Las primeras demoliciones de La Romareda llegan a su punto crítico

Las primeras demoliciones de La Romareda han llegado este miércoles a uno de los puntos críticos de la bautizada como Fase 1A con el inicio del derribo de la antigua gerencia de Urbanismo.

Las retroexcavadoras de largo alcance de la Unión Temporal de Empresas (UTE) OHLA-Deltapunt trabajan ya a pleno rendimiento tras haber despejado por completo el interior del edificio.

Las máquinas han comenzado a tirar el edificio a primera hora de la tarde este miércoles.

Para llegar hasta este punto ha sido necesario retirar toda la carpintería exterior y proteger el pavimento con grava y chapas metálicas, tareas en las que se lleva trabajando desde el día 8, cuando comenzaron las obras.

Durante toda la mañana se ha estado trabajando 'sobre el terreno', y ha sido a primera hora de esta tarde cuando la retroexcavadora, equipada con una cizalla hidráulica, le ha dado el primer 'mordisco' a la Gerencia mientras varios operarios se esforzaban en refrescar la zona con mangueras.

Dentro del edificio ya no quedaba nada, una imagen que hacía presagiar el inminente inicio de los derribos. Las labores están siendo ejecutadas con maquinaria especializada en demoliciones. Han comenzado por la parte superior con la idea de ir avanzado desde el extremo más cercano a El Cubo hasta el situado junto al Auditorio. El calendario es más que exigente, ya que el compromiso de la UTE es que la gerencia esté totalmente derribada a mediados de agosto, tres semanas antes del plazo marcado inicialmente por los socios de La Nueva Romareda SL (Ayuntamiento, Gobierno de Aragón y Real Zaragoza).

Las complicaciones, en todo caso, no quedan ahí, ya que también habrá que habilitar unos accesos provisionales para que los aficionados puedan entrar al estadio una vez que comience la competición. Aquí, la principal ventaja es que el Real Zaragoza jugará las tres primeras jornadas fuera de casa como parte del compromiso adquirido con LaLiga, que prometió ayudar en todo lo posible al club para compatibilizar los partidos con las obras.

Las máquinas también continúan desmontando, cristal por cristal, el recubrimiento exterior de El Cubo, otro de los edificios que, en cuestión de semanas, pasará a la historia. En la cara que mira a la antigua gerencia ya no queda ninguno, y la que da a la calle de Eduardo Ibarra ha seguido esta mañana el mismo camino, quedando la de la calle de Jerusalén y la que ‘mira’ al Hospital Miguel Servet.

De esta delicada operación se encarga una gran grúa equipada con cuatro ventosas. Un operario supervisa el proceso desde una máquina elevadora a varios metros de altura. Una vez se coge el vidrio, la propia grúa lo lleva hasta abajo, donde otro trabajador lo guía hasta uno de los grandes contenedores de reciclado instalados junto al estadio.

En las últimas horas también se han visto avances en el propio campo. Tras días quitando los asientos del Gol Sur, los trabajadores han comenzado a instalar mallas de protección en la parte superior, operación previa al inicio del desmontaje de la cubierta.

En este punto hay dos grandes hándicaps. El principal es la altura, y también, la presencia de amianto, que obligará a extremar las medidas de seguridad. En el interior -en los pocos metros que deja ver la malla negra colocada alrededor del perímetro del estadio- también se aprecian andamios y materiales acumulados, estando previsto que las obras comiencen hacia finales de mes.

Según ha podido saber este diario, en estos momentos trabajan en las demoliciones unas 40 personas, número que se mantendrá mientras se siga actuando en El Cubo y la antigua gerencia. También son decenas los curiosos que, cada mañana, se acercan para tomar una fotografía o grabar en vídeo el proceso. Los hay, incluso, que aprovechan los bancos cercanos para no perder detalle.

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