Las Carmelitas Descalzas de Maluenda buscan trabajo
Las 14 monjas del convento, que tiene obrador propio, necesitan más encargos para poder pagar la Seguridad Social y mantener el complejo.
Buscar un trabajo que les aporte una línea de ingresos estable. Este es el objetivo que se han planteado desde la orden de las Carmelitas Descalzas de Maluenda. Hace escasamente dos meses, la colaboración con una empresa de la zona para la que elaboraban ‘morretes’ de alpargatas se acabó y la priora, Teresa Margarita, entendió que tenían que abrir otras vías. "Queremos hacer una labor en la que las hermanas puedan participar y que así nos ayude a pagar las cuotas de la Seguridad Social y a mantener esta casa, que necesita de mucho mantenimiento", argumenta la responsable. Lo apunta mientras pasa por el obrador y emprende el camino a la sala que utilizan para trabajar con textiles, que se ubica en el propio huerto del complejo, donde una de ellas tira de azada para quitar las malas hierbas.
"Hacemos arrullos, petos, cubre pañales, patucos, gorritos, chaquetas y otras prendas para bebés", va enumerando la hermana María Luz sobre una de las mesas que hace las veces de expositor. A eso suman el bordado de toallas y la personalización de delantales y otras prendas. Es una de las 14 religiosas que residen en este centro y llegó hace cinco años. Se encarga de tejer y bordar, entre otras labores: "Otras madres nos hicieron llegar un modelo y de ahí obtuvimos un patrón para hacerlo". En el caso de los arrullos unen dos tipos de tela y colocan un ribete. "Son modelos que tenemos hechos ya, pero también se pueden hacer por encargo según lo que pida la gente", especifica.
El tiempo que invierten en crearlos varía dependiendo del producto en sí. "Para los arrullos, podemos hacerlos en un día o menos, todo depende", incide María Luz. Estos trabajos los van exhibiendo en los puestos de las ferias en las que participan, principalmente en Calatayud, y en el recibidor de su propio convento. "Necesitamos un trabajo porque las cosas han ido cambiando. Aquí se llegaron a envolver caramelos", recuerda la priora, mientras dobla uno de los delantales en los que aparece pintada una jotera, y que deposita al lado de otro con el dibujo de una ardilla.
"Mucha gente no sabe ni siquiera que estamos aquí y que hacemos tantas cosas. Tanto los tejidos como las pastas y las empanadas", matiza María Luz. Las habilidades de costura no son nada nuevo, ya que la orden, a lo largo de los más de 370 años que lleva establecida en la localidad, ha elaborado prendas litúrgicas e incluso estandartes. "Podemos hacer casullas e incorporar el bordado a mano o a máquina", señala esta integrante de la comunidad mirando hacia una de las últimas piezas que han colgado en la hoja de una de las ventanas.
En concreto, María Luz especifica que "lo mejor es contactar con nosotras para saber lo que podemos hacer y el tiempo que se necesita". Entre los trabajos que van haciendo de manera puntual está el bordado de los polares y chaquetas que utiliza el personal del centro de salud y del hospital. "Bordamos la inscripción o el dibujo que quieran, solo tienen que hacérnoslo llegar", remarca, al mismo tiempo que despliega una palia litúrgica que se usa para cubrir los cálices.
Gran tirón en fechas señaladas
De su obrador salen prácticamente una treintena de productos, como bombones de licor, galletas de jengibre, roscos de anís, huesos de santo, cortadillos, mantecados y varios tipos de pastas para café y té. Eso sin contar que han incorporado la preparación de empanadas de atún y que cuando se acerca la Navidad ponen en marcha la elaboración de distintas variedades de turrones, de varios sabores e ingredientes. "Durante esos días funciona muy bien, y también la venta en las ferias. Pero necesitamos algo más", remarca la madre Teresa Margarita.
