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Aragón se rebela contra las placas solares en los pantanos: "No en espacios naturales"

El proyecto resucitado por la ministra Teresa Ribera para instalar parques flotantes se topa en la Comunidad con una férrea oposición. Se han pronunciado en contra desde el presidente Azcón a los alcaldes, pasando por las empresas turísticas, los regantes y el PSOE.

Escenario de Pirineos Sur, a orillas del embalse de Lanuza, uno de los 14 susceptibles en Aragón de albergar placas flotantes.
Escenario de Pirineos Sur, a orillas del embalse de Lanuza, uno de los 14 susceptibles en Aragón de albergar placas flotantes.
Rafael Gobantes

La ministra Teresa Ribera abrió la caja de los truenos esta semana en el Senado al resucitar el fantasma de los parques solares flotantes, que en Aragón podrían afectar a 14 embalses. El anuncio de que se desbloquearían estos proyectos antes del verano ha provocado una reacción contraria inmediata. El presidente Jorge Azcón dijo el viernes que los pantanos "necesitan agua y no placas", y que la Comunidad ya produce energía más que suficiente. Tiene muchos espacios para poner las placas fotovoltaicas, "no en nuestros embalses", sentenció.

En este asunto hay unanimidad política, ya que coincide con la oposición que hace dos años ya mostró su antecesor, Javier Lambán. Las plataformas fotovoltaicas sobre el agua también tienen enfrente a los empresarios turísticos, los alcaldes y los regantes, principales usuarios de las infraestructuras hidráulicas. 

El rechazo sube algunos grados allí donde los embalses suponen un recurso turístico por el impacto paisajístico que tendrían las placas fotovoltaicas. La lista incluye algunos de parajes tan singulares como Lanuza y Búbal, en el Pirineo, o La Estanca de Alcañiz. El inventario, aún por concretar, se completa con Moneva, El Val, Cueva Foradada, Lechago, Gallipuén, Tranquera, Sotonera, El Grado, Montearagón, Ardisa y San Salvador.

"Un embalse se tiene que usar para dar agua de boca, para regar y para el turismo activo", afirma el alcalde de Sallent de Gállego, Jesús Gericó. A este municipio pertenece Lanuza, un pantano de apenas 16 hectómetros cúbicos que la mayor parte del año permanece bajo mínimos, aunque en verano se intenta garantizar una lámina de agua para permitir la celebración del festival Pirineos Sur, con miles de asistentes.

"Ya hemos pagado el peaje"

"No vamos a seguir siendo la zona donde especulen las grandes compañías eléctricas", asegura Jesús Gericó (PP), que tiene en su término cuatro embalses, con concesiones de 75 a 99 años. "Hemos pagado un peaje suficientemente alto con las centrales hidroeléctricas como para que nuestros pantanos se transformen en una gran pantalla solar. No quiero ver pilonas de alta tensión cruzando el pueblo sin ningún beneficio", lamenta. Advierte sobre todo del impacto visual y reclama que se escuche la voz de los ayuntamientos en este tema.

A orillas de Lanuza está el embarcadero Suscalar, donde se realizan actividades acuáticas (paddle surf, piragua, kayak, hidropedales...) y funciona un bar-restaurante. Desde hace 25 años lo explota a través de una concesión municipal la empresa de Carmen Pérez. "Para nosotros sería totalmente contraproducente siendo un embalse tan pequeño y con el uso turístico que se le da. No creo que sea lo más apropiado. Tendría un gran impacto visual", avisa. El negocio abre de mayo a septiembre, el resto del año apenas hay agua.

El frente de oposición incluye también a los regantes. "Dado el rechazo en la montaña a las obras hidráulicas, consideramos que no hay ninguna necesidad de seguir generando más tensión", dice José Antonio Pradas, presidente de la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, quien insiste en la fluctuación de la reserva. "Incluso cuando pasa la Vuelta Ciclista se pide dejar más lámina de agua en los embalses de la cabecera del Gállego, porque no es lo mismo que se vean vacíos que llenos, por no hablar del festival Pirineos Sur".

