Empiezan a desmontar El Cubo como paso previo a las primeras demoliciones de La Romareda
Los operarios también trabajan en la limpieza de la antigua gerencia de Urbanismo.
Los efectos de la primera semana de obras en La Romareda ya son perceptibles a simple vista. Los operarios de la Unión Temporal de Empresas (UTE) OHLA-Deltapunt han comenzado a desmontar los vidrios exteriores de El Cubo como paso previo a su demolición.
El edificio, hasta ahora sede de la Cámara de Cuentas de Aragón, será uno de los primeros en ser derribado junto a la antigua gerencia de Urbanismo, en la que se sigue trabajando. Ayer, todas sus ventanas permanecían abiertas, con grandes contenedores a ambos lados desde los que, cada día, se sacan toneladas de residuos, y su entorno seguía cubierto de tierra para proteger el pavimento.
Los trabajos se acelerarán en las próximas semanas. De hecho, en pocos días se podría comenzar ya con el derribo de la antigua gerencia. En el caso de El Cubo, la intención es extraer los cristales sin romperlos. Ese es, al menos, el compromiso que adquirió la UTE en la oferta que presentó al concurso público lanzado por los socios de La Nueva Romareda SL (Ayuntamiento, Gobierno de Aragón y Real Zaragoza).
En lo que respecta al Gol Sur, los operarios han continuando quitando asientos con el objetivo de despejar cuanto antes la zona. Aquí, una de las prioridades será colocar la red que garantizará las máximas condiciones de seguridad de cara al desmontaje de la cubierta, que tendrá que hacerse en altura y estará marcado por la presencia de amianto.
La previsión es que tanto la gerencia como El Cubo hayan desaparecido del entorno del estadio municipal hacia finales de agosto. No en vano, en la primera será necesario habilitar, prácticamente en el acto, unos accesos provisionales para garantizar el paso de los aficionados una vez que se reanude la competición deportiva. Aunque para eso todavía quedan varias semanas, los plazos son más que exigentes. Especialmente teniendo en cuenta que OHLA-Deltapunt se comprometió a llegar a este hito con tres semanas de antelación respecto a los tiempos indicados por los socios en el pliego de licitación.
