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El hostal ilegal de Parque Roma en Zaragoza amplía sus instalaciones

El local ha sido comunicado a través de un butrón con el contiguo, que se encontraba vacío.

Aspecto que presenta el nuevo local afectado en Parque Roma.
Aspecto que presenta el nuevo local afectado en Parque Roma.
H. A.

Lejos de cerrar por ilegales, amplían sus instalaciones. Los 180 metros cuadrados de la antigua academia de inglés en los que funciona una suerte de hostal sin licencia en la urbanización Parque Roma de Zaragoza se les han quedado pequeños a sus responsables. A través de una inspección llevada a cabo el pasado viernes por la Policía Nacional, se ha descubierto la apertura de un agujero en el tabique que comunica ese local con el contiguo, un espacio de unos 200 metros cuadrados en desuso desde hace varios años. En su interior, se estarían almacenando muebles y enseres como encimeras y fregaderos.

Los agentes acudieron al lugar tras recibir sobre las 12.45 el aviso de que en el local okupado había varias personas introduciendo colchones. Identificaron a una de ellas, dieron parte al juzgado y se requirió la presencia de la Policía Local que ha tramitado una denuncia a Urbanismo. Según se expone desde Cavisa, la empresa que administra la urbanización general de Parque Roma, uno de los policías le alertó del butrón que habían hecho en una de la paredes para que lo pusiese en conocimiento de la propietarios con el fin de que estos llevasen a cabo los trámites que considerasen oportunos. De la gestión del nuevo local afectado se encarga una inmobiliaria que pronto envió a un representante que pudo comprobar lo ocurrido.

El inicio del problema se remonta al pasado mes de noviembre. Fue entonces cuando las propietarias de lo que entre 1992 y 2019 había sido la academia York Idiomas, también conocida como Technical College, alquilaron el inmueble como almacén y oficina comercial, según se recoge en el contrato. Sin embargo, pronto descubrieron a través de testimonios de los vecinos y de anuncios en páginas web que el arrendatario, Zama 2007, empresa de Rubén F. J., entre otros, había transformado las nueve aulas que existían en habitaciones y las estaba ofreciendo por unos 350 euros al mes.  Los cuartos no tienen ventanas -salvo un caso-, tampoco baño y cocina propios. Los servicios son los que ya existían, dos espacios destinados a hombres y mujeres con un retrete y un lavabo en cada uno, y en la antigua zona de recepción se han habilitado dos duchas. 

En el contrato con las propietarias se acordó una mensualidad de 450 euros, que en ningún momento ha sido satisfecha, y se estableció que el inquilino debía responsabilizarse del pago de conceptos como la electricidad. Sin embargo, a las dueñas les llegó en febrero una factura de luz por valor de 6.000 euros. El servicio ya fue cortado y como alternativa se ha hecho un enganche ilegal.  

Antes del viernes, el lugar había sido visitado en otras ocasiones por la Policía Local y la Policía Nacional. Las propietarias también han tramitado varias denuncias, la última este miércoles. El Ayuntamiento de Zaragoza a través de la Gerencia de Urbanismo dictó el 12 de marzo una orden para cerrar el local alegando “un uso no permitido”, “una actividad sin título habilitante” y el “evidente riesgo que existe tanto para las personas que allí se alojan como para los vecinos del inmueble” por la existencia de “una cocina sin ningún tipo de ventilación”. 

Aquel mismo día se marcharon varias de las personas que había en el inmueble. Sin embargo, las restantes, según expusieron fuentes municipales entonces, argumentaron para no moverse que el lugar era su residencia habitual. Para poder desalojarlos, tanto el Ayuntamiento como la propiedad han puesto en marcha procedimientos judiciales. El viernes al mediodía, en su interior había alrededor de media docena de personas, entre ellas una niña, según comprobaron los vecinos.

“Estamos saturadas, esta situación te quiebra la vida”, afirma Feli Segura, una de las propietarias de la antigua academia de inglés y que afirma que el martes por la tarde ella misma pudo comprobar que había gente supuestamente enviada por Rubén F. J. trabajando dentro del segundo local afectado. “Las personas que están ahí corren un importante peligro, no hay condiciones de seguridad suficientes para vivir en ese sitio, cualquier día puede haber un fallo eléctrico”, expone. Para alertar de la situación, periódicamente continúa dejando en su local octavillas. 

El mes pasado la administración de Parque Roma presentó un escrito al Ayuntamiento de Zaragoza en el que denunció el “grave problema de seguridad y salud pública” que afirma sufren sus más de 7.500 vecinos. En él proponía soluciones como ceder sus zonas comunes al Consistorio y solicitaba un encuentro con el consejero de Presidencia, Ángel Loren, que asegura que aún no se ha producido.

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