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Aragón compite con otras cuatro autonomías por la reintroducción del lince ibérico

La decisión definitiva de la DGA se tomará en otoño tras culminar el proceso de participación para elevar las candidaturas de la sierra de Alcubierre y la cuenca del Huerva.

El lince estuvo presente en Aragón hasta los años 80.
La estrategia nacional para la conservación del lince ibérico prevé la expansión en cinco áreas del norte de España aún por seleccionar.
Diego Delso CC BY-SA delso.photo

La estrategia nacional para la conservación del lince ibérico pasa por extender esta especie vulnerable en el norte de España y Aragón compite con otras cuatro autonomías por sumarse al proyecto. El número de ejemplares que se crían en cautividad para su reintroducción se limita a poco más de una treintena al año, por lo que los responsables ministeriales deben hacer una criba para garantizar la viabilidad de las nuevas poblaciones. Y el respaldo del territorio es clave para que las autoridades decidan entre Aragón, Cataluña, Castilla y León, Madrid o continuar la expansión por el noreste de Castilla-La Mancha.

La Consejería de Medio Ambiente culminó el trabajo técnico con la selección de dos áreas potenciales para la reintroducción tras analizar hasta una docena de emplazamientos idóneospara tener de nuevo ejemplares 70 años después de su desaparición.

El grupo de trabajo del lince ibérico, constituido por el Ministerio de Transición Ecológica y su homólogo portugués y las comunidades y entidades relacionadas con la especie, respaldaron la elección de la cuenca del Huerva y de la sierra de Alcubierre por su "gran calidad técnica". Como destaca el director general de Medio Natural, Alfonso Calvo, tienen una elevada población de conejo –la base de la alimentación del lince–, los hábitats son de gran valor ecológico y con buena conectividad, hay una escasa densidad de población y poco tráfico en su red viaria –los atropellos son el principal riesgo de mortandad–.

El jefe de sección de Especies Catalogadas de la DGA, Rafael López del Río, asegura categórico que Aragón reúne las condiciones óptimas para competir por la reintroducción por las características que reúnen el Huerva y la sierra del Alcubierre. "Son territorios Champions", apunta.

Las áreas aragonesas seleccionadas ocupan 51.250 hectáreas repartidas entre 29 términos municipales de cuatro comarcas de Zaragoza y Huesca (Central, Campo de Cariñena, Campo de Belchite y Monegros)  que suman una población de 30.520 habitantes.

López del Río indica que el objetivo es seleccionar cinco zonas de reintroducción en el norte de España para evitar que una plaga de la subespecie de conejo del sur de España ponga en riesgo su supervivencia. La decisión no es baladí, ya que constituye su dieta al 90%.

El respaldo social y político es uno de los aspectos que tendrá en cuenta el grupo de trabajo para valorar las nuevas áreas de expansión del lince, lo que ha llevado a las dos autonomías que van más avanzadas en el proceso, Aragón y Castilla y León, a trabajar intensamente en los procesos de participación pública.

La consejería de Medio Ambiente liderada por el turolense Manuel Blasco inició los deberes el pasado otoño y pretende culminar el trabajo en octubre con talleres específicos para la ciudadanía en ubicaciones aún por determinar. El respaldo es masivo en el caso de la cuenca del Huerva, que llega al 85% entre los alcaldes, ganaderos, agricultores, cazadores, naturalistas y los guardas forestales que han participado en las entrevistas. Sin embargo, se reduce al 55% en la sierra de Alcubierre, que López del Río achaca a que el proceso coincidió con ataques de un lobo en los Monegros.

Fuentes oficiales del departamento indican que la decisión política se podría tomar en noviembre tras comprobar el grado de apoyo en las áreas elegidas de Zaragoza y Huesca. En el caso de seguir adelante, habría que luchar por la entrega de varios ejemplares porque las cuatro últimas zonas de reintroducción en Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla van a requerir la mayor parte de los linces que salen del programa de cría en cautividad.

El jefe de servicio de Biodiversidad de la DGA, Manuel Alcántara, subraya la importancia del proceso de participación para que las críticas no se hagan "sin conocimiento". "Con los talleres queremos que la gente ponga encima de la mesa sus miedos y cuitas para ver si se pueden resolver", añade. 

Alcántara participó junto al director general de Medio Natural y el jefe de sección de Especies Catalogadas de la DGA en una jornada de debate organizado hace un mes por el Consejo de Protección de la Naturaleza en Zaragoza. En el debate, el representante de Asaja, Gerardo Torralba, admitió que la reintroducción del lince es "la crónica de un éxito" por sus "pocas afecciones" y la escasa oposición, mientras el de la Federación Aragonesa de Caza, Nicolás Urbani, reclamó un plan de gestión consensuado. En la misma línea, reconoció igualmente que las experiencias de otras comunidades demuestran que el lince no afecta a al actividad cinegética.  

De corroborarlo se encargó el director de la Finca Peñalejo, Carlos Mejía, de 2.500 hectáreas al sur de Ciudad Real donde viven tres hembras de lince con siete crías entre olivares, campos de cereal y rebaños de ovejas sin que hayan constatado ataques a corderos. "Teníamos los mismos miedos cuando nos propusieron soltar una pareja, pero estamos muy contentos. El lince se ha convertido en una bandera de nuestra finca, pero hay que quitarle la mochila de importancia: ni es la gallina de los huevos de oro ni tampoco va a traer desgracias", concluyó.  

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