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La septuagenaria acusada de encargar la muerte de la pareja de su marido en La Muela, condenada por tráfico de drogas

Dolores Hermoso Jiménez deberá cumplir tres años de prisión tras arrojar 402 gramos de heroína a los pies de una pareja de la Guardia Civil cuando viajaba en un coche.

Dolores Hermoso Jiménez, en la Audiencia Provincial.
Dolores Hermoso Jiménez, en la Audiencia Provincial.
Oliver Duch

Dolores Hermoso Jiménez ya conoce el resultado del primero de los dos juicios de entidad a los que se ha enfrentado en lo que va de año. La mujer de 72 años, a la espera de saber el desenlace de la causa en la que se enfrenta a 12 años de prisión por haber contratado presuntamente a un sicario para matar sin éxito a la pareja del que era su marido, ha sido condenada a 3 años de cárcel por tráfico de drogas después de que fuese descubierta por una pareja de la Guardia Civil con 402 gramos de heroína cuyo valor se estima en 18.687 euros. El castigo incluye también una multa de 20.000 euros con la responsabilidad civil subsidiaria de 200 días de privación de libertad en caso de impago.

Una infracción de tráfico fue el detonante de que Dolores Hermoso fuese ‘pillada’ transportando la droga. El 8 de octubre de 2022, la septuagenaria viajaba en coche por la N-125 desde Miralbueno a Garrapinillos junto a Juan José Asta Barrao, quien estaba al volante y que al llegar a la rotonda en la que desemboca el camino de Bárboles no respetó la preferencia de paso justo cuando por ella estaba pasando una patrulla del Seprona, que le dio el alto. Al acercarse al vehículo los agentes observaron como por la ventanilla del copiloto se arrojaban dos paquetes, que resultaron contener la heroína requisada.

Los términos de la condena para Juan José Asta son similares a los de Dolores Hermoso en cuanto a la multa de 20.000 euros. En cambio, la pena de prisión para él se eleva hasta los 4 años, 6 meses y 1 día al concurrir en su caso la agravante de reincidencia por tener antecedentes por delitos contra la salud pública. Inicialmente, la Fiscalía pedía 6 años de cárcel para Asta y para la mujer, 4.

Durante la vista oral celebrada el pasado 12 de febrero ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, los dos condenados defendieron no tener conocimiento de los dos paquetes de heroína hasta que fueron arrojados por la ventanilla culpando así cada uno al otro. De hecho, hasta llegar a ese momento de los hechos, el relato que ofrecieron fue coincidente en líneas generales. Dolores Hermoso había llamado a Juan José Asta para que le ayudase a buscar a su hija María José, con la que éste mantenía una estrecha relación -la madre aseguró que habían sido novios y él habló de gran amistad- dado que se había marchado de casa tras una discusión.

Al ser interceptados por los agentes, según Dolores Hermoso, su acompañante le pasó los fardos y sin saber qué eran los lanzó por la ventanilla. Juan José Asta, por su parte, defendió no haber visto nunca esos bultos, porque ella los debía de llevar escondidos, y que era imposible que él se los diese dado que había mantenido en todo momento las manos sobre el volante siguiendo las indicaciones de los guardia civiles.

Ambas versiones, según expone en su sentencia el tribunal, carecen de credibilidad “por no apoyarse en el más mínimo dato objetivo”. A lo alegado por Juan José Asta se pone de relieve la dificultad de que éste no advirtiese en ningún momento que Dolores Hermoso ocultaba entre sus ropas la heroína. “Tal cantidad de sustancia desprende un olor inequívoco, tan es así que cuando lo recoge el guardia civil tras arrojar ella la droga por la ventanilla lo percibe inmediatamente”, se pone de relieve en el escrito. También se hace referencia al testimonio de los agentes, que al acercarse al vehículo observaron que la septuagenaria llevaba algo en el regazo.

Lo expuesto por Dolores Hermoso es considerado por el tribunal como “aún más inverosímil”. Para que el conductor le pusiese la droga encima entiende que éste la tenía que llevar a la vista y por tanto ella tendría conocimiento de su existencia. También se apunta a que en ningún momento los agentes vieron que él soltase el volante y se señala que, en cualquier caso, la reacción inmediata de la mujer de tirar los paquetes al recibirlos es “coherente con la conciencia de ilicitud de la posesión de la droga”.

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