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Miguel Perlado: "El gurú que funda una secta no es un trilero sin más"

El psicólogo forense y especialista en sectas alerta de los daños y "marcas indelebles" que un grupo como el desarticulado en Escatrón puede dejar en sus víctimas.

El psicólogo y especialista en sectas Miguel Perlado, en Zaragoza.
El psicólogo y especialista en sectas Miguel Perlado, en Zaragoza.
Francisco Jiménez

La Guardia Civil desarticulaba hace unas semanas una secta "destructiva" en Escatrón (Zaragoza). A priori asusta.

Natural, en el imaginario social, cuando se habla de sectas, pensamos en sexo, drogas, locura y muerte. Lo que sí es cierto es que las sectas funcionan a través del miedo, la inducción de culpa y la búsqueda de la pureza. Así consiguen dar los primeros pasos para desmontar a la persona hasta que se le sorbe el seso.

Parece algo de las películas. Pero usted asegura que operan unas cuantas sectas en Aragón.

No hay cifras exactas, dado que es un fenómeno oculto y que afecta a un segmento limitado de la población. Pero hablaríamos de unas 300 en España. En Aragón, serían unas 40 probablemente. Proliferan los pequeños grupos, lo que dificulta aún más la estimación.

Al hablar de secta, ¿de qué hablamos realmente?

Cuando hablamos de un contexto sectario, nos referimos a la presencia de un fundador que exige una devoción excesiva y que asegura tener un don o capacidades superiores, con un estilo de relación que exige sumisión y con grados de control psicológico excesivo, en una dinámica de grupo que desemboca en daño psicológico, físico, económico y/o espiritual. El grado de daño varía según el grupo, el momento y las prácticas.

Cuesta creer que haya gente que puede caer en este engaño.

"Pensamos que eso les pasa a otras personas, que viven lejos o que les pasa algo en la cabeza. Y no es así"

​Las sectas metamorfosean según el momento histórico. Las redes sociales hoy día son un canal de difusión y atracción de adherentes potenciales

No todo el mundo es susceptible de militar en una secta. Al mismo tiempo, todos compartimos una misma vulnerabilidad esencial que tiene que ver con la atracción hacia discursos simplificadores, a verdades absolutas y a relaciones en donde nos hacen sentir una seguridad absoluta, como en nuestros primeros momentos de la vida. Pensamos que eso les pasa a otras personas, que viven lejos o que les pasa algo en la cabeza. Y no es así. Una parte importante de personas que entran en una secta son buena gente, con estudios, que atraviesan problemas en sus vidas.

¿Se han convertido ahora las redes sociales en su caladero?

Las sectas metamorfosean según el momento histórico. Las redes sociales hoy día son un canal de difusión y atracción de adherentes potenciales. Desde la pandemia, observamos la proliferación de narrativas sectarias y de múltiples propuestas de supuestos 'influencers' que funcionan como gurús del coaching, la motivación, el crecimiento personal o económico de clara naturaleza sectaria.

¿Pescan también entre la gente afectada por el estrés y la ansiedad, tan habituales estos días?

Las sectas buscan a gente que atraviesa problemas personales o vitales. También encontramos sectas que centran sus actividades en ciertos problemas, como si de profesionales de la salud se tratara. La propuesta de calma y comprensión que seductoramente ofrecen son un reclamo irresistible en momentos de crisis personal o social.

¿Hasta qué punto pueden destruir la vida de una persona?

Se habla muchas veces del lavado de cerebro y olvidamos entonces la experiencia interna de la persona. La destrucción es progresiva y deriva de un vínculo que es alienante. La dinámica resultante es maltratante. Y al igual que pasa en las dinámicas de abuso o de maltrato, se termina por justificar la explotación personal.

¿Se puede rehabilitar por completo a estas víctimas o hay secuelas irreversibles?

Toda experiencia humana deja sus huellas. Las secuelas a la salida de una secta, si son profundas y de índole traumática, dejarán marcas indelebles.

El gurú que dirige una secta, ¿es un enfermo o un estafador?

Al igual que existen diferentes subtipos de adeptos reclutados, también hay distintos tipos de fundadores. El gurú que dirige una secta no es un trilero sin más. La fuerza de su mensaje deriva de un fuerte convencimiento en ser especiales, en tener un don, un talento o unas capacidades extraordinarias, que se acompañan de la convicción en una misión de llevar a la humanidad a otro nivel.

¿Un consejo útil para alguien que pisa terreno resbaladizo y puede sentirse tentado por una secta?

Si está en un lugar en donde le dicen que mejor no comente lo que ahí pasa: desconfíe. Si le dicen que se deje llevar, que fluya, que sea todo corazón o que no piense o que tiene demasiado ego o demasiada mente racional: mejor váyase. Si le parece demasiado bueno como para ser verdad: igual no va desencaminada su intuición.

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