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Así funciona el único hospital de día de salud mental para menores de Aragón

Las diez plazas con las que cuenta este recurso no cubren la alta demanda de este servicio, por lo que la demora puede llegar a superar los seis meses.

De izquierda a derecha, Carolina Martínez (terapeuta ocupacional), Nerea Sevilla (trabajadora social), Cristina Orga (auxiliar de enfermería)y Sandra Gallego, psiquiatra, en el Hospital de Día.
De izquierda a derecha, Carolina Martínez (terapeuta ocupacional), Nerea Sevilla (trabajadora social), Cristina Orga (auxiliar de enfermería)y Sandra Gallego, psiquiatra, en el Hospital de Día.
Francisco Jiménez

El Hospital de Día infanto-juvenil de salud mental Parque Goya, en Zaragoza, es el único recurso de este tipo que existe en Aragón, a la espera de que se ponga en marcha un espacio que se prevé habilitar en la cuarta planta del Materno-Infantil, para que se pueda utilizar también como unidad de corta estancia.

La instalación dedicada a niños y adolescentes, de referencia para toda la Comunidad, está ubicada en la segunda planta del centro de salud Parque Goya y cuenta con 10 plazas. La demanda, sin embargo, supera su capacidad y la lista de espera para acceder alcanza los seis o siete meses. Se creó en diciembre de 2018 y está dirigido a menores de 6 a 17 años de edad, y la media suele rondar los 15. Atiende patologías mentales graves que provocan una pérdida en sus posibilidades evolutivas y de vida autónoma, así como serias dificultades en la vida relacional social y familiar, pudiendo estar alteradas sus capacidades académicas o profesionales.

La estancia media, según explica Sandra Gallego, psiquiatra, ronda los seis meses: “Es un recorrido intensivo por los diferentes profesionales, siempre en equipo y multidisciplinar”. El perfil de los pacientes va cambiando, pero “atienden menores con trastorno del espectro autista, trastornos psicóticos, afectivos graves, del vínculo... y con dinámicas familiares complejas”.

Las instalaciones incluyen distintas estancias, como un comedor, donde se ofrecen talleres de cocina, de manualidades o se usa la mesa para jugar al ping pong. Las paredes están decoradas con dibujos para crear un entorno acogedor para los menores. En el pasillo se exhiben algunos de los trabajos de los usuarios. Tres veces al año organizan un mercadillo y venden los productos que elaboran en la plaza. Acuden también colegios de la zona. Con el dinero recaudado adquieren algún equipamiento para el taller de cocina o costean alguna excursión.

Hasta el Hospital de Día llegan niños de todo Aragón. El horario es de 9.30 a 14.00, excepto en verano, que termina a las 13.00. En el equipo hay también una docente que imparte clases a los usuarios durante el curso escolar. Hay jóvenes que mantienen su asistencia al colegio, relatan las profesionales, y pueden acudir al centro dos o tres días a la semana; otros vienen cuatro o cinco. “Cada chico es diferente y hay que ofrecer una atención individualizada”, explica la psiquiatra. También reciben terapia, tanto por parte de la psiquiatra como de la psicóloga clínica.

Vamos funcionando por talleres, siempre en grupo. A las 11.00 es el recreo. El rato del almuerzo es muy importante para ver la relación con la comida de los chicos”, reconocen. A veces salen a dar un paseo por el barrio, juegan al baloncesto o al fútbol e incluso acceden a la biblioteca del barrio. Los talleres, cuentan, son muy variados, desde juegos, lectura a autocuidados.

Cuentan también con otras salas, como una pensada y acondicionada para la relajación u otra destinada a informática. “Necesitaríamos poder disponer de ordenadores nuevos -añaden-, sobre todo para seguir los contenidos educativos, así como de un móvil de Hospital de Día”.

“El objetivo del Hospital de Día es paliar el daño emocional, que puedan recuperarse de la patología que tengan, que puedan funcionar en la vida diaria. La realidad de los pacientes que vienen por aquí es diferente, pero son habituales casos de absentismo escolar, conflictos familiares o sociales...”, indican. De esta manera, se trabaja con ellos desde todas las áreas a nivel multidisciplinar: “Siempre tenemos muy buena coordinación con los especialistas de referencia, ya sea psiquiatría o psicología clínica, que derivan a los menores, y con los servicios sociales de zona de cada chico para poder integrarlos en la comunidad y que puedan mejorar”.

Sufrir un trastorno de conducta alimentaria es un criterio de exclusión para acceder al Hospital de Día, porque estos pacientes cuentan con otro recurso, que se ubica en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. Otro sería tener un retraso intelectual.

Cuando reciben el alta de este recurso vuelven a su unidad de salud mental con el personal de referencia. Se han dado también casos de reingreso: “La vida da muchas vueltas y hay veces que recaen y necesitan otra vez esta ayuda”.

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