Teruel
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aniversario del derrumbamiento

La Policía Local de Teruel en el derrumbe: "¡Salid, que se hunde. Fuera, fuera!"

Los informes policiales y de bomberos revelan la urgencia del desalojo para evitar daños personales cuando el número 21 se desplomó.

Los bomberos inspeccionan los garajes momentos antes del derrumbamiento.
Los bomberos inspeccionan los garajes momentos antes del derrumbamiento.
Heraldo.es

"¡Salid, que se hunde! ¡Fuera fuera!" Fueron las últimas instrucciones que recibieron los policías locales y nacionales que desalojaban los edificios de los números 19 y 23-25 de la calle de San Francisco antes de que el bloque de cinco plantas situado entre ambas fincas se derrumbara y quedara convertido en un montón de escombros. La descripción de los hechos, recogida en el informe de la Policía Local de Teruel elaborado como consecuencia del siniestro, añade que, debido a la proximidad del derrumbe, "la expansión del polvo y restos de pequeños fragmentos por el impacto de los materiales al derrumbarse alcanzaron a los policías intervinientes, debiendo salir a ciegas guiándose por el vehículo de bomberos que estaba en la puerta del número 25".

La operación policial y de los bomberos se puso en marcha a raíz de llamadas telefónicas de vecinos del número 21 alarmados por los indicios del derrumbe. El informe de la Policía Local precisa que a las 10.38 "entró una llamada en el 092 en la que una vecina decía que había notado que se había bajado el suelo de su salón". Los primeros agentes locales que llegaron a la finca encontraron a residentes que estaban fuera de la casa "en estado de preocupación" y que manifestaron a los policías que habían "notado como el suelo se bajaba". Les alertaron, además, de que quedaba "gente dentro".

De inmediato, llegaron los bomberos desde el parque del polígono industrial La Paz y se procedió a la inspección de los pilares maestros, cuya estructura estaba "totalmente destrozada", según el relato policial. Se sumaron al operativo agentes de la Policía Nacional. La presencia de cuatro técnicos del área de Urbanismo del Ayuntamiento sirvió para confirmar que el edificio era insalvable y descartó a opción de apuntalarlo. Se puso en marcha "el desalojo inmediato" del número 21, que ya había sido iniciado por la presidenta de la comunidad de propietarios, Humildad Martínez.

El suceso no ha provocado daños personales, han sido evacuadas 21 viviendas

Dos agentes –uno de la Policía Local y otro de la Nacional– más varios bomberos completaron el desalojo del edificio. Cuando el vecindario del número 21 estuvo fuera de la casa –continúa el informe policial–, una vecina apeló a los agentes para recuperar a su perro, "que estaba en el domicilio". Un policía local y otro nacional regresaron al bloque que amenaza con derrumbarse para "rápidamente" rescatar a la mascota de un piso de la primera planta. La situación era ya crítica en aquel momento, como indicaban "los ruidos más intensos del crujir de la estructura del inmueble".

Por su parte, los bomberos de la DPT recibieron la alerta que inició su despliegue del 112, que a su vez fue contactado por un vecino del número 21 que escuchó "ruidos muy fuertes y extraños en el interior de la finca, apreciando una gran deformidad en la sección de los pilares del garaje", la zona del edificio que, desde hacía una semana, registraba copiosas filtraciones de agua. Los bomberos contactaron con el vecino y le instaron a evacuar la finca sin más demora. Al entrar en los sótanos, los operarios del servicio de extinción de incendios detectaron "importantes daños estructurales" en varios pilares que apuntaban a "un colapso inminente", según relata el informe de los bomberos sobre su papel el 13 de junio de 2023. Instaron a evacuar el número 21 y los «colindantes», los números 19 y 23-25.

Entre los efectivos desplegados, figuraron también agentes de la unidad de la Policía Nacional adscrita al Gobierno de Aragón. Una de sus misiones fue desalojar la urbanización Valparaíso, que engloba el número 23-25 de la calle de San Francisco. Según el informe de la unidad adscrita, "fueron evacuadas más de 100 viviendas colindantes por motivos de seguridad". Paulatinamente, en los día siguientes, los servicios técnicos municipales autorizaron el regreso de los vecinos, salvo de las familias del edificio del número 21, convertido en escombros, y de otros 15 pisos de las fincas contiguas, que siguen desalojados.

Policías y bomberos, además de completar el desalojo, cortaron la calle al tráfico, acordonaron una amplia zona de seguridad y velaron porque nadie volviera a entrar en los edificios en peligro.

Los policías locales y nacionales ultimaban el vaciado de los números 19 y 23-25 cuando el número 21 se desmoronó a su lado y llenó la calle de una nube de polvo y escombros que envolvió a los agentes sin causarles daño. Eran las 11.23 y la intervención policial había empezado menos de una hora antes, a las 10.38. La posterior intervención de la unida canina de rescate de los bomberos de la DPZ confirmó que, afortunadamente, no había heridos. Los equipos de rescate, los vecinos y las autoridades respiraron aliviados.

Ante el "caos del momento", se habilitó un punto de reunión y atención sanitaria para los afectados en el cercano edificio de la Delegación Territorial de la DGA.

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