa por 1,6 millones que incluye las zonas del Moncayo y Nonaspe afectadas en 2022.

En el caso de Ateca engloban la restauración de un aljibe para la carga de agua de autobombas, un sistema de abrevaderos y un refugio ganadero y restaurar caminos, en Moros; un aprisco y más caminos, en Ateca; y un depósito para helicópteros y autobombas y abrevaderos en Bubierca.

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