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Más de 40 personas habrían pasado por la secta de Escatrón desde su puesta en marcha en 2018

Las víctimas llegaron a vender sus casas y pedir préstamos para satisfacer las demandas del líder de la organización desmantelada por la Guardia Civil.

Desarticulada la secta destructiva que operaba en Escatrón.
Desarticulada la secta destructiva que operaba en Escatrón.
Guardia Civil

Por las instalaciones y actividades de ‘Evol’, la supuesta secta establecida en Escatrón, habrían pasado desde sus inicios en 2018 algo más de 40 personas. Es la cifra que manejan en estos momentos los responsables de la investigación que viene desarrollando la Guardia Civil desde hace más de dos meses y que vivió su momento álgido en la madrugada del pasado 6 de junio. Aquel día, agentes llegados de Cataluña y de la Comandancia de Zaragoza entraron en la finca donde se había asentado la organización y detuvieron a Igor P., navarro de 46 años, a su pareja, a su madre y a una amiga. A todos se les imputan delitos de asociación ilícita y estafa. Además, al primero, que sería el líder, se le atribuyen también amenazas, coacciones y lesiones. Los cuatro comparecieron en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Caspe al día siguiente y mientras que las mujeres fueron puestas en libertad con cargos, para el hombre se decretó prisión.

De la investigación se ocupa el Servicio de Información de la Zona de Cataluña de la Guardia Civil. Comenzó gracias a una serie de denuncias en las que los hechos expuestos eran muy similares. En el momento de la actuación en la finca, existían ocho, seis de Cataluña y dos de Asturias. A ellas, se han sumado en las últimas semanas otras cuatro, todas de Cataluña. “Creemos que irán llegando más, son circunstancias por las que la gente siente cierta vergüenza y, lo que es peor, existe temor a denunciar”, expone el teniente Alfredo Molina, del Servicio de Información de la Guardia Civil. “Las afectadas son personas que han sufrido una alteración psicológica y que les ha costado apartarse de la organización”, añade.

El líder y sus colaboradoras llegaron a Escatrón desde Cataluña y conseguían captar a sus seguidores a través del boca a boca. De ahí que la mayoría procedan de esta comunidad. Más allá de eso, no hay un perfil definido de víctima. “Sí que es cierto que lo que el líder buscaba eran mujeres porque en la ideología que vendía dictaba que el nuevo mundo que va a venir lo hará de su mano, pero luego lo que vemos es que su discurso es misógino, era a ellas a quienes les asignaba tareas serviles”, expone Molina. Según se ha constatado en la investigación, aunque todos los miembros sufrían vejaciones y violencia verbal, las agresiones físicas estaban reservadas a las mujeres. “Iban desde bofetones o empujones hasta pedradas”, comenta el agente.

Combinando diferentes técnicas de desarrollo personal con la astrología y la psicología, Igor P., que cuenta con antecedentes por agresiones a su pareja, creó una ideología totalmente propia, mantienen los investigadores. En ella, propugna que en 2027 se acabará el mundo, porque habrá un cambio en la manera en la que concebimos la humanidad y será él quien salve a su comunidad.

Por ello, para poder llegar a más gente y mejorar las instalaciones, pedía dinero a las personas que captaba. “Tenemos casos de afectados que han vendido su casa por 60.000 euros, que han pedido préstamos o que han realizado aportaciones de 5.000 euros”, comenta Molina.

La finca en la que se estableció Evol se ubica a unos cuatro kilómetros de Escatrón. Los investigadores aún no conocen la razón exacta de por qué Igor P. eligió esta localidad para asentarse. El hecho de que el paraje esté aislado y sea de difícil acceso se cree que era una forma de limitar el contacto de las víctimas con el exterior. Al respecto, en el pueblo los vecinos destacan que aunque los responsables de la organización eran conocidos, no se puede decir que estuviesen integrados.

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