La lista de los 14 embalses incluye casi todos los de la cuenca del Gállego, desde Lanuza al vecino de Búbal o a los situados ya en las comarcas del sur, como Ardisa y La Sotonera. "Si algo tenemos en abundancia en Aragón es territorio y lo lógico sería que las placas se instalaran en tierras de poco valor", aconseja Pradas, que habla del impacto que pueden tener los parques fotovoltaicos en zonas de regadío y no entiende que se contemple incluso colocar placas en los canales, "porque todos los años hay que meter maquinaria pesada y con unas cuchillas empujar el barro que se deposita, pues tienen poca pendiente y se va asolando".

Salvaguardar el turismo y la agricultura

También el PSOE está radicalmente en contra. El expresidente aragonés Javier Lambán fue uno de los pocos que se opuso en su día en el Consejo Nacional del Agua, al entender que podría tener un impacto negativo ambiental, en las actividades turísticas y recreativas, y en las expectativas de regadío.

Fuentes de la Federación Altoaragonesa del PSOE recuerdan que ya en el año 2021 hubo un pronunciamiento oficial en contra, planteando una regulación de las renovables que salvaguardara el turismo y la actividad agrícola, dos pilares básicos de la economía de la provincia de Huesca. "No es lo mismo instalar placas en el futuro embalse de Almudévar, que se llena por bombeo y requiere energía eléctrica, o en San Salvador, que en Búbal o Lanuza", señalaron.

Una flota de embarcaciones en La Estanca

Otro de los embalses de la lista es La Estanca de Alcañiz, un paraje de uso turístico y recreativo, en el que se ubica el camping municipal y se realizan actividades de educación medioambiental, como anillamientos de aves u observación de estrellas, y donde se navega a vela, en kayak o en patín e incluso es sede de campeonatos de triatlón, voleibol o atletismo.

Es un paraje muy valioso para la Asociación de Amigos del Río y de los Espacios Naturales, que desarrolla numerosas actividades medioambientales, especialmente dirigidas a los niños y considera que no deberían instalarse placas solares en el embalse. Su presidente, Fernando Tomás, explica que es "refugio de aves, de peces en peligro como el Blenio de Río, de bivalvos como la Anodonta". "Estamos a favor de la energía solar, pero su desarrollo a gran escala debería hacerse en zonas industriales, lugares degradados o fuertemente humanizados y no en espacios naturales como La Estanca".

Desde el Ayuntamiento de Alcañiz, el concejal de Medio Ambiente, Ramiro Domínguez, indica que "estamos aún verdes" en este asunto. La prevista autorización de placas flotantes está desde el jueves en boca del equipo de gobierno, pero el consistorio no tiene todavía información al respecto. "Me he reunido con el alcalde, Miguel Ángel Estevan, y el teniente de alcalde, Eduardo Orrios, y hemos hablado del tema y el próximo lunes lo trataremos con el resto de grupos", explica Domínguez.

El Club Náutico dispone de una flota de embarcaciones a orillas del embalse. Alex García, socio, monitor y navegante, ha recibido esta noticia con preocupación. "Nuestras actividades dependen del viento. Si el viento me lleva hacia las placas ya no puedo navegar", ha lamentado, añadiendo que podría suponer un peligro para usuarios no profesionales. "Hay personas que navegan en kayaks y niños que lo hacen en patines acuáticos. No sé hasta qué punto esto podría ser peligroso", manifiesta.

Para el gerente de la fundación que gestiona el Camping La Estanca, Juan Quílez, "podrían instalarse estas placas en otros espacios con menos uso recreativo y más grandes, porque este embalse es pequeño y resultarían una molestia". Quílez opina que "el fondo de la cuestión, la creación de energía fotovoltaica, está bien, pero la Estanca no es el lugar adecuado". "A nadie le gustaría ir en piragua y tropezarse con una placa", argumenta.

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